Sociedades abiertas

CABALLERO PREGUNTA

Sociedades abiertas. Julio César Caballero M.*

La libertad y los derechos humanos son los fundamentos de una sociedad abierta. Esas sociedades tienen gobiernos que son tolerantes y responden a los deseos e inquietudes de la ciudadanía con sistemas políticos transparentes y flexibles. Primero Henri Bergson y luego Karl Popper, ambos filósofos del siglo XX, teorizaron sobre estas formas de administrar las libertades en un estado, donde  ni el gobierno ni la sociedad son autoritarios y el conocimiento común o social pertenece a todos. En aplicación a nuestra realidad, cabe reflexionar sobre como se consolidarán los cambios “revolucionarios” en la Bolivia post electoral.  ¿Será una sociedad abierta? ¿Cuál es el verdadero papel de las minorías? Aún no esta claro hasta donde podrán llegar estas minorías con un proyecto de reglamento de debates en el que claramente se buscara cortar la profundización de la discusión en la asamblea y en el senado.  ¿El partido de gobierno manejara la nave del estado  con líneas nacidas en el ejecutivo y desarrolladas sin matices en el legislativo? Es previsible el uso de la máquina de fabricación de leyes que aplasten la disidencia, porque aún no se ven claras intenciones de construir consensos.

La senadora electa Ana María Romero, que trabajó como periodista es experta en temas de negociación y conciliación. Con la nueva configuración de fuerzas políticas, pondrá a prueba su intención de “iniciar un periodo con el ánimo de escuchar al otro” y “Hacer de esta asamblea, una asamblea histórica” como afirmaba en su entrevista al periódico “La Prensa”.  Desde la presidencia del senado tendrá la dura tarea   de preservar la sobrevivencia de una democracia madura que incluya a la oposición y al mismo tiempo aplacar la tentación del oficialismo de usar su pesado rodillo.

Los líderes de las mayorías “universales” podrán demostrar su conducta democrática no solo en el trabajo de legislar y reglamentar la constitución, sino en la vida diaria, en la gestión de gobierno y en todo su accionar político.   El pensador de izquierda, Boaventura Da Sousa Santos, esclarecido sociólogo y abogado Portugués decía: “El verdadero socialismo es una democracia sin fin”. Se trata de democratizar cada día más las relaciones sociales, las actividades del propio estado. Esto va en contraposición a la obediencia debida a la que están sometidos quienes se manejan como sindicato o practican la democracia corporativa.

Marearse con el poder tiene consecuencias nefastas en los derechos de las personas, y en este caso en las minorías transitorias que reivindican su derecho constitucional a la diferencia.  El mismo Da Sousa Santos decía que tenemos derecho  ser iguales cada vez que la diferencia nos inferioriza y derecho a ser diferentes cada vez que la igualdad nos descaracteriza.

Inclusión es la palabra clave que debiera ser usada por los que se consideran pensadores progresistas, de avanzada, capaces de invocar revoluciones políticas y culturales que pueden convertirse por defecto, en solo disfraces de utilería.

*Periodista y Cientista Jurídico

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