De reducción de gastos y de funcionarios públicos – Gabriela Ichaso Elcuaz (*) – 24.1.2004

El país que tenemos

 

De reducción de gastos y de funcionarios públicos

 

Gabriela Ichaso Elcuaz (*)

 

Una cosa es hablar de reducción de gastos y otra, muy distinta, es creer que el ahorro del país está en recortarle el sueldo y aumentarle el impuesto al funcionario público que, histórica, y mensualmente, ha aportado al Tesoro General de la Nación como deberían hacerlo de forma universal todos los mayores de edad que trabajan en actividades lícitas.

 

Bajarle el sueldo a un funcionario público es castigar el mérito de serlo.El Estado ha diseñado innumerables sistemas y normas de control de la administración pública y a la vez que exige eficiencia, transparencia y optimización de recursos al funcionario, también le debe retribuir lo que corresponde.Ser servidor público es un mérito que reconoce la sociedad en un ciudadano o ciudadana que es designado para trabajar por los demás y supone exclusividad de empleo, salvo la docencia.Otra cosa es que por los funcionarios que sobran, los corruptos o los incompetentes, se castigue a los que se precisan.

 

En el Gobierno Nacional, en el Poder Judicial, en el Congreso y en los Gobiernos Municipales mal llamados grandes, hay burocracia por demás:asesores, directores, jefes, coordinadores y secretarias hasta el cansancio.En los Ministerios, los “programas” y “proyectos” destinados a indígenas, mujeres, salud, educación, descentralización, justicia, institucionalización, etc. se repiten en uno y en otro.Una señal de coherencia es que cada Ministerio haga lo que tiene que hacer y coordine con los demás sus responsabilidades, pero el Gobierno y la cooperación internacional deberíamos ponernos de acuerdo primero en que es así y luego, en que ya está bueno.

 

Una medida acertada asumida por el Gobierno fue la de ponerle punto final a la discresionalidad de los contratos de esa “clase” paraestatal llamada “consultores”.Este país tiene toneladas de “consultorías” de todo y de nada que le cuestan millones de dólares: estudios y diagnósticos que concluyen en la buena o mala voluntad de sus autores, sin que tengan ninguna responsabilidad en su aplicación, ejecución, ni siquiera en su conclusión.Y de “consultores” que se creen gurús andamos infestados:creen que si sus recetas se hacen y no resultan es “porque cambió el contexto” o si no se hacen, andan por los cafés hablando mal del Gobierno de turno hasta que les paguen lo que les deben o consigan un nuevo mejor contrato.Usted no va a creerme, pero en este país se venía pagando hasta siete mil dólares por mes a un “consultor” por asuntos que no les implica ninguna responsabilidad.

 

En la administración pública, deben estar los mejores ciudadanos y ciudadanas cumpliendo la función específica que el país requiera con el solo requisito que establece la Constitución:la idoneidad.Y eso es ser honesto, capaz, dedicado y por sobre todo, responsable de lo que hace con los recursos de todos, lo que supone una justa remuneración.

 

(*)Concejal de Santa Cruz y Viceministra de Participación Popular,

e-mail:gabrielaichaso@municipio.gov.bo

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