LUCHEMOS POR UNA VERDADERA DEMOCRACIA

 

LUCHEMOS POR UNA VERDADERA DEMOCRACIA

Autor: Ernesto Justiniano Urenda

Publicado: El Nuevo Día, 26 de abril de 2001

 

Hoy día se elegirá, por primera vez en la historia de Bolivia, a los Prefectos y Consejeros Departamentales por voto popular y directo, titula el periódico “Lo que el viento se llevó”.

En Santa Cruz, las encuestas favorecen a un candidato que no pertenece a ningún partido político, y que ha ganado la simpatía popular con un claro mensaje de honestidad, y respeto a la visión planteada en el año 1997 por el Comité pro Santa Cruz.

Finalmente, después de tantos años de mantener a la nación boliviana en un sistema político semi-democrático, ahora el pueblo votará por su ciudadano idóneo, teniendo la facultad de destituirlo en poco tiempo si no cumple con su juramento.

Las autoridades responderán a su región, y no a jefes o compañeros partidistas. La impunidad estará muy restringida, y la moral no se mezclará con juegos de poder. Se destruye el último bastión de corrupción que le quedaba a la clase política.

Así, y a partir de esta nueva generación, tendremos la oportunidad de gozar de una libertad política y administrativa nunca antes vivida, y de abandonar los males que por décadas han dañado y frustrado a nuestras familias.

Para los cruceños es nuestra decisión que este sueño se haga realidad en siete, quince o más años.

Comparando el resultado de las agendas social y política del Diálogo Nacional 2000 (DN 2000) con los ideales cruceños, nos damos cuenta que la visión de libertad política y administrativa, de los bolivianos y los cruceños, coinciden.

Pero está claro que a la clase política no le ha gustado este resultado. El gobierno actual sencillamente no propone nada de fondo en su anteproyecto de Ley del DN 2000, ni en las 50 reformas propuestas por el Presidente Banzer. Y la oposición otorga con su silencio, con la esperanza de tener más adelante su turno para aprovechar las utilidades del actual sistema político.

Si la fuerza civil no se opone firmemente, el pueblo cruceño tendrá que agachar otra vez la cabeza y someterse a esta clase política, que hace y deshace de nuestro porvenir, muchas veces pragmática e inmoralmente.

Muchos de nosotros estamos, como a propósito, desviados de lo que es lo mejor para Santa Cruz. Por un lado, confundidos con una serie de problemas económicos y sociales que son, en gran número, efectos de la situación de nuestro sistema político, y por otro, más ocupados por la pelea del propio sector que por unir fuerzas hacia nuestra gran misión.

Los grandes retos son los que hacen historia, los que unen y mueven a una nación. Quizás por la falta de compromiso de acción con estos retos, y por vivir sólo de glorias pasadas, nuestra fuerza ha perdido gran parte de su credibilidad y confiabilidad.

Enfrentemos las causas, y no los efectos o síntomas. Despojémonos de nuestros intereses sectoriales por el noble interés de mejorar a nuestra querida Santa Cruz. Tengamos el valor de cruzar el umbral de señalar los defectos, a ejecutar las acciones necesarias para solucionar los problemas de fondo. Nadie lo va a hacer por nosotros, y nosotros estamos aquí para eso.

Conforme a nuestra historia, nos debemos una mejor estructura política y administrativa, que por sí misma, resuelva muchos de los conflictos de siempre.

Es tiempo de defender la bandera de los ideales cruceños, y convertir nuestros sueños en realidad. Asumamos una posición fuerte, en pensamiento y acciones, a favor de las reales demandas de la sociedad civil boliviana:

· lograr una real descentralización política y administrativa,

· elegir por voto popular y directo a nuestras autoridades superiores: Prefecto, Consejeros Departamentales, Alcalde, y Concejales Municipales.

· eliminar el monopolio de los partidos políticos,

· crear mecanismos de consulta popular,

· implementar la carrera del funcionario público,

· promulgar una Ley de Necesidad de Reforma a la CPE y una Ley DN 2000, que contengan las verdaderas exigencias de la sociedad civil.

Se han vencido los plazos para que la clase política respete las verdaderas demandas de la nación.

Basta de esperar, seamos dignos con el rol que Santa Cruz nos ha confiado, y logremos, con todos nuestros esfuerzos, una mayor libertad política.

Ing. Ernesto Justiniano Urenda

Miembro del Directorio del CPSC

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