Movimiento Anticojudez (MAC) – Ismael Serrate Cuéllar – 18.10.2004

Movimiento Anticojudez (MAC)

 

Ismael Serrate Cuéllar

 

El extraordinario artículo de Manfredo Kempff sobre la cojudez, publicado el martes 12 en el Nuevo Día, me anima a invocar a quienes amamos nuestra tierra y todavía tenemos esperanza, para que nos organicemos con el fin de criar el Movimiento Anticojudez (MAC). Su objetivo será denunciar y aislar a los cojudos para evitar el contagio. Como el cólera, el aislamiento debe ser total, hasta que pase la enfermedad. El Pabellón Sandoval no alcanzará. Necesitaremos un estadio. O dos.

 

Como dice Manfredo, no es muy agradable ser ordinario ni irreverente con el lector, pero la situación es tal que hay que comenzar a decir las cosas por su nombre. Viva la racionalidad. Abajo la cojudez. Protejamos nuestra forma de vida. No permitamos que los cojudos, como dice el artículo, encojudezcan a nuestra sociedad. Los que no se descojudicen, que se vayan a ser cojudos a otra parte.

 

Hace unos meses escribí sobre el FEBEAPA, Festival de Bestialidades que Arrasan el País. Hoy, eso es pasado. El país está casi arrasado y camino al abismo. Llevado por los cojudos que dice Manfredo. Por esos que esconden o quieren olvidar que el primer muerto de la mal llamada guerra del gas, a fines de septiembre del año pasado, fue el militar Sergio Vargas y no un pobre campesino indefenso. Por esos que exigieron y por los que ofrecieron al país la agenda de octubre, cuando lo que necesita es inversión y trabajo. Por esos que mintieron y siguen mintiendo al país, haciéndole creer que el gas puede resolver todos nuestros problemas. Por esos que dicen que el estado puede generar trabajo, escondiendo que la historia muestra que solo da pegas para correligionarios, parientes o cuates. Cuoteo o cuateo. La letra es diferente, pero es igual. Por esos que dicen que los otros son culpables de nuestros males. Por los que quieren voto calificado en una asamblea constituyente de coyuntura. Por los que reciben financiamiento externo para crear conflictos en Bolivia. Por los que están inviabilizando el país. Por los que creen que hay que generar más miseria para tener caldo de cultivo para sus intereses.

 

¿Acaso no es de cojudos vender gas a la Argentina en un dólar, sabiendo que ese mismo país vende gas a Chile por más del doble? Moléculas cojudas a parte. ¿No es de cojudos exaltar sentimientos antichilenos para ganar popularidad, como los militares argentinos que llevaron a su país a una guerra para poder mantenerse en el poder? ¿No es de cojudos creer que el mundo está haciendo cola para regalarnos plata, mientras nosotros le sacamos la lengua? ¿No es de cojudos que los políticos digan que los políticos no sirven? No es el neoliberalismo el que nos dejará más pobres. Es el neocojudismo.

 

Por todo ello, el MAC debe ser fundado lo antes posible. La nueva Bolivia tiene que nacer sin cojudos. En ella, no pueden tener cabida los que mienten, los que siguen queriendo vivir de la manga, los que creen que el estado (es decir, todos nosotros) tiene que regalarles plata o darles subsidios, los que quieren jubilarse a nuestra costilla con 47 años, los que distorsionan la justicia, los que abusan del poder, los que solo piensan en sus intereses inmediatos. Los que piden derechos sin ser responsables. Los que quieren vivir sin trabajar. Los que no producen. Los que avasallan tierras ajenas y los que las acaparan sin haber pagado por ellas. Los que no cumplen la ley y los que no la hacen cumplir, a pesar de haber jurado hacerlo.

 

Una última reflexión: no es tan grave creer en cojudos, tiene cura. Lo grave es ser cojudo en serio. Eso puede ser incurable.

 

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