SIETE PROPUESTAS SOBRE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE – Carlos Dabdoub – 5.2.2004

 

SIETE PROPUESTAS SOBRE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE

 

 

Carlos Dabdoub Arrien*

Nación Camba

 

Para quien conoce de un modo cabal la historia social, económica, política y cultural de nuestra patria cruceña, sabe sin falsos aspavientos, resquemores o eufemismos que no es una casualidad que hoy más que nunca, Santa Cruz sea el epicentro de ideas renovadoras para un cambio profundo en las estructuras de ese estado andinocentrista, autoritario, ineficiente y corrupto, por ser una agencia de empleos para los partidos políticos gobernantes.

 

Si bien Santa Cruz que vivió en el ostracismo y a espaldas de los gobiernos de turno, siempre expresó sus preocupaciones sobre el destino del país mediante manifiestos, memorándums, cabildos o actos insurreccionales, todos ellos calificados de manera peyorativa por el gobierno central con un tinte separatista, anexionista o con palabras más suaves como el de regionalista, no fue hasta hace casi 30 años que nuestro departamento comenzó a gravitar en las decisiones de Bolivia.

 

Como ejemplos más recientes podemos citar la campaña a comienzos de los años 80 del siglo pasado, cuando desde Santa Cruz se inició el reclamó por el retorno a la democracia y el comienzo del proceso descentralizador, o las firmes acciones por profundizar la autonomía municipal en toda la República.

 

No menos intensos fueron las gestiones para exigir la reforma de la Constitución Política. Prueba de ello fue nuestra posición en foros o declaraciones, reclamando un planteamiento de fondo, trascendiendo el marco estricto de la descentralización, promoviendo la ética de la solidaridad, “en armonía con una amplia participación de las regiones en las decisiones que incumben a sus propios destinos” [1] ,o bien, la propuesta de un documento denominado “La Refundación de Bolivia”, hecho público hace justamente 16 años, durante el Seminario “Integración y Democracia; Descentralización y Reforma Constitucional”, que fuera organizado por el Comité pro Santa Cruz, cuyos principios fundamentales eran la democracia participativa y la descentralización territorial [2] .

 

Finalmente, a raíz de un paro regional que se llevó a cabo el 28 de julio del año 2000, publicamos días después un artículo bajo el título de “Chernobil social o Constituyente ya”. Allí decía que esta medida de presión pacífica fue “una demostración cabal del inconformismo de la gente por todo lo que sucede en Santa Cruz. Un pueblo, genuino, multicultural y sin ninguna presión, quiso expresar su cansancio o su rechazo a un sistema que lo ahoga y que hoy por hoy no interpreta las inquietudes del ciudadano común. La razón de este paro no reivindicaba algo concreto para atender tal o cual sector de la región. Su objetivo era rechazar un modelo de estado que ahoga las libertades y la participación de hombres y mujeres para labrar su destino. También fue una válvula de escape para reclamar por la inseguridad ciudadana, no sólo presente en las calles, sino también en el terreno judicial y en el campo de la salud, la falta de empleo, la corrupción campeante en la administración pública, el clientelismo o el nepotismo político”. (….) “Tampoco parece –continuábamos diciendo- que el pueblo aguanta más, pudiendo este cansancio terminar en una eclosión social incontrolable, que podría ser aprovechado por algunos sectores o personas, poniendo en serio riesgo la democracia boliviana. Una forma, aunque tal vezno la única de evitar una eclosión popular, algo así como un “Chernobil social”, sería convocar a una Constituyente para construir un nuevo estado con reglas adecuadas a las aspiraciones de la gente y de las regiones”. (….) “Porque el pueblo no puede esperar las rigideces que establece la actual Constitución para su modificación, es que se hace mandatoria la convocatoria a una Constituyente ya. Nos asiste la seguridad que nuestras instituciones, llámense Comité Cívico, Universidad, gremios laborales y colegios profesionales entre muchas otras dignas representaciones, harán lo necesario para exigir a quienes por ley detentan la autoridad y el poder a llamar a una Constituyente”. Concluíamos afirmando que “en vez de las confrontaciones intrascendentes y leguleyescas, hagamos uso de la oportunidad histórica de encontrar los caminos de la acción mediante la Constituyente, basándonos en comunes anhelos que hoy día están empañados por disputas mezquinas, mientras mueren por año 22.000 niños menores de 5 años, es decir unos tres cada hora”.

