Plazos y alcances

Plazos y alcances

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, 28.02.1989

Es impresionante en qué grado los bolivianos somos cortoplazistas.

Apoyemos esta constatación con un ejemplo.

1. En el plan familiar, predomina la preocupación por el hoy; mañana es otro día, veremos.

2. A nivel de negocios, la inversión que permite recuperar el capital en un corto lapso de tiempo (y con una buena ganancia) es la favorecida.

3. Santa Cruz tendrá 1.500.000 habitantes en sólo 11 años más, según cálculos serios hechos por expertos en las “Jornadas de Santa Cruz”. ¿Qué precauciones se están tomando?

Resulta, por lo expuesto, que el método para manejar la vida privada, la empresa, la comunidad, el país, es la improvisación, o sea, actuar cuando se presenta una necesidad ad-hoc, y no tanto planificar, lo que consiste en una anticipación del futuro para la mejor alternativa que es aquella que deja un máximo de ventajas sobre la asignación de escasos recursos. Para planificar, debemos disponer de metas a largo plazo, implementando políticas de igual índole, y dentro de este sistema debiendo existir objetivos de medio y corto plazo. ¿Dónde estaremos en el año 2.000? ¡Se define hoy!

Fijar metas es la tarea de los más destacados pensadores, quienes con visión e imaginación deben orientar a la comunidad y guiar su destino; así sean estos presidentes, ministros, líderes cívicos, empresarios o padres de familia.

Es tarea de los nobles y líderes del pueblo, quienes, lejos de buscar el provecho personal, trazan caminos viables para un futuro mejor; ellos son los representantes verdaderos e idóneos de su pueblo, cuyas metas no cambian cada rato.

Ningún ente social puede zig-zaguear sin perder. En materia económica esto se hace fácilmente entendible: el orden económico no se puede tambalear entre nacionalización durante una administración y privatización en la próxima.

De la planificación a largo plazo depende, por ej., la vida útil de una fábrica. Se precisa confianza para que durante toda la existencia del proyecto las bases económicas no varíen.

Sin confianza, inversionistas privados, nacionales o extranjeros (vea “Joint-Venture”), por más que tengan ganas de invertir, prefieren proyectos de plazos cortos, para así no arriesgar su capital. A medida que los recursos de un país se hacen más escasos, la necesidad de contar con bases sólidas durante años para asegurar inversiones, se vuelve totalmente imprescindibles.

En la NPE, cuya característica fundamental es que se toman decisiones en forma libre sólo cuando hay rentabilidad durante el alcance total del proyecto, y no solamente a su inicio. No habrá reactivación – la que surge de inversiones -, pues no existía y no existe plena confianza.

No cabe duda que el rompimiento del Pacto por la democracia he incrementado la incertidumbre y, como consecuencia, muy posiblemente el retraso de inversiones importantes, las que se retienen para animar la inversión.

¿Y las inversiones del Estado? Bueno, si estas inversiones no se someten al mismo criterio de la eficiencia y, por ende, de la rentabilidad, nacen “elefantes blancos”.

Si se pierde una inversión de millones de dólares, pierde el Estado, y el Estado son los demás, menos yo.

El capitalismo del Estado, al parecer, no está de moda; por lo menos en muchos países del mundo.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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