Un comentario, nada más…

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, 04.07.1989

Señor lector, le recomiendo ahorrar su tiempo, ¡no siga leyendo esta notita! No vale la pena.

En primer lugar, porque actualmente no hay temas de mayor interés que no sean explotados hasta cierto cansancio en los medios de comunicación, por ejemplo, las maniobras políticas. Ojalá se resuelva pronto esta problemática, para que exista confianza en el futuro del país, confianza tanto interna como externa.

Tal vez deberían decir:

Temas hay por demás, pero muchos están “en proceso”, pero por falta de información coherente y confiable sería mera especulación comentarlos. Para dar algunos ejemplos: “el electo presidente Menem salvará al país vecino?, ¡nos parece que será una tarea hercúlea!, otro ejemplo, hay chismes que dicen que la “Estrategia Brady” está entrando en una fase agónica, y que sufre la misma enfermedad que causó el fracaso del Plan Baker (abstinencia de la banca privada). Es preferible esperar un poco, hasta que se aclaren las cosas.

Por otro lado, empiezan pronto en el hemisferio norte las vacaciones de verano, lo que significaría cierta paralización en las actividades políticas; es entonces cuando los comentaristas se quedan sin “materia prima”, que es la información sobre eventos. En su desesperación, ellos hacen reaparecer temas como el del famosos monstruo-dragón acuático del “Loch Ness” en Escocia, cariñosamente llamada “Nessie”, que tiene, según la fuete testigo, desde 20 hasta 200 metros de largo. (No cuestionamos nosotros su existencia, ¡por supuesto qué no!, solamente que 200 metros nos parecen muy largos, pensando en que nuestra sicurí apenas llega a los 39 metros.

También las carillas de los periódicos están repletas de recomendaciones para la protección de la piel contra los daños que causan los rayos ultravioletas.

Nosotros, los comentaristas de Sección 100, somos muy, pero muy serios, sin experiencia en el trato de temas de monstruos acuáticos (en los terrestres cambiaría la cosa), ni en el de pieles, por lo tanto, tengo que pedirle a Ud., amigo lector, mil disculpas por no poder llenar estas “lagunas”.

Por favor, no se enoje conmigo, pues le he advertido desde el inicio: ¡no vale la pena seguir leyendo!, ¿no, ve?, realmente no valía la pena.