 

Estos son algunos de los antecedentes más recientes. A ello, se han sumado los últimos hechos sangrientos y lamentables de octubre del año pasado. Sigamos.

 

¿Qué es una Asamblea Constituyente?. Es un grupo de hombres o mujeres que el pueblo como ente soberano elige expresamente para hacer una nueva Constitución acorde a los intereses de los bolivianos y no precisamente de los partidos políticos, elección que no precisa trastocar el mandato del actual presidente de la república. La Constituyente es volver al poder constitucional originario con el fin de adecuar la Carta Magna a las transformaciones sociales, jurídicas e incluso tecnológicas que vive el país y el mundo.

 

Cada vez que surge en cualquier lugar este tipo de propuesta, ella trata de ser rebatida por quienes no quieren el cambio o buscan la continuidad para exprimir el poder en beneficio propio, ya lo sabemos. Sin embargo, las observaciones en contra de esta inquietud no hacen otra cosa que reafirmar la convicción en esta idea. Algunos podrán opinar que es prematuro hacerlo, másaúnconunaConstituciónmuynueva.Sinembargo, elhecho quela misma viene siendo transgredida es un indicio claro de sus deficiencias funcionales. Y si aún otros dijeran que los días que vivimos no son los mejores para una reforma, me adelanto a responderles que ésta podría ser una prenda de paz y garantía y una forma de ratificar un pacto de unión, alrededor de grandes principios de ética, solidaridad y justicia, siempre y cuando interprete la opinión de los pueblos y respete sus sanas diferencias.

 

Que no se pretenda afirmar que con esto se está cediendo a la impaciencia de forzar el mecanismo constitucional en aras de estrategias de corto aliento o para ensayar modelos importados. Al contrario, el pueblo cruceño en particular, viene soportando con estoicismo los errores que se cometen a cada rato, observando como la Constitución parece ser apenas una tira de papel, violada por unos y otros, rota u olvidada muchas veces por los desmanes de la politiquería, o por el capricho de los que ejercen en ese momento el poder.

 

Pero, tampoco debe pensarse que la nueva Constitución traerá por encanto fuentes de trabajo, seguridad ciudadana o acceso a los servicios básicos como educación y salud. En otras palabras, no se trata de una panacea, porque un cuerpo de leyes para su cumplimiento necesita un aditamento fundamental, la gente, los ciudadanos y las autoridades, los primeros cumpliendo sus deberes y defendiendo sus derechos y los segundos haciendo cumplir las normas establecidas, dando ejemplo de honestidad, eficiencia y eficacia. Dicho en buen romance, “para democratizar al Estado, primero debemos democratizar nuestra mentalidad, nuestras culturas y costumbres, reconociendo que todos somos iguales ante la ley”. De nada servirá una buena Constitución si no desarrollamos una cultura ciudadana de dar de sí antes que pensar en sí. Por tanto, el dilema no es sólo centralismo o descentralización, unitarismo o federalismo. También debemos hacer un acto de fe, un pacto social entre todos, si de veraz queremos combatir la corrupción, la incompetencia funcionaria, la exclusión social y de las regiones, etc., etc. ¡Un Estado sin patriotas no puede subsistir!.

 

Sin embargo, “el problema de la Asamblea Constituyente no reside tanto en cómo se va a proceder para la legalidad de la convocatoria -que ha pasado a segundo plano-, sino en el tortuoso camino y en la ruta crítica de ésta, hasta llegar al final” [3]. ¿Y cuál es el escenario actual que rodea a este proceso?. Estos son algunos de sus componentes:

 

  1. Bolivia puede disgregarse o ir a una guerra civil (como ya lo gritaron en el Altiplano), si pierde su capacidad de renovación.

