En el día de las elecciones
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Dudo que haya tema más importante que el futuro de Bolivia. Sobre todo en un día como hoy. ¿Quo vadis, Bolivia?
Las respuestas son proyecciones de deseos individuales, pues no podemos dar respuestas sobre la base de pronósticos sustentados por probabilidades altas. Tengo la impresión de que nadie sabe en este momento en qué tren nos estamos embarcando y adónde. La información disponible sobre los posibles rumbos del destino no indica con alto grado de probabilidad qué es lo que va a suceder. Además, las promesas proselitistas de siempre no sirven para confiar en ellas y creer ingenuamente que se convertirán en realidad. Ante esta neblina para muchos queda, con cierta frustración y resignación, una actitud fatalista. Los mejores informados tienen profundas preocupaciones. Los que participan en las campañas como en una comparsa carnavalera lo viven como siempre para divertirse, y a lo mejor consiguen una pega. Otros que no entienden mucho o nada de los temas complejos y complicados juzgan con sus preferencias estomacales. Un grupo determinado conoce su objetivo, y es la militancia adoctrinada la que aspira apoderarse del Estado –¡por fin!, según ellos–, pues su lucha no prosperaba porque antes no había encontrado el populismo en sus diferentes expresiones como caballo de guerra.
¿Será que con la votación de hoy va a empezar una época de pacificación y de bonanza sin exclusión? A diferencia de la elección en Chile aquí tenemos una polarización de la visión del país que, aparentemente, no se puede conciliar. ‘Janigua’. Esta gran diferencia –envidiable– explica el éxito chileno: tienen una visión compartida, tienen un plan para el futuro del país, que es compartido por los bandos que van a la segunda vuelta, y por lo tanto, gane quien gane, el plan continuará. También en Alemania se enfrentaron dos partidos en la lucha por el poder, pero en ningún momento se trataba de posiciones tan diferentes como el agua y el fuego. ¡Cuán diferente es aquí! ¡El contraste no puede ser más grande! Aquí se enfrentan dos filosofías, dos conceptos diametralmente opuestos, sin convergencia alguna y, por lo tanto, sin posibilidad de convivir en paz social. La determinación de vencer, de los unos, y la determinación de defender lo propio, de los otros, hacen una constelación extremadamente explosiva.
Hoy, domingo 18 de diciembre de 2005, se define la calidad de vida que tendremos en el futuro. No hace falta repetir las muchas preguntas clave, y ojalá logremos responderlas hoy con visión de futuro. Lo inquietante son las amenazas articuladas por representantes radicales que anuncian agitación y convulsión, cuando advierten de que van a exigir el cumplimiento de sus máximas demandas, algunas de las cuales no se pueden cumplir, como por ejemplo la liberalización de la hoja de coca. Lo preocupante es que chantajearán al gobierno entrante, sea quien sea el presidente. En otras palabras, también al líder socialista le van a pasar la factura por haberlo apoyado en la campaña, una factura que no tiene modo de pagar. Bolivia corre el riesgo de estar sometida a una ‘prueba de resistencia a la rotura’. Estos ensayos experimentales se hacen normalmente en laboratorios, pues si resultan mal no pasa nada. En el caso en cuestión, se juega por el todo.
A veces me critican por ser demasiado pesimista, por ver fantasmas, pues la carga se acomoda en el camino. ¡No deseo otra cosa que estar equivocado con mi análisis preocupado!
www.eforobolivia.org
www.riberalta-bolivia.com
fuente: http://www.eldeber.com.bo/20051218/opinion_5.html
fecha: 2006-02-01 19:42:33
autor: Willi Noack
