Para que conste en acta – Con el corazón en la izquierda y la razón en el centro

 

Para que conste en acta – Con el corazón en la izquierda y la razón en el centro

Autor: Gabriela Ichaso Elcuaz

Publicado: El Deber, 11.08.2001

 

“Es el niño globalizado que dirigirá el país más pobre de América del Sur. Es la mejor opción que tiene Bolivia en este momento”, sentenció Eduardo Gamarra, analista de la Universidad de Florida, citado por el periodista del Miami Herald, Andrés Oppenheimer. Se refería al 62º Presidente de la República de Bolivia que asumió el mando de la Nación el 7 de agosto de 2001. El ahora plenamente Excelentísimo Ing. Jorge Quiroga Ramírez, “el Tuto” que había optado por arriar sus alas durante su Vicepresidencia de cuatro años a instancias de Banzer y un entorno que se negaba a reconocerle una forma distinta de pensar, comenzó a volar.

Su Mensaje a la Nación fue magistral. Sorprendió a todos, alegró a pocos. Estamos acostumbrados a ver sin mirar, a oir sin escuchar y a reaccionar como aplastados por la vida. Comentarios como “sí, fue bueno el discurso pero habrá que ver que hace”, “… habrá que ver como le va….”, “¿será que lo van a dejar?”, fueron las inmediatas reacciones que obtuve de amigos y amigas, de políticos de varios partidos -principalmente del suyo, ADN- y de varios de sus propios allegados.

Desde el 24 de septiembre de 1993 no escuchaba en esta ciudad un discurso tan auténtico, noble, generoso y, sobre todo, valiente. Varios no habrán entendido ni jota del mensaje del Presidente. Otros tantos se habrán quedado descolocados por la falta del “acostumbrado protocolo”. Pero la mayoría habrá comprendido que el Presidente ha dado por jubilada la enquilosada política medireview y colocado a sus protagonistas -conmilitantes y adversarios políticos- en el globalizado escenario de un mundo que no sospechan ni se esfuerzan por conocer e interpretar. Una jubilación virtual, por ahora, aunque lo más difícil era decirlo y el que se animó es, nada menos, que el Presidente Constitucional de la República. O, visto de otra manera, un sacudón a los jefes de todos los partidos políticos y a los futuros presidenciables del 2002, quienes se han visto obligados a un giro a sus propuestas, a sus actuaciones y a la elección de sus acompañantes.

El 71% de los bolivianos de hoy, afirma un sondeo de opinión realizado por la red de medios de comunicación liderada por El Deber, en estos tres años ha debido recortar su presupuesto familiar; la mitad tiene alguna deuda que pagar y, en un abrumador 83%, afirma que la crisis económica que vive el país es muy grande. A estos datos prácticos de la vida real, se suman otras características que profundizan la actitud pesimista: los bolivianos de hoy son tristes, conformistas, impuntuales y quejumbrosos, lo que resta autoestima y valoración positiva a sus dotes para el trabajo y el emprendimiento; degenera su humildad y tolerancia en sumisión. Ese es país en el cual co/desgobernó Tuto Quiroga cuatro años hasta la parafernalia de despedida de un frustrado General Banzer que nunca encontró camino para sacar al país de la crisis en que se hundía y que debió renunciar a su mandato ante un pueblo que -a pesar del calvario cotidiano- no dudó en compartir y conmoverse por su dolorosa enfermedad. Ese es el país en el que Tuto Quiroga toma las riendas por el primer año del resto de su nueva vida política: con un espectacular quiebre que en veinticuatro echó al olvido de la memoria de la gente y de los medios de comunicación al General enfermo.

“Ya no podemos mantener un sistema basado en coalciones para el reparto de pegas y cuotas… Convoquemos a los bolivianos y bolivianas con el IDH más alto. No me refiero al Indice de Desarrollo Humano que difunde Naciones Unidas, sino a las personas con Inteligencia, Dedicación y Honestidad, y que tengan la sensibilidad para escuchar y comprender las necesidades de la gente y encontrar juntos las soluciones…. Pondré la responsabilidad por encima de la popularidad…. Podré tolerar que mis colaboradores alguna vez metan la pata, pero nunca que metan las manos en la lata…. El trabajo más importante que tenemos al inicio de este siglo es recuperar la confianza en nosotros mismos, la autoestima…. En cualquier país la corrupción es inaceptable, pero en un país pobre es además una ofensa. La corrupción en la Nación envenena el alma, mina la moral, deprime al pueblo y genera bronca….” No es un quiebre debido a la juventud del Presidente sino a la imperiosa necesidad de establecer una ruptura con un esquema mental que nos venía llevando por la senda de la inviabilidad.

El periodista Marco Zelaya escribió en La Prensa: “Un compañero de curso contó que el presidente Jorge “Tuto” Quiroga, en el colegio era rápido para las multiplicaciones mentales: le ganaba, asegura, incluso a las calculadoras manuales de la época. Tal vez esos primeros contactos con la tecnología fueron fundamentales para que se inclinara por los números, estudiara ingeniería en la Texas A&M y trabajara para la IBM, una multinacional en la que rige el codigo de la globalización. Por eso multiplicó su poder, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo; por eso el nuevo gabinete se parecerá, en lo operativo, al directorio de una Sociedad Anónima. Pero ya las encuestas revelan que las expectativas de la gente, en su gestión de un año, son bajas. Además de la pobreza y la corrupcion, hay mucho pesimismo. Y esta mezcla podría derrotar al mas pintado. Lo previsible es que deberá, ahora más que nunca, emplear a fondo su habilidad de calculista.”

A pesar de contar en su selecto Gabinete con un interventor de la Universidad Pública en la dictadura y un par de personajes de dudoso perfil, varios de sus colaboradores gozan de trayectorias académicas, profesionales y éticas, impecables. Un segundo paso personalísimo y sugestivo.

Apuntando su pecho y luego su cabeza, Tuto Quiroga se confesó en la inauguración de su Primera Magistratura: “Pienso en función de como soy y soy de donde vengo… Tengo el corazón en la izquierda y la razón en el centro”. Si cumplirá o no, si podrá o no, es un análisis que vendrá dentro de un año: pero así el país continúe o profundice esta crisis que nos tiene lastimados a todos, tendremos que reconocer y recordar el valor en sí y el quiebre mental con el pasado y con el propio presente que impuso el discurso presidencial de Tuto Quiroga.

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