¿Cese de alarma? – Willi Noack – 9.3.2005

¿Cese de alarma?

Willi Noack (9.3.2005)

En la noche del 8.3.2005, desde el Congreso Nacional, el Presidente Mesa se dirigió a la Nación. Su discurso era el de un General tras una batalla ganada. O como un “¡viste!” argentino. Triunfó, si bien de manera controlada para no pecar por soberbia antipática, pero habló como un triunfador cuyo plan funcionó. Su presidencia fue confirmada con mayoría absoluta. El Congreso no aceptó su oferta de renunciar. También convinieron sobre sus conocidos puntos esenciales, lo que ha sido su condición imprescindible para seguir en el cargo.

¿Cese de alarma, pues el peligro ya pasó?

¡Ojalá! Ojalá que Bolivia vuelva a ser un país “normal” que intenta avanzar en su difícil camino hacia sus metas, compartidas por la mayoría: un Estado democrático descentralizado de derecho, con economía social de mercado. Un Estado que sabe superar, en lo social, una tremenda brecha entre la “gente bien” y los excluidos. A mucha gente le impresionó una reciente entrevista a Salvador Ric en la TV que enfatizó esta urgencia. Esta caminata por sí es complicada, pero es factible. Desde el 12 de octubre de 1982, Bolivia va por este camino y es justificado tener fe y esperanza de que se puede lograr el objetivo: un futuro mejor para todos los bolivianos. En los 23 años pasados, se ha logrado mucho, pero no lo suficiente, no lo que estaba al alcance, y la gente es impaciente: quiere ver resultados positivos, no solamente macroeconómicos.

La gente reclama resultados positivos en su vida individual, exige mejoras microeconómicas. El problema principal es la falta de fuentes de trabajo permanentes y un ingreso familiar garantizado. Algunos saben beneficiar de la economía de mercado, pero el grueso de la población se siente (y es) excluido y marginado. Es cierto que la economía de mercado tiene este efecto concentrador, -es bueno para los buenos-, y más aún en un país donde el rico y el informal no pagan impuestos para financiar obras sociales (Ric). El indicador “PIB por cápita” es un dato obsceno pues no muestra la DISTRIBUCION de la renta. Por eso y sin un entendimiento de las causas del mal funcionamiento de la economía de mercado, o sea del DS 21.060, se registra un descontento abierto y latente entre los excluidos de las bonanzas.

Este es el humus para que agitadores muy hábiles puedan mentir y prometer maravillas si se cambiase el “modelo”. El que no tiene nada para perder, deposita sus esperanzas en los falsos profetas, pues, quizás, pueda ganar algo, y si fuese poco. Deposita sus esperanzas creyendo pues el tema de la política económica es demasiado complejo y complicado para poder entenderlo sin tener una sólida formación en esta materia. Podríamos – recordándonos de la UDP – desmentir a los profetas con sus promesas falsas, pero muchos están olvidándose de que –por ejemplo- las empresas estatales ahora resurgiendo han sido un fango de corrupción. Sea como sea, el descontento por falta de justicia social es un hecho que sirve para que agitadores puedan movilizar y paralizar el país.

Temo que es demasiado temprano para señalar el cese de alarma. Temo que la lucha frontal de grupos izquierdistas contra el actual orden socio-económico sigue y se está agudizando. Los revolucionarios izquierdistas que se llaman “movimientos sociales” no han firmado el pacto social con Mesa. Temo que no lo van a hacer. La prueba de fuego es y será la necesidad de desbloquear ideológicamente. Temo que el discurso del Presidente no sea realista. Temo que no haya cese de alarma.

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(Este artículo ha sido publicado en EL DEBER,

http://www.eldeber.com.bo/20050310/opinion_2.html)

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fecha: 2005-04-19 16:59:14
autor: Willi Noack