 

El país oficial, conformado por los partidos políticos y la burocracia parasitaria no coincide con el país real, integrado por un pueblo frustrado que sólo lucha por un pasaporte para huir de este país.De ahí que “no podemos pagar el alto precio que nos ha impuesto un Estado autoritario que, fundado en 1.825, es el responsable directo de que millares de bolivianos emigren en masa hacia los cinturones de miseria que estrangulan las falsas prosperidades de las ciudades del eje central, y del extranjero”.[4]

 

 

  1. Hay una fuerte ideología centralista sustentada por la partidocracia boliviana, que además defiende los principios del estado nacional único bajo la égida de la cultura aimara. Por tanto, su centralismo los convierte en férreos defensores del unitarismo estatal, manteniendo incólume el poder central y tratando a los departamentos de la periferia como colonias.

 

Según González Casanova,[5] el colonialismo se presenta entre pueblos y naciones distintas, y guarda relación con el dominio que ejercen un centro de poder sobre la periferia. Existen dos modelos: el clásico o externo, que incluyen las llamadas colonias típicas, dependientes del imperio y el coloniaje interno, que se aplica a situaciones similares, pero cuyos habitantes se encuentran dentro de marcos estatales formales.

 

De acuerdo a este autor, las características de una colonia son: 1.Territorio sin gobierno propio. (Las autoridades que ejercen el poder son nombradas por el Estado y muchas veces vienen desde la misma sede de gobierno);2. Situación de desigualdad frente a la metrópoli. (Existen múltiples ejemplos que hacen referencia a la discriminación a los departamentos, de manera especial a Santa Cruz); 3. La administración concierne al estado dominador(partido político “nacional” dominante). (Es decir, las decisiones “estratégicas” en todas las áreas se hallan en manos de la burocracia central); 4. Sus habitantes no eligen a sus administradores. (Ni siquiera los gobiernos municipales gozan de autonomía. Es una ficción de gobierno local propio);

5. Los derechos de sus habitantes, su economíay sus privilegios sociales son regulados por elcentro del poder. (Para ello, nada mejor que analizar las normas jurídicas aprobadas que perjudican al Oriente boliviano); 6. Esta situación no corresponde a lazosnaturales, sino “artificiales”, producto de una conquista, acuerdo inconsulto, etc. (Desde la misma fundación de la República, se desconoció la esencia autonómica que caracterizaba a las provincias o regiones que la conformaron); 7. Sus habitantes pertenecen a una raza o culturadistinta de la dominante y tienen un lenguaje (e identidad) propio. (Pese a ello, desde siempre se ha querido imponer recetas autoritarias para consagrar el colonialismo interno andinocéntrico en la educación y la cultura).

 

¡Qué mejor ejemplo ha sido lo sucedido hace pocos días en La Paz cuando se aprobó la resolución congresal que autoriza sesionar fuera de la sede de gobierno en caso de no existir condiciones para el funcionamiento del Poder Legislativo!. Es conocido que algunas autoridades y dirigentes de aquella ciudad han decretado “estado de alerta y movilización general”, por ser–según ellos– una “medida antipatriótica, antipaceña y antidemocrática”. También han expresado que “los intereses de Occidente no serán burlados por mezquindades regionalistas y acciones desestabilizadores de poderes ocultos” y finalmente dicen que al que no le guste La Paz que se vaya”.

 

Bonita imagen la de aquellos representantes quesustentan ser la centralidad de la unidad nacional, que por cierto no expresan el sentimiento del pueblo paceño . Y nadie les dice regionalistas tal cual ellos mismos apuntan a los cruceños cuando exigimos lo que nos corresponde, o clamamos por el derecho a la autodeterminación que tienen todos los pueblos del mundo, expresado en las Resoluciones de las Naciones Unidas.

 

A esta fuerza centralista se añaden otros factores, como son los siguientes.

 

  1. Para la Asamblea Constituyente se elegirán diputados republicanos o “nacionales”, por tanto no serán representantes locales o departamentales.

 

  1. Las taras que acompañan al concepto del presidencialismo influirán sin duda paracolegir que la nueva Constitución sea nuevamente centralista, unitaria y presidencialista, y para nosotros el pueblo, sólo circo.

 

  1. Además, la Asamblea Constituyente confrontará tres escenarios antagónicos:

a)Los intereses de los partidos políticos.

b)Las presiones regionales que querrán sacar alguna ventaja al centralismo.

c)Los movimientos sociales étnico-indigenistas como el que pretende crear el imperio teocrático de los Incas.

