Críticas

 

Críticas

Autor: Alfonso Moreno Gil

Publicado: Santa Cruz, 13 de Junio de 1999

 

Han pasado cien días desde que fuimos posesionados en la conducción del Comité pro Santa Cruz. Durante la campaña cívica electoral hicimos una oferta que, con todos los inconvenientes, imprevistos, amigos y enemigos, estamos haciendo lo posible por cumplir, y en este sentido venimos dando permanentemente mensajes que sí queremos cristalizar lo prometido.

Es posible que para algunos estemos muy lentos y para otros muy rápido. Es posible que ganemos algunos y perdamos otros. Imposible dar gusto a todos, difícil conciliar criterios, difícil hacer lo que todos sugieren, pero no por eso vamos a dejar de opinar, de hacer cosas, de tratar de mejorar las condiciones en esta ciudad y en todas las provincias, de luchar por lo que uno piensa y cree es lo más adecuado.

Ha habido muchas críticas, claro que sí. Las aceptamos. La conducción del Comité necesita de las opiniones de todos. Después de escucharlas, analizarlas, compartirlas con otras y situarlas en la realidad, con seguridad siempre encontraremos mejores elementos que permiten tomar decisiones con menor margen de error. Claro que algunas son expresadas con mucha maldad, con mucho odio, como queriendo buscar a toda costa la destrucción de las personas y de la institución; no importan las buenas intenciones, no importa lo que se haga, ni el esfuerzo que se emplee en cada acción, ni el tiempo voluntario, ni nada. Siempre están ignorando lo positivo y sólo están a la expectativa de un error, de una palabra, de una frase, para agarrarse y caer con toda la fuerza del garrote, y estaría todo bien, hasta fueran aceptables, hasta se pudieran discutir con ellos si sólo se notaran mínimas intenciones de buena voluntad, pero no, sólo les interesa hacer daño.

Hay otras inquietudes que aún discrepan con nuestras ideas y formas de pensar, son planteadas dentro de un marco de respeto, con un gran sentido de responsabilidad, en las que se advierte el deseo sincero de proponer cambios, de buscar soluciones, haciendo sugerencias, tratando de avanzar y de ayudar, muy importante: poniendo el hombro a sus propios planteamientos, haciendo lo posible para que se cumplan.

Nadie puede negar que en estos cien días hemos demostrado una amplia disposición para escuchar a todos, para conversar, para dialogar, inclusive con aquellos que piensan distinto.

Es más, pese a todas las críticas, por más duras que hubieran sido, seguimos firmemente con ese criterio y espero que esta posición no sea entendida como debilidad y que todos la interpreten como una real intención de apertura, y que por encima de nuestras diferencias, que es normal tenerlas, hay la madurez necesaria para encontrar puntos en común. Al final, quien se beneficia es el ciudadano.

Cuando decidí ser candidato sabía perfectamente a lo que metía, estaba consciente de la dureza y las dificultades que iba a encontrar, pero nadie puede negarme el derecho a luchar para cambiar las cosas, el derecho a soñar que los cruceños y todos los que vivimos en esta región podamos sentarnos a dialogar, quizás ayudar a olvidar las heridas, a tolerarnos y hacer lo posible para convivir entre nosotros. Además me he propuesto no contestar insultos con insultos, si no con la razón y con la firmeza.

Esta es la situación y es en este contexto que actuamos.

Ojalá que entre todos logremos consolidar un clima de diálogo basado en el respeto mutuo y la voluntad de trabajar en unión por objetivos de interés general.

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