APRENDAN A TRABAJAR
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El alcalde de Nueva York pide licitaciones para pintar la fachada de la Alcaldía y le entregan tres ofertas (un cubano, un gringo y un boliviano).
La del cubano asciende a 3 millones de dólares, la del gringo a 6 millones y la del boliviano: 9 millones. Ante tales diferencias, convoca una reunión con los ofertantes para que justifiquen el presupuesto.
El cubano le dice que él usa pintura acrílica para exteriores en dos capas y que cuesta 1 millón; en andamios y brochas se va otro millón y el otro millón restante es su sueldo.
El gringo justifica su presupuesto diciendo que él es el mejor pintor, que usa pintura de poliuretano con tres capas, cuyo precio asciende a 3 millones.
En andamios y brochas se gasta otros 2 millones y el millón restante es su sueldo.
El boliviano, al que le permiten hablar por pura curiosidad dado que su precio es disparatado, asegura que el suyo es el presupuesto mejor justificado y dice: “Alcalde, 3 millones son para usted, otros tres para mí y los tres restantes se los damos al cubano para que nos pinte la fachada”.