Municipio y sociedad civil
Municipio y sociedad civil
Autor: Alfonso Moreno Gil
Publicado: Santa Cruz, 19 de diciembre de 1999
Cada elección que pasa aprendemos algo y también nos motiva a reflexionar en torno a la necesidad de perfeccionar el sistema que rige la vida democrática del país.
Después de los recientes comicios he oído comentarios de muchos ciudadanos sobre cómo mejorar la participación del electorado. Hay diversas ideas y opiniones que deben analizarse con disposición de diálogo, pues en democracia es fundamental que escuchemos y podamos ser escuchados, que ejerzamos plenamente nuestro derecho a compartir criterios y disentir.
En relación a las elecciones municipales y resumiendo lo que considero más importante, me permito exponer algunas inquietudes, con el fin de aportar al proceso democrático y contribuir a que se amplíe y fortifique el papel de la sociedad civil en la elección de los gobiernos municipales.
1. Los candidatos a Alcalde deberían postular exclusivamente a este cargo; es decir, la votación sería directa. En caso de que ningún candidato alcanzara la mayoría absoluta en los comicios, podrá determinarse el resultado final en una segunda vuelta entre los dos más votados. Este sistema verdaderamente consolidaría la voluntad popular y tendríamos un alcalde con bastante apoyo ciudadano; además evitaría las componendas entre partidos. En contra, se afirma que un alcalde elegido como lo estamos proponiendo, no siempre tendría el apoyo de la mayoría del Concejo y eso podría dificultar la tan mentada gobernabilidad. Sin embargo, el sistema actual puede dar lugar a una situación de hegemonía en las decisiones, donde el alcalde, si tiene a su favor la mayoría del Concejo, puede hacer o deshacer, y muy poco pueden lograr los concejales que no estén de acuerdo, aunque sus posiciones sean dignas de tenerse en cuenta.
2. Elección de concejales en forma separada (individual) y por distritos municipales, de modo análogo a como son elegidos los diputados uninominales. Esto definiría las áreas de responsabilidad de cada concejal y sabría el ciudadano a quién dirigirse para plantear sus requerimientos; a la vez, obligaría al concejal por ese distrito a interesarse en buscar resultados positivos. Concretamente, el pueblo tendría a quien ponderar o reprobar. En contra, se arguye que el alcalde podría favorecer con más obras y servicios a las zonas de la ciudad que representen los concejales de su partido. Sin embargo, esto podría evitarse con un correcto control social a favor de la equidad en la gestión municipal, a través de los comités de vigilancia y otras organizaciones.
3. Debería permitirse la presentación de candidatos independientes sin necesidad de respaldo de algún partido político. Actualmente, para postular a las funciones de alcalde y/o concejal es preciso ser aceptado en la lista de candidatos que presenta un partido político. Es decir, un ciudadano que no pertenece a ningún partido y que tiene intenciones de servir a su pueblo, se ve obligado a inscribirse, identificarse o aceptar condiciones que generalmente imponen los partidos para poder acceder a su candidatura. Creo que debe analizarse si se justifica que los partidos detecten el monopolio de las elecciones. ¿Por qué no viabilizar que frentes cívicos, vecinales o interinstitucionales puedan postular a candidatos idóneos sin filiación partidista que deseen aportar al desarrollo del municipio?
4. La revocatoria del mandato. Por lo sucedido en varios municipios del país en el último periodo, cuando mal se utilizó el voto de censura constructiva, nos hemos dado cuenta que la aplicación de ese procedimiento se convirtió en un carnaval. Ahora se ha modificado un poco, pero persiste la amenaza sobre el alcalde. Opino que el alcalde debe elegir por todo el período y sólo si comete actos de corrupción debería ser cambiado, y los únicos que tendrían esa facultad serían quienes lo eligieron, es decir los ciudadanos. En este caso, es necesario instituir un sistema, como el plebiscito o el referéndum, para que la sociedad civil pueda dar su opinión y no sea un acuerdo político el que destituya la alcalde, como se ha en la mayoría de los casos.
