Caminos

 

Caminos

Autor: Alfonso Moreno Gil

Publicado: Santa Cruz, 16 de mayo de 1999

 

Tema complicado el de los caminos. Es sabido por todos, estudiosos y no estudiosos, que la vinculación vial es indispensable para el desarrollo de un país y que además de la gran importancia que tiene la construcción de caminos también es fundamental su mantenimiento. ¿Cuál ha sido la razón para que los estadistas bolivianos, presidentes de la República, ministros y otros, no tuvieran en cuenta esta sencilla y fundamental teoría? ¡Se tiene conciencia de la magnitud de los negociados? ¡Cuántos miles de dólares, bolivianos, o la moneda que fuere se pagaron en peaje los últimos 20 años? ¿Cuánto de este dinero fue a parar a bolsillos de los responsables de esos hechos lesivos a la economía del país? ¿Quién los juzga?

He andado por muchas vías del departamento de Santa Cruz, en caminos asfaltados, en aquellos que alguna vez tuvieron asfalto; en caminos de tierra, algunos con mucho barro, otros llenos de pozos; en pequeñas sendas. He recorrido los Valles, el Chaco, la Gran Chiquitania y el Norte Integrado y en todos los pueblos, en todas las comunidades, siempre se escuchó el comentario, el rumor, de que en cada construcción de un camino había un negociado. Los rumores de las ventas de diesel, los trabajos pro bolsillo efectuados a personas particulares con maquinaria del Estado, y así sucesivamente.

Todos comentan las múltiples promesas de candidatos a cargos electivos, además de ministros, prefectos y otras autoridades, los interminables compromisos de construir caminos, que en su mayoría nunca se realizaron y los pocos que llegaron a materializarse fue a un costo exorbitante. Coincidentemente, se iniciaba la construcción de las vías en épocas de campaña, y cuando las entregaban para el uso público se notaban las deficiencias técnicas, y ni qué hablar del mantenimiento que nunca hicieron.

No hay duda, causaron un gran daño al país, a nosotros, a los ciudadanos, quienes usaron nuestro dinero, nuestros impuestos, para financiar campañas, para comprarse bienes. La angurria de riqueza a toda costa, sin importarles la nación, ni qué hablar del daño causado a todas nuestras provincias y, lo que es peor, eso ha contribuido a que perdamos la confianza en los gobiernos y sus propuestas. Claro, ahora nos presentan planes y proyectos, es cierto, es un nuevo gobierno, pero lamentablemente, debido a esa herencia histórica de mentiras y engaños, cuesta creerles. Por favor, dennos el beneficio de la duda y entretanto pónganse a trabajar y demuestren al país que además de buenas intenciones están cumpliendo eficientemente su obligación de hacer las cosas bien. ¡Queremos resultados! ¡Queremos caminos transitables todo el año! ¡Queremos desarrollo para nuestras provincias!.

Por si acaso, sólo por si acaso, los ciudadanos debemos agruparnos alrededor de nuestras instituciones, sean estas municipalidades, comités cívicos, comités de vigilancia, juntas vecinales y otros. Todos juntos tenemos que fortalecer la acción de la sociedad civil para de esta manera ganar fuerza y convertirnos en fiscalizadores de los trabajos de construcción de las nuevas carreteras y del mantenimiento de los caminos. Al final, el ciudadano que vive en la zona, sabe si trabajan o no, y es el que se beneficia por el buen estado de los caminos.

No sólo es exigir. Seamos honestos, también los ciudadanos tenemos nuestra responsabilidad por el mal estado de los mismos, debemos educarnos, poner buena voluntad e interés de nuestra parte y ayudar al Gobierno a cuidarlos. No olvidemos que el dinero utilizado es nuestro. Es necesario de una vez por todas aplicar la Ley de Carga para evitar que medios de transporte de alto tonelaje transiten con sobrepeso por los caminos asfaltados y que en días lluviosos los camiones, flotas de pasajeros y otros vehículos grandes no utilicen los caminos de tierra, que esperen pacientemente hasta que oree. Para esto es necesario el esfuerzo de los propietarios de los camiones, de los mismos transportistas, de los choferes, de los controladores de las balanzas, de la policía caminera, en fin, de todos.

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