Los poderes que detentan el manejo discrecional del andinocentrismo estatal están heridos de muerte. Saben que su agonía es corta y para prolongar su deceso buscan argumentos rebuscados, mentirosos, muchas veces atrevidos, encubiertos con barniz de un patriotismo sesgado con claros tintes de arrogancia, autoritarismo e intolerancia.

La búsqueda de banalidades por parte de quienes están al servicio del centralismo, queriendo crear un debate buscan un solo fin, confundir o distraer a los pueblos del sur y de la nación camba en su objetivo mayor, la autonomía plena departamental.

Si bien aún sin el marco jurídico apropiado, el ciudadano Carlos Mesa convocó a un referéndum sobre el gas, cumpliendo con un compromiso cuando juró como presidente de la República, no es menos cierto que el asunto sobre el cambio estructural estatal lo está dejando en el olvido, muy a pesar de sus promesas. Y de pronto, quienes están interesados en confundir o resquebrajar la unidad de los departamentos del trópico y del sur bolivianos, quieren hacer creer a la opinión pública que estas regiones se oponen al referéndum o que están aleccionadas por intereses foráneos, para que las instituciones o los parlamentarios de dichos departamentos expliquen que todo eso es una simple patraña, creando un manto de humo sobre el asunto de las autonomías.

De otro lado, por las declaraciones de la miss Bolivia, la cruceña Gabriela Oviedo, muchos órganos de prensa y varias autoridades en la sede de gobierno han 'pelao capucha', disparando sus dardos tratándola de racista y regionalista, viejos conceptos acuñados por el centralismo andino, media vez que se lastima ese orgullo vano, lleno de frustración y resentimiento. Sus custodios no le pueden perdonar sus afirmaciones porque golpearon sus intereses que por décadas defienden. Igual fue cuando el Congreso planteó sesionar en cualquier lugar de la República.

Así, otra vez quieren hacer malquerer a Santa Cruz frente al país, para que se ocupe de nuevo en dar explicaciones, entrando en el juego de la distracción, desmereciendo luego con seguridad cualquier decisión que se tome a favor de las autonomías.

Los insultos de los únicos chauvinistas y xenófobos en Bolivia, que no precisamente están en Santa Cruz, han golpeado el espíritu de nuestra coterránea, quien ha llegado a decir “me da miedo volver a mi propio país”. Ante este hecho no puedo quedar indiferente. Cuando llegue Gabriela Oviedo estaré presente para felicitarla por la digna representación que hizo a nombre de Bolivia entera -incluida llanura y chaco-, que por ser lo único que tenemos, más temprano que tarde hay que salvarla de la vorágine de aquel dinosaurio estatal, con su pequeña cabeza discriminadora y sus largas patas al servicio de la corrupción.

Jamás seremos confundidos por pequeñeces. Nuestro objetivo mayor es uno solo: ¡autonomía plena y referéndum departamental y municipal!. Eso es democracia, lo demás es puro demagogia.