La Ciencia Política y la Política

 

La Ciencia Política y la Política

Autor: Katrin Noack

Publicado: El Deber, noviembre de 1994

 

Como estudiante de la carrera de Ciencia Política, ocurre frecuentemente que escucho preguntas como: “¿Así que vas a ser política?” ó “¿Cómo es, vas a ser corrupta o no?”. A mi criterio, esta gente que identifica a la Ciencia Política con el ejercicio de la política en forma profesional, no está informada de lo que realmente significa esta carrera y los distintos campos de acción que tenemos para desempeñarnos profesionalmente.

En la Universidad Autónoma “Gabriel René Moreno” se está dictando la carrera a la que voy a referirme en esta oportunidad. Sin embargo, mi visión sobre el tema puede ser un poco distinta a la de los estudiantes de la mencionada universidad, siendo que estudio en Córdoba (Argentina), y la realidad misma varía de país a país. Cabe agregar que en la Universidad Católica de Córdoba (UCC), la carrera de Ciencia Política se implementó allá en el año 1958, lo que refleja la experiencia acumulada durante estos años transcurridos.

Volviendo sobre las dos interrogantes que mencioné al principio: puede parecer ilógico, pero la mayoría de los que nos decidimos por estudiar esta carrera, no estamos interesados en dedicarnos a la política en sí; no tenemos ninguna intención de convertirnos en “políticos”. Nuestro campo de estudio es la política, y nuestro campo de trabajo también, pero no es solamente eso, sino que hay además una variedad de aspectos que nos permiten desempeñarnos en las tareas más diversas – todo depende del interés de cada uno, de su capacidad, y de estar en el momento indicado en el lugar indicado…

¿Qué se estudia en la carrera de Ciencia Política? En primer lugar, depende de la orientación de la universidad o facultad que dicta la carrera. Según la universidad, puede tratarse de un enfoque jurídico, humanista, social, económico, etc, es decir que se le da mayor importancia a materias relacionadas con el interés respectivo de la universidad. Para hablar de mi facultad en particular, la UCC ha tratado de integrar los diversos elementos para, de este modo, darle un enfoque más general a la carrera.

En segundo lugar, pero con la misma importancia, hay que tener en cuenta las materias que se dictan a lo largo de los cinco años (tal el tiempo de duración de la carrera en la UCC). En este punto nos encontramos con materias que tratan de temas económicos, jurídicos, históricos, sociológicos, psicológicos, etc. y por supuesto, políticos. Son todas materias que nos facilitan tener un amplio conocimiento general, requisito indispensable para entender la realidad política, la cual está estrechamente relacionada con todos los campos de acción del hombre. Es que justamente la Ciencia Política, lo que trata de hacer es lograr una síntesis de todos los aspectos que hacen referencia de uno u otro modo, a la política. A mi entender, con la base de conocimiento que adquirimos durante los años que estamos en la universidad, estamos capacitados para ejercer funciones tanto en el ámbito público como en el privado, ya sea en materia económica, social, jurídica o política. Vuelvo a recalcar, como dije en un principio: es cuestión de cada uno de dedicarse a lo que más le interesa, y en el campo elegido, seguir formándose para estar al tanto de lo que acontece a diario. Sin esa fuerza de voluntad para seguir “estudiando” (en el sentido de creer que basta con lo que se aprendió en la universidad), el licenciado en Ciencia Político – el politólogo – muy pronto tendría únicamente un conocimiento desactualizado, obsoleto. Más aún si consideramos el hecho de la velocidad de los cambios en todos los rincones del mundo, apareciendo por consiguiente la necesidad de informarnos constantemente.

Y llegamos a la cuestión que fue el punto de partida de todas estas reflexiones: ¿a qué podemos dedicarnos nosotros, los politólogos, en nuestra vida profesional? Pues bien; para no irme demasiado a los detalles, daré simplemente una lista más bien general de las distintas funciones que pueden ser ocupadas por un licenciado en Ciencia Política.

