Identidad y violencia

Identidad y violencia. Caballero

Pregunta

Julio César Caballero M. *

La identidad cuando es interpretada solo desde la óptica racial,  se transforma en la incubadora de odio. En la Bolivia de hoy  subyace la práctica confrontacional entre los “interculturales” y los que lograron privilegios con la discriminación positiva  que fundamenta a  la nueva Constitución Política del Estado. Pareciera que ya es extemporánea la reflexión sobre las identidades colectivas e individuales después de la puesta en vigencia de la carta magna. Pero, no está concluido el debate sobre la identidad aplicada a la realidad de nuestro país.  El ciudadano, es categorizado  por un sistema de división singular; es decir la pertenencia solamente a un grupo, nacionalidad, o clase, malinterpretando la variedad cultural de la que forma parte. Amartya Sen, el premio Nobel de Economía 1998, profesor de Oxford y Harvard, conocido por sus trabajos sobre la teoría del desarrollo humano, y la economía del bienestar, en su libro “Identidad y Violencia” aborda el tema de las identidades argumentando que la misma persona puede ser, sin ninguna contradicción, ciudadano  estadounidense de origen caribeño, con antepasados africanos, cristiano, liberal, heterosexual, creyente en los derechos de los gays, amante del teatro, y activo ambientalista. Cada una de estas colectividades a las que pertenece en forma simultánea, dice Sen, le da una identidad particular. En otras palabras, no se puede considerar que alguna de ellas sea la única identidad de la persona o su categoría singular de pertenencia. Mas adelante, el profesor Sen sostiene que dada nuestras inevitables identidades plurales,  tenemos que decidir acerca de la importancia relativa de nuestras diferentes asociaciones, pertenencias, y razas en un mundo en el que no podemos vernos bajo una sola de esas características, porque caeríamos en un reduccionismo que nos conduciría por caminos peligrosos. La imposición de una identidad supuestamente única es a menudo un elemento que puede fomentar el enfrentamiento sectario como ha ocurrido en Bolivia estos últimos años. No puede construirse un país bajo ningún tipo de discriminación, ni siquiera la positiva que es la base para crear derechos particulares por solo pertenecer a una etnia o nación.  El mestizaje cultural es innegable, aunque la Constitución Política del Estado haya privilegiado a un sector de la sociedad basándose sólo en su origen racial.

El  reconocimiento del mestizaje cultural no es la negación de los que se reconocen a sí mismos como originarios, es una realidad que por el momento no da réditos políticos.

Amartya Sen concluye el prefacio de su libro con tal lucidez que pareciera que escribe para Bolivia: “El arte de crear odio se manifiesta invocando el poder mágico  de una identidad supuestamente predominante que sofoca toda otra filiación”,”El resultado puede ser una rudimentaria violencia a nivel local o una violencia  globalmente artera”.

* Periodista y Cientista Jurídico.

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