BOLIVIA hacia el socialismo (Una polémica necesaria) – Willi Noack – 5.5.2006

BOLIVIA hacia el socialismo

(Una polémica necesaria)

Willi Noack

Los que defienden la democracia REPRESENTATIVA, la Economía SOCIAL de mercado, la participación de BOLIVIA como país respetado en la comunidad internacional, el Estado de Derecho y reconocen su responsabilidad en manejar el medio ambiente de manera sostenible han recibido un fuerte golpe con el INICIO de la implementación del socialismo. Inicio, pues nadie puede soñar con que se trata de una medida sectorial; el socialismo es transversal. Santa Cruz entre capitalismo y comunismo.

Por conocer personalmente el Estado socialista alemán hoy fracasado -la RDA- con el encarcelamiento de su población mediante el muro de Berlín (2) y un cerco impermeable de unos 1.300 Km., y por otro lado conociendo el Estado libre alemán, la RFA, con su Economía Social de Mercado (ESM) exitosa y cumpliendo con el lema de “bienestar para todos” (Ludwig Erhard), estoy convencido de que el camino hacia un futuro de una Bolivia mejor pasa por esta segunda vía, y que, por el ejemplo en Santa Cruz, ha generado bienestar (ver IDH). No obstante, creo que la corrupción y la mala distribución de las bonanzas justifican moralmente que con un acto drástico se fuercen modificaciones que un reducido segmento de la sociedad boliviana en su aparente miopía no fue capaz de introducir. Esta omisión ha preparado el terreno para que ideas radicales tengan militancia masiva. Dentro de esta lógica era previsible el éxito tarde o temprano de un movimiento izquierdista y era y es probablemente la única forma para modernizar una parte de la sociedad que actúa al mejor estilo feudal de la edad media, propagando una democracia solo de fachada. El rol histórico del Gobierno Morales radica probablemente en haber forzado esta reforma hacia una sociedad socialmente más justa.

Por no haber apoyado durante décadas (¿siglos?) una evolución más natural del sistema, viene ahora la revolución. Ojalá que esta medicina no sea peor que la enfermedad. El “modelo” de la convivencia en libertad (libres empresas, libres medios de comunicación, libre expresión de la opinión, y otras libertades) ha sido abusado y las libertades se han convertido en libertinaje. De esta manera han descalificado el “modelo” que funciona a la (casi) perfección en otras partes del mundo, siendo el mejor ejemplo Chile dentro de Latinoamérica.

Antes de entrar en detalles, propongo una reflexión. El cambio radical hacia el socialismo se produce aparentemente respetando las reglas democráticas, pues un gobierno legalmente constituido, con el 54% de votos, utiliza su poder legal y legítimo para cambiar totalmente la vida de TODOS, es decir también la del 46% que votaron diferentemente. ¿Es aceptable que las libertades garantizadas por la CPE sean utilizadas para eliminar las mismas? Para analizar la pregunta ofrezco un argumento: la CPE de Alemania contiene artículos que no pueden ser cambiados ni siquiera por unanimidad de los asambleístas, y uno de esos artículos concierne la vigencia de la democracia representativa y los derechos fundamentales para garantizar la paz.

Ahora, ¿cuáles han sido y son las diferencias en la disputa entre el MAS y sus antagonistas, los “tradicionalistas”? He aquí algunos factores que han intervenido en este cambio de paradigma, de nuestra manera de vivir.

[1]

Figura en primera fila la utilización de los medios de comunicación social, muy hábilmente aprovechados por el MAS. Se ha hecho un excelente trabajo profesional. Quizás los masistas se equivocaron en cuanto al impacto del show en el escenario internacional y la duración de los efectos. Los antagonistas subestiman la importancia de ganar las batallas en la guerra mediática. No reconocen, siempre con excepciones, el papel del INTERNET (y de la radio, de suma importancia para el área rural). Los periódicos no llegan a la masa de la población. TV 7 con difusión nacional se parcializa y divulga intensamente mensajes a favor del gobierno. Los tradicionalistas de Santa Cruz no disponen de un canal de TV que difunda su oferta política alternativa y sus incuestionables éxitos, que transmita su visión en todas partes del país de manera impactante. Hay que insistir que unas 350.000 personas reclamaron en fecha 28.1.2005 la autonomía departamental, en un cabildo totalmente pacífico. 500.000 personas con sus firmas exigieron el referéndum vinculante sobre la autonomía. Alarmante debe ser el hecho de que representantes gremiales de los medios protesten contra una agresividad del gobierno central que manifiesta su deseo de controlar los medios. Quizás un indicador de su importancia.

