Duda eterna sobre la deuda externa

Duda eterna sobre la deuda externa

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, 14.02.89

En esta columna tocamos determinados temas tan frecuentemente, no por falta de otros, sino por su eminente rol para Bolivia.

No es nada exagerado decir que, desde nuestro punto de vista, es de importancia decisiva para nuestro futuro, el sí y cómo se solucionará el problema que es mucho más grande de lo pensado: El Banco Mundial suma 1.32 billones de dólares, el total de la deuda de los 109 países del “Tercer Mundo”. El Instituto Alemán de Investigaciones, IFO, afirma que son 1.6 billones (fines de 1988) de los cuales 400 mil millones debe Latinoamérica.

El “Institute of Internacional Finance”, IIF, que trabaja para la banca más importante del mundo, advirtió que la crisis está durando demasiado y que los gobiernos no pueden considerarla como “problemita” entre la banca y los deudores. Se precisa pronto un “burden sharing” (repartición de sacrificios) entre gobiernos, banca privada y deudores.

Se puede cuestionar, si esta solución se logrará dentro de poco tiempo, pues la interpretación del origen de la deuda entre los EE.UU. y los deudores (pero también algunos países industrializados) es muy convertida. Henry Kissinger dice que se parece a un “diálogo entre sordos”.

En países acreedores que viven un “boom” económico, existe comprensión para la miseria de los pobres, pero no es lo mismo como vivirla en carne propia. Es problema de “ellos”; “nosotros” tenemos crecimiento, un PIB (Producto Interno Bruto) que sube, en fin, tenemos otras preocupaciones, por ejemplo el de la ecología, el deterioro de la selva amazónica y, de vez en cuando, un Chernobyl.

¡Pero no es así! Si en Latinoamérica el nivel de vida, por programas de austeridad, baja más en vez de mejorar, se está preprogramando una catástrofe socio-política, con consecuencias internacionales. Cualquier país en bancarrota está al borde de una explosión social.

Se precisan soluciones políticas y no técnicas, en el sentido de redistribuir los sacrificios entre todos. Los países ricos deben solucionar la política agraria a favor del libre comercio, abstenerse del proteccionismo y ayudar financieramente a los países subdesarrollados. Estos últimos deben esforzarse por garantizar que estos capitales se inviertan en programas productivos y lucrativos (vea el impresionante ejemplo de Coreo del Sur y otros países asiáticos), implementar un orden socio-político-económico atractivo para combatir la fuga de capitales, frenar la inflación, abstenerse del capitalismo del Estado (siguiendo los ejemplos de la URSS).

El presidente Busch ha ordenado una revisión de la política estadounidense en materia de le deuda. A ver, si Mr. James Baker, anterior Ministro de Hacienda y creador del fallecido Plan Baker, se impone con su revitalización, o si una nueva fórmula política traerá solución.

El programa no permite más postergación. ¡Qué negocien líderes con más responsabilidad y visión que los sordos de ayer!

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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