El principio de subsidiariedad – Willi Noack – 13.3.2006

El principio de subsidiariedad

Bolivia enfrenta un dilema: ¿cómo repartir entre los tres niveles del Estado las competencias? La respuesta radica en aplicar el principio de la subsidiariedad (PdeS).
Como se ve, no tiene nada que ver con subsidios o subvenciones. El concepto merece explicaciones que podrían orientar a nuestros notables constituyentes y líderes políticos, cada vez más enfrentados sobre esta repartición de atribuciones. Temo que persiste un desinterés impresionante por estudiar e introducir este PdeS en el debate y actuar públicos. Sería una omisión perjudicial seguir con esta negligencia. Será o ya es uno de los meollos de la reestructuración del Estado definir las competencias de los gobiernos municipales autónomos, de los gobiernos departamentales autónomos y del Gobierno central, tomando en cuenta la fuerza del centralismo que trata de conservar sus privilegios, pero considerando también la irrevocable firmeza de varias regiones por conseguir la autonomía. Sería una buena oportunidad para reforzar los 327 gobiernos municipales autónomos y darles más competencias y el financiamiento correspondiente. Abogo por incrementar paulatinamente la coparticipación tributaria de los municipios cada año un 1% hasta llegar al 30%, pues en casi doce años de la verdadera autonomía municipal nos damos cuenta de que en el nivel municipal la inversión pública tiende a dejar mayores resultados de beneficio común. Esta afirmación generalizada es válida pese a escandalosos casos de corrupción y pese al hecho de que la inversión pública en muchos municipios todavía no es óptima. Pero la población se da cuenta de que la autonomía municipal ha sido una reforma positiva. Esta buena experiencia debe ser tenida en cuenta cuando se defina el alcance de la autonomía departamental.

¿Qué es el PdeS? Como casi siempre en nuestro país se hace política sin cimiento teórico, es de temer que nuevamente la repartición de las competencias se llevará a cabo mediante la fuerza bruta ‘hasta las últimas consecuencias’. Por lo tanto, y con más razón, hay que entender el PdeS.

Cita: “La Constitución (de la República Federal de Alemania) subraya la idea básica del federalismo, que abarca asimismo el principio de subsidiariedad. En virtud del mismo, un asunto únicamente debe regularse en un nivel superior si el nivel inmediatamente inferior no está en condiciones de asumir la tarea respectiva con igual funcionalidad, de lo cual se deriva una escala de competencias que va del individuo hasta la Federación, pasando por la familia, el barrio, el municipio (el gobierno regional) y el Estado Federado, y que se prolonga en la Unión Europea y las Naciones Unidas” (fuente: http://www.tatsachen-ueber-deutschland.de/1127.0.html ).

Para sorpresa de algunos, es necesario indicar que en varios Planes Generales de Desarrollo Económico y Social de anteriores gobiernos se prometió la reestructuración del Estado aplicando el PdeS. Como sabemos, éstos han sido saludos a la bandera, promesas inteligentes, pero promesas nomás. Pero ahora ya estamos obligados a tratar el tema espinoso sin la posibilidad de esquivarlo: Bolivia va a tener tres niveles que deben conocer sus competencias y atribuciones, y deben tener dentro de un Estado confederado mecanismos que garanticen esta configuración.

He aquí un concepto teórico, aplicable y pragmático que debe prevalecer en la ‘pelea’ que se está avecinando. Ojalá que los (¿pocos?) intelectuales que definirán el futuro de Bolivia ‘refundando’ el país manejen esta norma para repartir el poder entre los tres niveles de manera idónea, eficiente, justa, en fin, democrática. Caso contrario, seguiremos con las confrontaciones, esta vez probablemente con más fanatismo y métodos deplorables.

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www.riberalta-bolivia.com

Fuente: http://www.eldeber.com.bo/2006/03/20060312/opinion_6.html

fecha: 2006-04-25 21:54:08
autor: Willi Noack

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