La vida del estudiante en Argentina…

 

La vida del estudiante en Argentina…

Autor: Katrin Noack

Publicado: El Deber, 01.05.1993

 

Cuando llegué a este país, no conocía prácticamente nada de él. Por ello, en mis cortas vacaciones, me dediqué a viajar un poco para conocerlo más, y llegué hasta Tierra del Fuego, al Parque Nacional de los Glaciares y, obviamente, conocí las sierras de Córdoba. Debo admitir que me falta mucho por conocer, pero – ya puedo afirmar que la Argentina es un país muy, lindo (y grande, con sus 2.7 millones de, km2); tiene unos paisajes espléndidos y muy diversos.

Córdoba está ubicada en el centro del país. Es la segunda ciudad en importancia de todo el país, luego de Buenos Aires, y en ella viven aproximadamente 1.5 millones de habitantes. Tiene tres universidades, una nacional y dos privadas, a las cuales llegan estudiantes de todas las demás provincias, como así también del extranjero (Perú y Bolivia principalmente) En estos últimos años, el número de alumnos del exterior ha disminuido notablemente debido al elevado nivel del costo de vida.

Para describir un poco la vida de un estudiante voy a tomar como ejemplo la mía, aclarando dos cosas: por un lado, hay muchos universitarios que regresan los fines de semana a sus ciudades, y, por otro lado, en la Universidad Nacional, por ejemplo, se dictan clases a la mañana, tarde y noche, no así en la Universidad Católica, donde las clases son por la tarde. Se dictan un promedio de 20 a 25 horas de clases semanales, de lunes a viernes, en todas: las facultades de la Universidad. Los estudiantes por lo general acuden a clases en colectivos, ya sean éstos contratados especialmente por la Universidad, o los que pertenecen a la municipalidad y tienen su recorrido cerca del campus, que está ubicado a unos 15 Km del centro de la ciudad. Los estudiantes que viven en barrios periféricos se ven obligados a tomar a veces dos colectivos, tanto a la ida como a la vuelta y así emplean diariamente de dos a cuatro horas en viajes.

La Universidad Católica es dirigida por un padre jesuita, el Rvdo. Padre Moreno y en cuanto a disciplina y orden, se asemeja bastante a un colegio. La asistencia a clases es obligatoria, pudiendo el estudiante perder todo un año lectivo, si es que no cumple con el porcentaje mínimo de asistencia (65% sobre las clases dadas).

En los cursos de primer año, hay un promedio de entre 60 a 90 alumnos. Esta cifra va disminuyendo, siendo así que los otros cursos tienen entre 40 a 60 alumnos, y hasta menos. Esto es favorable para que el catedrático pueda establecer una relación más personal con sus estudiantes, y la participaci6n,de cada uno de estos últimos es tomada muy en cuenta.

En mi facultad, todas las materias son anuales, en otras facultades, también hay materias semestrales. Mayo / junio y agosto / septiembre es la época de exámenes parciales; prácticos se toman durante todo el año y, además, hay tres turnos para los exámenes finales (febrero / marzo, julio, noviembre / diciembre).

Para las distintas materias, el catedrático proporciona a los alumnos la bibliografía necesaria para las pruebas. Acá podría hacerse, una acotación importante: la mayoría de los estudiantes estudian para las pruebas, y no para su vida. Con esto quiero decir lo siguiente: se estudia unos cuantos días antes del examen, únicamente de la bibliografía solicitada por el profesor, y no se recurre a otros textos para ampliar un poco el conocimiento o hacerse una idea más general. Son pocos los estudiantes que tienen cierta constancia en sus estudios, y que, por ejemplo, van seguido a las distintas bibliotecas que hay en la ciudad.

“El estudiante promedio dedica mucho tiempo a las relaciones sociales”, y los finos de semana están, por lo general, para las salidas. Las discotecas (“boliches”, como se las llama acá) abren a la medianoche, pero la gente llega recién a la una o dos de la madrugada. A las 5:30 cierra el local, así que después es común ir a tomar todavía un café con los amigos, y se acuesta a las siete u ocho de la mañana. El día siguiente se emplea para recuperar energías (en otras palabras, dormir), y la siguiente noche transcurre de forma similar a la anterior. Si uno no tiene suficiente dinero para ir a bailar dos veces por semana (la entrada a la discoteca es, normalmente, de 10 dólares), entonces se busca otra solución, como reunirse para tomar cerveza (o mate) y jugar al “truco”, un juego de cartas típicamente argentino y muy entretenido.

A pocos estudiantes les interesa ir al teatro, a exposiciones o algo por el estilo. Al cine, en cambio, se va muy seguido. El nivel del costo de vida es bastante alto, comparándolo con otros países latinoamericanos. El alquiler, la comida el transporte, todos estos gastos son elevados. Sin embargo, dinero para las salidas y fiestas aparentemente siempre hay.

En cuanto al futuro, anhelos, planes, los estudiantes no se preocupan mucho. Por lo general, lo que importa es “recibirse” decir, tener un título en el bolsillo. Yo, particularmente, quisiera luego de egresar de la Universidad, irme por uno o dos años a Europa o a los Estados Unidos, para hacer un postgrado / doctorado. En cuanto al trabajo, me, encantaría desempeñar alguna función en Santa Cruz o alrededores. En mi facultad, la de Ciencia Política, hay que considerar que nuestro campo de acción es muy amplio y diverso. Podemos desempeñarnos en vida profesional como asesores de empresas multinacionales, gubernamentales o de organizaciones mundiales, así también hacer carrera en la política y si es, que se sigue la carrera de Relaciones Internacionales, ingresar, en la diplomacia. Además, el licenciado en Ciencia Política, el politólogo, está capacitado para realizar estudios o investigaciones político-sociales. El egresado de esa facultad cuenta con un conocimiento teórico muy amplio, fue instruido en materias como derecho, economía, sociología, geopolítica y metodología de la investigación, etc.,

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