Los militantes del MAS demuestran una alta motivación por tener una “misión” seudo religiosa mientras que entre sus antagonistas prevalece una mentalidad por la búsqueda de beneficios puramente grupales y de índole económico. Cuando llegue la redistribución de las tierras, afectando intereses muy personales, empezarán las protestas vehementes pero no por el principio de la defensa de la vida democrática contra la concentración del poder y su uso indiscriminado. La creación de un “Estado Mayor del Pueblo”, quizás mañana un superpoder paralelo, no provoca protestas masivas de los defensores de la democracia representativa – ¿porque no afecta intereses económicos? En este contexto debe alarmar la falta de una cultura democrática en el entorno del Presidente Morales que gobierna de manera acostumbrada al manejo de sindicatos, donde las minorías tienen que someterse calladamente a la mayoría. Las estructuras de mando son verticales. Su afán de acumular el poder total eliminando la división de los poderes, precondición imprescindible de la democracia (Montesquieu), debe alarmar. El Presidente Morales no es un demócrata, más bien su estilo de gobernar (similar a su gran ídolo Hugo Chávez) le aproxima a un dictador. Los defensores de las libertades fundamentales deben asignar un alto valor a los principios democráticos. Observo que no hay protestas articuladas contra estas manifestaciones antidemocráticas en el estilo de gobernar.

Otra gran diferencia: el manejo del concepto ideológico. Los “tradicionalistas” no conocen bien –con raras excepciones- las bases filosóficas de la ESM que es un verdadero cruce de ideas capitalistas (ver libre mercado) con ideas socialistas (ver red social). En el fondo prevalece entre muchos de ellos una mentalidad mercantilista. Por eso es posible denunciar y satanizar el orden de la ESM, lo cual es bien aprovechado por los interesados ideológicos de la izquierda. Los izquierdistas generalmente bien adoctrinados en la teoría del leninismo marxismo pueden denunciar como neoliberalismo hasta la ESM más social negando simplemente la existencia de dos conceptos muy distintos: por un lado, el capitalismo salvaje practicado en gran medida por los EE.UU. y acertadamente denunciado como “neoliberalismo” y por otro lado, un concepto totalmente distinto, el capitalismo humano – es decir la ESM – que reconoce la responsabilidad social. Entre los dos polos extremos hay variantes. Bolivia tiene (¿tenía?) una ESM, pero –reiterándolo- violada por egoístas que la implementaron y usaron para robar y en función de beneficios grupales e individuales. ¡Bajo estas condiciones de corrupción ningún “modelo” puede funcionar!

Otra diferencia entre los dos grupos en pugna. Los tradicionales no analizan cuidadosamente las tendencias iniciales y por lo tanto no saben a tiempo lo que se está por venir y no pueden prepararse oportunamente. ¿Qué significa eso? En la lógica socialista no debe haber empresa “burguesa” privada explotadora del “proletariado”, y eso podría conllevar a la nacionalización de colegios y universidades privados, de hospitales privados, de la banca privada, etc. Bien entendido, no pronostico que se nacionalicen ya mañana estas empresas, solamente argumento con la lógica inherente del socialismo de no permitir propiedades productivas y actividades privadas, pues el Estado socialista es el empresario omnipotente; hoy en el sector hidrocarburífero, mañana en el minero, después la tierra, el agua, la madera, y después otras y otras.

La buscada hegemonía del poder (opto personalmente por la palabra “monopolio del poder”) significará que todos los sectores estarán bajo el poder centralista totalitario de un partido, y la división de poderes del Estado y la institucionalización habrán terminado con este monopolio del poder. En un Estado totalitario centralista no habrá autonomía, ni departamental y quizás ni siquiera municipal. El centralismo garantiza la permanencia en el poder del partido hegemónico que será consolidado mediante una nueva CPE otorgada en la Asamblea. Es fácil estudiar cómo Hitler conquistó el poder destruyendo la débil democracia de Weimar y sólo a causa de su megalomanía terminó su imperio criminal, un imperio de mil años de duración, según la propaganda nazi, pero que no pasó de doce años.

Muy importante es el “agenda setting” (léase: determinar el orden del día en las reuniones entre el gobierno y las fuerzas vivas de la sociedad): El gobierna logra que se discuten asuntos de –relativamente- poca importancia en vez de tener que tratar los meollos del problema: la implementación del socialismo mediante su (ausente) plan. Tenemos que conocer este plan de gobierno. Como ejemplo sirve el Mutún: ¿todavía se puede creer que alguna “transnacional” explotará el Mutún cuando la nacionalización del sector minero está anunciada? La priorización de temas que precisan un debate exige con determinación hablar de la base fundamental de la sociedad y no de algunas molestias relativamente secundarias.

Los tradicionales no tienen un plan socializado masivamente, entendido por la población y aceptado por ella, que defina el “cómo”: cómo superar problemas ya identificados, por ejemplo eliminar, o por lo menos mitigar, la “brecha” entre super-ricos e indigentes. Además, los logros de la ESM en esta lucha, aunque insuficientes, no se difunden merecidamente.