 

En consecuencia, de prevalecer la versión empresarial-política que no entiende al estado como servicio al ciudadano sino como sinónimo de negocio, no sería nada raro que al igual que la Asamblea Constituyente de 1825 que creó un país a semejanza de los intereses económicos de la oligarquía chuquisaqueña, estos nuevos parlamentarios elaborarían un “estado a su manera”.

 

Bajo este marco ¿una Asamblea Constituyente podría llenar las expectativas de los cruceños?. Sin duda, la respuesta es no.

 

Por ello, debemos tener presentes ciertas principios para aceptar o rechazar un nuevo pacto con el estado boliviano, puesla negación a estas condiciones no merecería la participación de todos aquellos pueblos o ciudades que creen en una Ley Fundamental que siente las bases de una nueva política de estado que supere el conflicto y ofrezca iniciativas para resolver la llamada “cuestión nacional”, consolidando a Bolivia como un país soberano, unido en la diversidad.

 

En aras de coadyuvar a la toma de posición antes de la convocatoria a laAsamblea Constituyente, expreso estas siete reflexiones:

 

 

1.El voto en democracia es lo que vale. En consecuencia, cualquier elección de representantes ante dicha Asamblea sólo podrá ser mediante el voto popular.

 

2.Santa Cruz debe hacer respetar a población que tiene, para que el número de diputados ante la Constituyente corresponda al número de habitantes. Cualquier distribución que se haga debe respetareste justo principio democrático, que es innegociable.

 

No olvidemos que de acuerdo al Censo de 1996, a nuestrodepartamento le correspondía 26 diputados en lugar de los 22 que tiene actualmente. Según el Censo 2002 le correspondería 32.

 

3.Habría que acabar con el monopolio de los partidos políticos. De ser posible, evitar su participación como tales en esta elección. Podrían apoyar a sus candidatos, pero sin participar con su sigla. En este sentido, la ley que convoque a la Asamblea Constituyente podría establecer circunscripciones, donde se elijan dos, uno por mayoría y otro por minoría, siendo un requisito para su postulación acompañar firmas equivalente al 3% del patrón electoral de la circunscripción donde se quiera participar como candidato.

 

4.Debería haber igualdad de oportunidades para la campaña en los medios periodísticos, que debería ser subvencionada por el estado boliviano. Así controlaríamos a que sólo fueran miembros de la Constituyente sólo los que tienen dinero.

 

5.Dado que la ciudad de La Paz –por culpa de algunos de sus dirigentes y autoridades –, ya no ofrece las condiciones plenas para debatir sin ninguna presión el diseño de un nuevo país, se debe dar cumplimiento a la historia boliviana, es decir, esta Asamblea Constituyente debería tener como sede a Sucre, capital de la República.

 

6.La nueva Constitución tiene que tener mínimos grandes acuerdos previos a la convocatoria de la Asamblea Constituyente, habida cuenta que la nueva ley de leyes no podría ser una “Constitución bis”, que no cambie nada de fondo. Uno de ellos es realizar un referéndum vinculante en cada departamento sobre elnuevo modelo de estado (unitario centralista, unitario autonomista, federal, etc.). Dicho referéndum debería hacerse en la misma ocasión cuando se pregunte respecto al gas.

 

De este modo, el pueblo ejercerá su soberanía que es indelegable, donde los ciudadanos mediante el voto transmiten a sus representantes la decisión tomada. Cualquier otra postura no sólo es robar dicha soberanía, sino también es engañar a sus electores y esto debe merecer castigo, aunque sea de tipo moral. De ahí que la única manera de rescatar la soberanía popular es ejerciéndola. Así resolveremos la tan cacareada “unidad nacional o cuestión nacional”.

 

7.Santa Cruz debe diseñar su propuesta y elaborar una estrategia propia con diferentes fases:

 

a)Debatir y concertar un proyecto regional marco que en lo posible recoja las expectativas de unan a todo el pueblo cruceño, sin distinción alguna. Se trata de un proceso donde el Comité pro Santa Cruz, la Brigada Parlamentaria y la Universidad Gabriel René Moreno sean las instituciones auspiciantes.

 

b)Que una Asamblea de la Cruceñidad ampliada con todos los sectores de la comunidad, incluyendo a la Brigada Parlamentaria cruceña, pueblos originarios, etc., yautoridades, se convierta en algo así como un Parlamento Regional que finalmente apruebe la posición de Santa Cruz a este respecto, porque este una planteamiento de todos y para todos..

