Mi experiencia cívica

 

Mi experiencia cívica

Autor: Alfonso Moreno Gil

Publicado: Santa Cruz, 25 de febrero de 2001

 

Como todos los ciudadanos que han desempeñado la función de presidente del Gobierno Moral de nuestra región, llegué a este cargo imbuido de ilusiones y sueños, proyectos y planes, y con gran voluntad de servir a nuestro departamento y, a través de él, a nuestro país.

Sin embargo, no es suficiente tener buenas intenciones porque en el diario vivir hay presiones de toda índole, intereses sectoriales, económicos y personales, y lamentablemente la injerencia político partidista.

Este último aspecto es el que más daña causa al movimiento cívico. Pero tal es la realidad y es en este contexto que actuamos.

Cuán difícil es reflejar, en su verdadera magnitud, los logros de una gestión y obtener de todos una cabal comprensión de la filosofía del civismo cruceño.

Los resultados que buscamos no siempre dependen de nosotros mismos; las acciones que emprendemos generalmente no suelen desembocar en algo tangible, algo que los ciudadanos pueden percibir fácilmente.

Hicimos muchas gestiones, hemos actuado como intermediarios, portavoces e intérpretes de las demandas y necesidades de todos los sectores, municipios y provincias del Departamento, sin exclusiones.

Y, porque no siempre todos comparten similares criterios, hemos buscado la concertación, aunque empleando este procedimiento a veces no se llega a satisfacer totalmente las expectativas.

A pesar de las dificultades, los imponderables y las actitudes contrarias al civismo, tenemos una gran institución, con credibilidad, aceptada por una gran mayoría, respetada y escuchada en todo el país.

Me permito comparar al movimiento cívico con el sistema democrático, ya que -más allá de los defectos que se les pueda endilgar- es lo mejor que tenemos en materia de representación regional.

La presidencia del Comité es como una carrera de postas. Todos, quienes asumimos esta función corremos en la misma dirección.

Quizás varíe la intensidad de la carrera, eso depende -como es lógico- del carácter y la formación personal de cada presidente y de sus colegas vicepresidentes, como también de la calidad y dedicación del respectivo Directorio.

Pero eso sí, todos, absolutamente todos, seguimos la misma línea institucional con férrea voluntad de luchar en beneficio de todo nuestro departamento.

Los propósitos que se hacen realidad en un determinado período de labores no sólo se deben a los correspondientes directivos.

Recordemos que nuestra principal diferencia con las estructuras gubernamentales es que el accionar cívico representa una cadena de gestiones, y ciertamente hay continuidad en la lucha por objetivos concretos.

En efecto, los directorios precedentes son partícipes de esos logros, porque todos los días, en todas las gestiones, en todas las épocas, en todas las estructuras institucionales afiliadas o no al Comité, avanzamos de manera dinámica, a veces mucho, a veces poco, haciendo opinión, concienciando a la ciudadanía y a los partidos políticos sobre los cambios que deben efectuarse.

Es realmente excepcional alcanzar trascendentes metas en un solo período institucional, porque suele ocurrir que los más grandes propósitos se logran años después de su inicio.

Muchas de las propuestas y emprendimientos gestados en esta gestión verán sus frutos en los siguientes años, así como los posibles avances logrados en ese periodo con consecuencia de esa continuidad de acciones.

El Comité somos todos los que amamos a Santa Cruz, los que vivimos y trabajamos en esta tierra bendita y queremos que nuestros hijos se identifiquen plenamente con ella, dando lo mejor de sí para engrandecerla continuamente, en actitud de servicio a la comunidad y para honrar nuestra tradición cívica.

En estos tiempos difíciles es necesario el concurso de personas de sólidas convicciones para mantener en alto la jerarquía de nuestra institución.

Algunos le brindamos parte de nuestro tiempo; otros, ideas; pero también es preciso que muchos le den su apoyo económico desinteresado.

Dentro de la vida cívica tiene importancia el formular sugerencias o críticas, las mismas que deben ser analizadas sin satanizarlas, buscando en los conceptos vertidos alguna intención positiva.

El Comité es una institución que -pese a ser más conservadora que renovadora- necesita estar permanentemente actualizada para acompañar los cambios que los tiempos exigen.

Para manifestar apoyo a un dirigente cívico no es suficiente el elogio ni la palmada en la espalda.

Démosle condiciones reales para que pueda desarrollar su trabajo con éxito, pues lo que se consiga será en beneficio de todos los que vivimos en el departamento.

Algunas tareas que aún no concluyeron, requieren seguimiento para hacerlas realidad, lo cual es posible con esfuerzo mancomunado y solidario.

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