Una evaluación atrevida

Una evaluación atrevida

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, El Deber, 01.08.1989

Cuando un país recibe regalos, debe estar agradecido y contento. ¿Cómo dice el dicho? “A caballo donado no le ojees el maxilar.”

Nosotros, felizmente, en los últimos años, contamos con bastante apoyo de la comunidad internacional, que alivia la superación de una crisis heredada. Dentro del bloque de “países en vías de desarrollo”, Bolivia se defiende bastante bien, falta poco para ser admirado por nuestros vecinos; ya actúan nuestros líderes como asesores macro-económicos, ¿qué tal?

Dentro del grupo de los países tercermundistas (¡qué palabra más fea!) hay de toda clase: hay tigres asiáticos que pronto serán llamados “países industrializados”, hay países que, imperdonablemente, no supieron aprovechar una abundante riqueza (Venezuela y Méjico, en base de su petróleo), hay de todo, lo que prohibe generalizar.

Todos tienen en común la búsqueda del desarrollo. ¿Hacia dónde? Existe el gran peligro de sucumbir a la seducción de copiar modelos de los EE.UU. o de Europa. Lo que se debe lograr es un avance paulatino, conservando la identidad cultural del país y sus tradiciones.

Desarrollo significa cambio en todo sentido. Las consecuencias para los más oprimidos y los olvidados o abandonados de la sociedad, los que no tienen lobby (grupo de presión) para defender sus intereses, precisan atención particular, pues son los menos preparados para seguir l paso de los cambios. Los tres líderes presidenciables deben recordar esta obligación humanitaria que tiene que traducirse en políticas concretas. Los cambios necesarios son de tanta prioridad como la ayuda solidaria de la sociedad a los afectados.

Es tarea primordial la lucha contra la pobreza, hay que ofrecer ayuda para la autoayuda, orientación y, sobre todo, enseñanza, sin fomentar la pereza. Hay que romper este círculo vicioso que parte de la pobreza y lleva al acelerado crecimiento demográfico, causando creciente presión sobre los recursos naturales, originando deterioro de la ecología y, por ende, aumentando la pobreza.

Hay que romper este remolino hacia la catástrofe, en todas sus etapas; como por ejemplo con el recién aprobado Plan de Acción para del Desarrollo Forestal de Bolivia.

No necesitamos incrementar nuestra deuda, pero lo que sí precisamos es capital para aprovechar racionalmente de los recursos naturales. ¿Cómo lograr resolver esta supuesta contradicción?

Necesitamos, más que todo, el libre comercio internacional, libre de barreras del proteccionismo, y condiciones internas estables; incentivando a desencadenar nuestros esfuerzos, pues así se detiene la fuga de capitales y, quién sabe, incentiva más bien su repatriación.

Si Argentina tuviera mercado para su carne de res, podría ganar capital, y si las condiciones socio-políticas inspirarán confianza, este capital se invertiría en el mismo país.

Da mucho que pensar lo que hace poco ha afirmado del Banco Mundial: “Las pérdidas anuales de los países subdesarrollados en su prosperidad, alcanza al doble de toda la ayuda oficial internacional para estos países”.

“A caballo regalado no le mires los dientes”.

¡Gracias por la ayuda internacional!, pero sería mejor si el BM pudiera señalar que, gracias al libre comercio internacional, los pobres no se perjudican más por culpa del proteccionismo.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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