Migración

 

Migración

Autor: Alfonso Moreno Gil

Publicado: Santa Cruz, 9 de marzo de 2001

 

Santa Cruz seguirá recibiendo inmigrantes y debemos llamar migración de miseria a este fenómeno.

Mucha gente que emigra ha tenido probablemente escaso acceso a la educación, a la salud y, por supuesto, se desplaza sin recursos económicos. La mayoría proviene de zonas deprimidas de otros departamentos, principalmente de la zona occidental del país, y habla muy poco español.

Se trata de una migración que supone alguna ventaja, ofrece mano de obra barata, trae consigo sus costumbres y las manifestaciones peculiares de su cultura. Obviamente, éstas entran en contradicción con nuestra forma de pensar y de sentir. Al mismo tiempo que crece esa migración en nuestras ciudades, también se desplaza al campo.

Los inmigrantes suelen organizarse en sindicatos y otro tipo de asociaciones. Exigen tierras en las áreas rurales y en las urbanas, y muchas veces las avasallan sin ningún respeto al ordenamiento jurídico y -por qué no decirlo-, apoyados e incentivados por malos dirigentes políticos y vecinales que actúan demagógicamente. Pero asimismo muchas personas son engañadas y se las utiliza con ofertas mentirosas para conseguir apoyo en épocas electorales.

De modo creciente hay mayor demandas de servicios que lamentablemente no se pueden satisfacer ni aun a favor de los lugareños. Para el año 2015 se estima que Santa Cruz tendrá alrededor de dos millones de habitantes. ¿Cómo podremos controlar la situación? ¿Cómo podremos brindar servicios básicos a toda esa población? ¿Cómo podremos ofrecer trabajo y evitar la inseguridad ciudadana? ¿Cómo podremos atender los requerimientos de vías camineras, educación y salud en las áreas rurales?.

A nadie le conviene que continúe llegando esa migración de miseria, porque los pocos recursos económicos que disponemos no alcanzan ni para nosotros mismos y el Gobierno carece de algún programa social de apoyo. En detrimento de nuestros derechos y aspiraciones regionales y pese a los insistentes reclamos cívicos, no se cumplió en 1996, ni en los siguientes años, la encuesta demográfica dispuesta en la Ley de Participación Popular para actualizar los datos demográficos y efectuar una nueva distribución de recursos.

Es cierto que aún tenemos espacio en el territorio departamental, que nuestras áreas rurales necesitan ser pobladas, pero lo que pedimos, y tenemos derecho a ello, es una migración adecuadamente planificada, que responda a políticas estatales de desarrollo, teniendo en cuenta la realidad de las regiones y el factor económico, en especial lo referente a la subsistencia humana y la prestación de servicios.

De igual manera, a los departamentos expulsores de población no les conviene seguir perdiendo habitantes, porque les afecta de manera considerable. Hay abandono de sus zonas rurales y ciudades, y al disminuir su población recibirán menos recursos de coparticipación tributaria. Por otro lado, tendrán menor número de diputados, de aplicarse lo dispuesto en la Constitución.

A ningún departamento conviene la situación actual, ni a los que reciben inmigrantes ni a los que pierden población. El problema no sólo de Santa Cruz, es un problema nacional y así debería ser encarado.

Nuestra gran desafío está en desarrollar dos estrategias simultáneas, una a nivel nacional con la participación de todas las prefecturas y del Gobierno central; y, la otra, una estrategia cruceña a ser aplicada dentro de nuestro departamento.

En lo nacional, el Gobierno y las prefecturas deberían invertir recursos en las zonas más deprimidas de cada departamento, garantizar aceptables condiciones de vida y de trabajo, apoyar el desarrollo de actividades económicas, como el turismo y la agricultura, mejorar los servicios de educación y salud; en suma, que las personas tengan incentivos para quedarse en sus regiones.

En nuestro caso, como región, considero que no es prudente aislar a los inmigrantes, más bien asimilar a los que ya están aquí. Pues, entonces, enseñémosles nuestra forma de ser y de pensar, compartamos con ellos nuestras costumbres. Tarea difícil, complicada, que demanda tremendos esfuerzos económicos y humanos, pero no tenemos otra opción; ya están aquí, trabajan y viven en esta tierra, compartimos con ellos los mismos problemas. Pero insisto, tenemos todo el derecho de exigir al Gobierno que toda esa migración venga en mejores condiciones; en caso contrario nuestra situación será peor que las de otras regiones del país.

Tiene capital importancia el censo de población y vivienda previsto para este año. sus datos servirán para que se reajuste nuestra coparticipación tributaria.

Santa Cruz es nuestra región. Tenemos el derecho de exigir que quienes vienen a esta tierra, que quienes han decidido criar a sus hijos con los nuestros, respeten nuestras normas de convivencia, así como nosotros también respetamos las de otros pueblos.

Ellos deben hacer lo posible para adaptarse al medio y nosotros tenemos que facilitarles esa adaptación. Al final y al cabo, todos ganamos, pues tendremos una región fuerte y unida, con criterios comunes, principalmente desarrollando el sentimiento de pertenencia a la comunidad y asumiendo el deber de servirla.

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