 

c)Socializar la nueva propuesta atoda los habitantes del departamento..

 

c)Conformar una Alianza con otros departamentos, de moco especial con Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca, dadas las afinidades existentes, pero también con otros departamentos que quieran asumir la defensa indeclinable de un proyecto común. El objetivo final es hacer del proyecto de la “Media Luna”un planteamiento de todo el país.

 

d)En las regiones, comprometer a los candidatos a la Asamblea Constituyente a defender estos principios inalienables e imprescriptibles.

 

Dejo apenas brochazos de estas siete ideas-fuerzas que los cruceños tendremos que debatir. Al concluir, sólo me permito afirmar que “profundizar la democracia, acceder a la autodeterminación de los pueblos, ratificar nuestra identidad, defender y proteger nuestros recursos naturales, la integración continental y formular un nuevo pacto con el Estado boliviano, deben ser los paradigmas sobre los cuales se debe asentar el nuevo nacionalismo cruceño” [6]. Todo ello significa construir un estado social y democrático, plural, que transforme “una prisión de pueblos en un país de países” [7] o un “Estado de regiones” 2.

 

Santa Cruz hace más de 400 años votó para afirmar la luchapor la autonomía histórica de nuestros pueblos, porque no se puede conseguir armonía en las diferentes partes de un todo, sino se funda el ordenen cada una de ellas.Además, este derecho regional será el punto de arranque que dará valor y entereza a la gran patria boliviana. Bien sé que no bastará un decreto o la sanción de una ley, para crear la libertad autonomista de un día para otro porque toda libertad es obra del tiempo, el resto es concientización.

 

Por eso, quisiéramos que la vida social y civilizada saliese de la capital, se desparramase por todo el país, tomase asiento en las ciudades y las provincias; descentralizar el poder, para entregárselo a su legítimo dueño: ¡el pueblo!.

 

Si no obstante ello, por sostenerla AUTONOMIA REGIONAL se nos acusara de románticos, -o de eternos autonomistas-, contestaríamos con Dostoiesvki que “El corazón es lo importante”. Si se nos dijera que afirmamos un mito, aún así responderíamos que somos creencia.Si se nos reiterara que la autonomía regional es una bandera de lucha, afirmaríamos parafraseando a Ortega y Gasset, que “somos héroes, combatimos siempre por algo lejano…”.Y si la objeción fuera que estamos detrás de un sueño, expresaríamos que “el hombre es un mendigo cuando piensa y un Dios cuando sueña”.Y si se insistiera en esto último, pensaríamos tal vez que puede ser un sueño… pero dehombres libres.[8]

 

 

 

Santa Cruz, martes 2 de febrero de 2004.




* Ponencia presentada en Foros Concluyentes: Constituyente y Reforma Constitucional en Bolivia. Santa Cruz, 2 de febrero de 2004.

[1]Carlos Dabdoub Arrien. Una propuesta de cambio “La Reforma Constitucional.Seminario sobre Descentralización Administrativa. FLACSO/ILDIS. 29 de julio de 1987.

[2]Carlos Dabdoub Arrien. La Refundación de Bolivia. Seminario “Integración y Democracia; Descentralización y Reforma Constitucional”. 27 de enero de 1988. En: Santa Cruz 2000: El Proyecto Cruceño.

[3]José Blanes. La Epoca. 23 de noviembre de 2003.

[4] Movimiento Nación Camba. Santa Cruz y el nuevo Pacto con el Estado boliviano. 24 de julio de 2001.

[5] Ver en Sergio Antelo Gutiérrez. Los Cruceños y su derecho de libre determinación. 2003.

[6] Movimiento Nación Camba. Memorándum. Santa Cruz, 14 de febrero de 2001

[7] Sergio Antelo Gutiérrez. Entre el país unitario y el país plural. EL DEBER, 19 de enero de 2004.

2Carlos Dabdoub Arrien. La Refundación de Bolivia. Seminario “Integración y Democracia; Descentralización y Reforma Constitucional”. 27 de enero de 1988.

[8] Carlos Dabdoub Arrien. Discurso en el acto de posesión como Presidente delComité pro Santa Cruz. 26 de febrero de 1986.

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