En general, no se corrigen decididamente errores inherentes del sistema, por ejemplo la concentración de las bonanzas en pocas personas que lleva a la exclusión de muchos otros. Una sociedad opulenta o la “society of contentment” (Galbraith, *1908, + 2006), léase: la sociedad dominada por los contentos como la norteamericana (¿y la cruceña?), no escucha señales de la gravedad de la protesta masiva y sigue con las políticas acostumbradas que son en su favor. Hay una autosuficiencia por los “logros macro” (ejemplo: crecimiento del PIB), una vanidad por el “éxito macro”, que hace sordo e inhibe oír el tic-tac de bombas a punto de estallar pues la gran masa de la población no tiene beneficios; los “resultados micro” no se sienten. Los tradicionales se despiertan cuando es tarde, para reaccionar con improvisaciones en vez de anticipar lo que es obvio de venir. No pueden accionar con la ventaja correspondiente de haber planificado sino que se ven obligados a improvisar apagando fuego.

A diferencia de la izquierda los tradicionalistas en su mayoría no manejan el concepto importantísimo de la “identidad corporativa” (crear una imagen positiva); no usan inteligentemente conceptos del marketing político. No se utilizan en la argumentación los ejemplos nefastos del socialismo para convencer que su alternativa de la ESM es mejor. Cuando el votante sabe y entiende puede elegir responsablemente. Solamente un ínfimo 8.7% de los alemanes ha optado, en comicios generales del 2005, por una política socialista. Los tradicionales no explican que los incuestionables resultados insatisfactorios de la Economía de Mercado se deben a factores muy sui generis del país (corrupción, evasión impositiva, contrabando, coima etc.) y definitivamente NO al “modelo” en sí, ver Chile. Dudo que existan muchos expertos que manejen en los partidos y agrupaciones tradicionales estos conceptos. De allí la facilidad de utilizar la demagogia.

Parte de la importancia de crear una imagen positiva esla percepción en el exterior , ver BBC. Se debe corregir una imagen de Bolivia en la comunidad internacional que genera simpatías románticas, por ejemplo que BOLIVIA es un país de indígenas, cuando en realidad es un país de mestizos. 62% de los bolivianos ha manifestado, en el Censo de INE 2001, que se sienten con raíces originarios pero por ello no son indígenas puros (no puedo encontrar el texto exacto de la pregunta correspondiente, tampoco se muestran en el sitio del INE los resultados sobre este tema del censo, que son de suma importancia. ¿es intencional que estas estadística no se muestra?). La marginación en la participación de las bonanzas antes denunciada afecta a indígenas, blancos y negros, como también hay indígenas ricos que explotan y marginan. Este debate está distorsionado y tabuizado. Prevalecen además clichés nada comprobados.
En Santa Cruz muchos se complacen en cultivar competencias entre los mandamases cuando la unión hace la fuerza, y se dedica demasiado tiempo y esfuerzo a asuntos domésticos regionales. No hay liderazgo político con enfoque nacional, dejando un vacío que fácilmente se llena con pretensiones ajenas a las aspiraciones cruceñas, por ejemplo la autonomía. El paro previsto para el 4.5.2006 (por el momento cancelado) debería efectuarse para protestar contra la destrucción de las bases de la –relativa- bonanza de SC, léase: contra el socialismo y, por ejemplo, a favor de la explotación del Mutún por empresas privadas. Cálculos miedosos de no poder socializar estas alternativas

(socialismo al estilo de la UDP versus desarrollo tipo “modelo SC”) para movilizar a la población significan rendirse.
No se trata de cien ítems más o cien menos – ¡se está jugando el futuro del país!

NOTA: Este artículo de opinión será publicado en una versión muy recortada en EL DEBER en fecha 7.5.2006



[1][1] socialismo.

1. m. Sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes.

2. m. Movimiento político que intenta establecer, con diversos matices, este sistema.

3. m. Teoría filosófica y política del filósofo alemán Karl Marx, que desarrolla y radicaliza los principios del socialismo.

4. m. socialdemocracia.

2 capitalismo.

1. m. Régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza.

2. m. Conjunto de capitales o capitalistas, considerado como entidad económica.

3 comunismo.

(De común).

1. m. Doctrina que propugna una organización social en que los bienes son propiedad común.

2. m. Doctrina formulada por Karl Marx y Friedrich Engels, teóricos socialistas alemanes del siglo XIX, y desarrollada y realizada por Lenin, revolucionario ruso de principio del siglo XX, y sus continuadores, que interpreta la historia como lucha de clases regida por el materialismo histórico o dialéctico, que conducirá, tras la dictadura del proletariado, a una sociedad sin clases ni propiedad privada de los medios de producción, de la que haya desaparecido el Estado.

3. m. Movimiento político inspirado en esta doctrina.

libertario.

1. m. El inspirado en las doctrinas de Bakunin y Kropotkin, anarquistas rusos del siglo XIX, que considera imprescindible la previa destrucción y desaparición del Estado para instaurar el comunismo.

primitivo.

1.m. Según el marxismo, organización propia de las primeras comunidades humanas.

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fecha: 2006-06-07 16:08:09
autor: Willi Noack

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