El mensaje papal contra el totalitarismo y el paganismo – Carlos Dabdoub – 23.5.2007

El mensaje papal contra el totalitarismo y el paganismo




























Carlos Dabdoub

En su primer viaje a América, el papa Benedicto XVI afirmó durante la V Asamblea General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Celam), en el santuario de Aparecida, que la evangelización de América “no supuso en ningún momento una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña”. El Pontífice se mostró contrario a un renacer de las religiones precolombinas, afirmando que sería “una utopía el volver a darles vida, separándolas de Cristo y de la Iglesia”. Hacerlo, según el Papa, sería “una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado”.
Benedicto XVI destacó la madurez de la fe en muchos americanos, pero declaró ‘un cierto debilitamiento’ de la vida cristiana y de entrega a la Iglesia católica debido al “secularismo, hedonismo, indiferentismo y al proselitismo de numerosas sectas de religiones animistas y de nuevas expresiones seudorreligiosas”, similar a los rituales paganos que observamos casi a diario en la televisión boliviana.
También expresó su preocupación porque “al igual que en otras regiones, se ha evolucionado, hay motivos de preocupación ante formas de gobierno autoritarios o sujetos a ciertas ideologías que se creían superadas y que no corresponden con la visión cristiana del hombre”.
Sobre los problemas sociales y políticos que confronta América Latina, denunció que “el sistema marxista, donde ha gobernado, no sólo ha dejado una triste herencia de destrucción económica y ecológica, sino también una dolorosa destrucción del espíritu. Y lo mismo vemos en Occidente, donde crece la distancia entre pobres y ricos, y hay una degradación de la dignidad personal…”.
Para todos nosotros, este mensaje nos debe hacer reflexionar en un momento cuando se está por redactar una nueva Constitución en Sucre, que establecerá la forma y el tipo de Estado, sus poderes y la relación con los diferentes niveles de gobierno y con la sociedad.
No cabe ninguna duda de que actualmente confrontan dos visiones de país. La primera, la que sostiene un Estado social y democrático, que respeta los derechos individuales como la libertad de culto o que los padres elijan la mejor educación para sus hijos, entre otros aspectos, y los derechos colectivos, como la de los pueblos indígenas o de los propios departamentos a cultivar y enseñar su propia cultura bajo el marco intercultural. Para ello, reconoce las autonomías departamentales como un mandato del pueblo.
Por el otro lado, tenemos lo que sabemos. Un Estado centralizado y plurinacional, especie de confederación de naciones, que nos llevará a la desintegración del país o al menos al enfrentamiento, si se consolidan las aspiraciones de quien además de ser secretario o jefe de sindicato, partido o movimiento, quiera también ser el Estado, a la vieja usanza de Luis XIV (el rey Sol), que hace casi tres siglos dijo: “El Estado soy yo”, y que en el siglo XX pretendieron reeditarlo Hitler, Mussolini y Stalin, pero a los cuales no les fue bien. Ahora cada uno debe saber elegir.


 


fuente: http://www.eldeber.com.bo/2007/2007-05-22/vernota.php?id=3155

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