Pelé, Maradona y la administración de empresas

Pelé, Maradona y la administración de empresas

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, 24.01.1989

Algunos van a salir en defensa de sus dioses del football, listos a apedrearme sin temor, si dijera una sola palabra de crítica contra las dos encarnaciones latinoamericanas del arte en el manejo del cuero.

La verdad es que entiendo muy poco de football, pero me fascina como fenómeno para estudiar el comportamiento psicológico de personas como individuos y grupos. Nunca voy a olvidar un partido en el Mundial del 72 entre Yugoslavia y Alemania, 80.000 locos (así pensé, con toda mi falta de comprensión, distancia, reserva y desentendimiento total de los 79.999) gritando, desmayándose y, de pronto, llegó el número de locos a 80.000 cabal: yo.

Después de esta experiencia vivida en carne propia, he podido entender que aficionados descontrolados (“locos”) se matan por docenas en un estadio de Bélgica, y que la demagogia profesional puede enloquecer a las masas, hasta que responden gritando “sí, sí, sí” a la pregunta diabólica de un Dr. Josef Goebbels, si quieren la guerra total.

En primer lugar es la mistificación, adoración, encarnación de una estrella, como si para el football no se precisaran once jugadores en cada equipo. El hincha exige, hace estrellas.

Por supuesto, los entrenadores europeos cuentan también con buenos jugadores y también allá hay estrellas, pero con muchos de ellos – según titulares de matutinos – hay problemas. De todas maneras, demuestran una tendencia hacia caprichos, que producen problemas en la integración armónica en el equipo. (Sobre detalles tendríamos que preguntar al “Kaiser” Franz Beckenbauer o sus colegas.) Por más que un jugador sea sobresaliente, quién ganará es el equipo y él es un miembro más del equipo. Debe costar a un “star” dominar sus ambiciones, vanidades, egoísmos y abstenerse de una acción solista espectacular. Es difícil invitar a un compañero a marcar un gol seguro, en una acción mucho menos espectacular, pero con menos riesgo de fracaso. Así el éxito no ha sido una victoria de una persona, sino de un equipo.

Trabajar en equipo, buscando la sinergia mediante el desempeño coordinado e integración de estrellas, en parte explica las fuerzas extraordinarias de algunos equipos empresariales. Todo empieza cuando el omnipotente dueño y “jefe del circo” se integra armónicamente a sus colaboradores, buscando el éxito y estando orgulloso como miembro director de este grupo.

Para quitar las últimas dudas de que este artículo trata de una emergencia en la administración de empresas, concluyo con una cita de un texto de la OIT, Ginebra (Suiza):

“Por la naturaleza misma de su actividad, todo empresario es un dirigente. Quienes son hábiles en dirigir en función de las personas, dominan el arte de motivar a sus trabajadores, saben cómo establecer una buena comunicación con ellas, comprenden sus necesidades y tratan de que el personal haga suyos los objetivos de la empresa.”

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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