El libertinaje de los medios es culpa nuestra — Gabriela Ichaso E. – 7.8.2003

 

El libertinaje de los medios es culpa nuestra — Gabriela Ichaso E. – 7.8.2003

Autor: Gabriela Ichaso Elcuaz

Publicado: Enviado a eforobolivia el 7.8.2003

 

El libertinaje de los medios es culpa nuestra

Gabriela Ichaso Elcuaz

Las aberraciones cometidas desde las bocas de presentadores de noticias a título “de la gente llama, la gente dice”, desde las imágenes captadas por camarógrafos y desde los pobres interrogatorios y conclusiones de periodistas, son el espejo lastimoso del incumplimiento de deberes, la ignorancia, la hipocresía y la conveniencia consentidas de quienes caemos en las garras de los intereses de los medios de comunicación.
La fiscal condena por televisión, en lugar de investigar, aportar pruebas y acusar ante la justicia, observando el precepto constitucional de la presunción de inocencia.
La policía presta al presunto violador o autero o narco, varias veces, conforme el orden de llegada, a cada camarógrafo para que los vecinos enardecidos lo incendien o le peguen, en lugar de detenerlo y conducirlo ante la autoridad que defina su proceso.
El director del hospital abre la puerta de terapia intensiva para que el reportero le enchufe el micrófono al mutilado, al accidentado, al baleado hasta que el paciente quede sin aliento, en lugar de ordenarle al médico de turno que informe sobre su estado.
El jefe de la cárcel da pase libre a la prensa para que entreviste al reo o al preso de moda apaleado o rodeado de celulares, armas o alcohol, según la escenografía que convenga a la agenda periodística del día, en lugar de cumplir las normas carcelarias.
El funcionario y el político chismean a favor de sí mismos o en contra de su eventual adversario a través de rumores o papeles que salgan en titulares interpuestos por el azar de la primicia y la connivencia poco profesional de los amiguitos de la prensa de turno, en lugar de plantear propuestas o denuncias conforme a derecho y poniendo la cara y la firma.
El gendarme invade chicherías persiguiendo mujeres y niños debajo de camas y detrás de puertas a pedido de la cámara que lo esté filmando, en lugar de limitarse a su labor y dejar en manos del Ministerio Público y la Policía la investigación y la detención de quienes estuviesen cometiendo delitos.
El morguero acomoda a los muertos de cara, de perfil, desnudos o con un zapato, a gusto y sabor de la línea amarillista del primer medio que caiga, en lugar de ser el primero en cuidar la decencia de cubrirlo hasta que alguien dé la sepultura que corresponda.
Los canales de televisión reciben llamadas bajo el poco escrupuloso argumento de la participación ciudadana a sabiendas que cualquiera se inventa un nombre y levanta sospechas sobre la víctima entrevistada del día, en lugar de confrontar a personas de carne, hueso y documento de identidad y respetar el derecho a réplica.
Las situaciones son tantas como personas habemos en el mundo. Y no es justo culpar exclusivamente a los medios de comunicación del libertinaje al que han llevado la libertad de expresión, mintiendo que cumplen su deber de informar.
¿Queremos medios de comunicación transparentes, ecuánimes, equilibrados, en fin, informativos?
¡Empecemos nosotros por cumplir nuestras obligaciones con el debido respeto a las funciones que ejercemos y a la sociedad a la que nos comprometimos servir!
Si en Palmasola declarara quien y como debe hacerlo, si en los hospitales los médicos diagnosticaran por sus pacientes, si el Ministerio Público defendiera a la sociedad como la ley manda, si todos trabajáramos e informáramos conforme a nuestras atribuciones, seríamos menos cómplices de lo que pasa, en lugar de preocuparnos por hacer lo que nos toca recién cuando el canal amigo llega para filmarnos.

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