Ya se puede comprar viagra — Paulovich

Autor: y otros

Publicado: El Deber, 13.9.2002
(13/09/2002)

Ya se puede comprar viagra

Paulovich*

Aunque un poco atrasadas, las autoridades sanitarias han autorizado la venta del viagra en las farmacias del país, y la medida ha causado alborozo en los ciudadanos de la tercera edad también llamados popularmente “llaucha-pitos”. Por encargo del director del periódico visité algunas farmacias para averiguar acerca de las primeras adquisiciones, escuchando lo siguiente:

-Buenas tardes, señora farmacéutica.

-Buenas tardes, señor, ¿qué desea usted?

-No se lo puedo decir todavía, prefiero que atienda a la señora que acaba de entrar.

-Aquí atendemos por orden de llegada, así que dígame qué es lo que desea.

-Es que me da vergüenza, señora farmacéutica…

-Dígame doctora, porque ese es mi título, soy doctora en Bioquímica y Farmacia. Dígame qué desea.

-Deseo tener relaciones amorosas con mi esposa.

-Entonces dígaselo a ella a quien no conozco, ¿por qué viene a decírmelo a mí siendo ésta la primera vez que nos vemos?

-Ya se lo diré a mi esposa oportunamente, pero antes quería hablar con usted, pero la veo muy ocupada, atienda usted primero a sus otros clientes porque prefiero que hablemos a solas, ya que se trata de un asunto muy delicado e íntimo.

-¿Delicado e íntimo? Me está usted inquietando, dígame de una vez qué es lo que quiere.

-Ya se lo he dicho: quiero volver a tener relaciones amorosas con mi mujer.

-Yo le respondí que se lo solicite a ella y no a mí.

-Es que ella no me va a creer, doctora, y me mandará a freír churros, o se va a poner a reír haciendo burla de mis sentimientos; es que hace muchos años que no hacemos el amor.

-Y a mí qué me importa, yo soy farmacéutica, no soy alcahueta ni celestina.

-No se enfade, querida doctorita, lo que sucede es que soy muy pudoroso y de esa parte soy muy delicado, lo que me inhibe hacerle mi pedido delante de tanta gente. Si usted me permitiera se lo diría en su orejita.

-Mi oreja tiene dueño y no es del Estado, así que por última vez se lo digo: o me dice claramente su pedido o se larga de aquí de una vez.

-Quiero hacer el amor con mi esposa, y usted tiene que ayudarme.

-¿Lo que usted me está proponiendo es que los tres vayamos a la cama? Usted es un inmoral y un corrompido y llamaré a la policía por hacer proposiciones indecorosas a una honesta farmacéutica. Además se lo diré a mi marido que está en la rebotica.

-¿Está aquí su marido? Dígale, por favor que venga porque hay algunas cosas que es mejor hablarlas entre hombres porque algunas mujeres son muy malpensadas y maliciosas.

*Paulovich es periodista.

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