La política sería el primer campo de acción, a pesar de la actitud más bien de rechazo de los politólogos hacia la misma. Las explicaciones para esta actitud son tantas como hombres hay. Yo encuentro una de las principales razones (y es la que yo comparto) en la situación de la clase política: en la actualidad, y desde hace ya algún tiempo atrás, la clase política de todo el mundo está pasando por una situación de grave crisis, en la que entran en juego intereses personales, ambición de poder por el poder mismo y no para tratar de lograr el bienestar general, y muchos otros factores que no valen la pena mencionar ahora. Sería más que positivo que en el poder estuvieran hombres capaces, que tuvieran una noción clara de la diferencia entre lo “público” y lo “privado”. Es que hoy por hoy, la gran mayoría de los políticos se ha olvidado de que existe una diferencia entre ambos conceptos… . Esta sería una necesidad primordial. Al mismo tiempo se está perfilando la necesidad de darle los hilos de la conducción política a “politécnicos”; gente que actúa en la política, y que tiene de respaldo un conocimiento teórico que le permite tener una capacidad de análisis objetivo y desinteresado, gente capaz comprometida con la sociedad en interés de ésta.

Otro campo de acción es el del análisis político. Analizar una situación, encontrar sus las causas, establecer posibles consecuencias y luego formular soluciones para obtener determinados objetivos, es un trabajo que debe ser realizado por personas capacitadas para ello. Y la aplicación del análisis político es muy amplia: se trata de datos útiles para el planeamiento de políticas, para la corrección de otras, para poder respaldar políticas aplicadas, etc. Puede considerarse como uno de los instrumentos más útiles e indispensables para un político. Y no sólo para él. También las empresas, asociaciones o grupos sociales pueden obtener resultados favorables con el trabajo de un analista político.

El politólogo, en otro campo de acción pero muy relacionado al anterior, puede desempeñarse como asesor ya sea de un político, ya de una empresa, ya de una organización de cualquier índole. Un asesor ejerce funciones de todo tipo (por ejemplo, formulación de planes, organización de actividades, toma de decisiones). Su actuación dependerá de la función que le sea asignada.

No debemos olvidarnos de los politólogos que se dedican a la enseñanza, al periodismo de opinión, a la investigación científica y a tantas otras actividades relacionadas con ese amplísimo campo que representa la política. Para profundizar un poco más en este último punto, sería interesante mencionar la actividad referida a la investigación científica de la realidad socio – política realizada a nivel regional y mundial.

En septiembre del año pasado se llevó a cabo en Santiago de Chile el Primer Congreso Iberoamericano de Ciencia Política. Se trata de una iniciativa positiva para fomentar el estudio de la política en la región, el cual se encuentra en su fase inicial y que es necesario para el intercambio de ideas, de experiencias y la integración a nivel académico de Latinoamérica.

A nivel mundial la situación es más favorable: este año, del 21 al 25 de agosto se realizó en Berlín / Alemania, el XVI Congreso Mundial de Ciencia Política, organizado por la Asociación Internacional de Ciencias Políticas, al cual tuve la oportunidad de asistir en mi condición de estudiante. Fue para mí una experiencia nueva, positiva, que me permitió descubrir entre tantos otros aspectos el lugar que ocupa América Latina en el interés de los investigadores más reconocidos a nivel mundial. Menciono dos conclusiones fundamentales: en cuanto al interés que demuestran otros países por el acontecer en esta región, podría decir que no es muy relevante, más aún porque los grandes sucesos ocurridos en éstos últimos años tuvieron lugar fundamentalmente en Europa Oriental y en Asia, y no tanto en Latinoamérica, que está pasando, comparativamente, por un período mucho más estable.

La segunda observación está relacionada con la presencia de latinoamericanos en el Congreso: la delegación más numerosa fue la argentina, con alrededor de 120 personas (profesores, estudiantes, investigadores, analistas, etc.). Pero de ahí en más, la asistencia de latinos fue muy reducida. Por un lado podemos encontrar la explicación de esta ausencia en la falta del presupuesto para enfrentar los gastos de un viaje a Europa. Pero por otro lado demuestra claramente que la Ciencia Política en la región anda todavía “en pañales” y que se requiere trabajo y predisposición para incentivar los estudios políticos habiendo tomado conciencia de la utilidad e importancia de esta materia. Toda iniciativa es buena y merece ser apoyada y fomentada. Tomemos como ejemplo a las universidades de los países industrializados (Estados Unidos y Alemania, principalmente), en donde la carrera de Ciencia Política se dicta en prácticamente todas las universidades y goza de un reconocimiento generalizado debido a su fundamental importancia. Se ha dado incluso un paso más en estos países: las facultades de Ciencia Política están en constante interacción con la clase política, la cual tiene muy en cuenta las recomendaciones y críticas surgidas de los núcleos universitarios. No se trata de dos realidades separadas, sino que se ha logrado establecer ese vínculo entre la ciencia y la práctica, tan importante para una visión clara de la realidad socio-política.

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