Meditabundo

Meditabundo

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, El Deber, 08.08.1989

Escribir sobre temas de mucho cambio, días antes de su publicación, significa para un comentarista, caer en el abismo del aburrimiento y la incertidumbre, porque sus ideas han sido discutidas y elaboradas con demasiada antelación.

Estos líneas se escriben el día jueves, 3 de agosto, cuando, según noticias televisivas, no había una cotización de la “moneda verde” en el mercado negro, y muchos se preguntaron: “¿Qué significa el nombramiento del nuevo Presidente?”

Siempre hemos enfatizado en esta columna la sobresaliente importancia de la confianza del pueblo en el futuro, pues el quehacer económico es el eco fiel de las expectativas de los hombres de negocios. ¡Ojalá, que el barómetro cambiario no anticipe un futuro lleno de incertidumbre!

Por otro lado, existe un pronunciamiento determinado de los líderes políticos y del nuevo Presidente, de mantener las bases de la política del libre mercado.

En realidad, este sistema económico precisa del componente “social” para poder llamarse “economía social de mercado”.

En los afanes necesarios de hacer más hincapié en el componente social, no se debe perder de vista la factibilidad económica de los programas sociales, sino esta política se convierte en populismo, corriéndose el riesgo de reactivar la prensa de fabricar billetes, para su financiamiento.

Política social significa intervención del estado para corregir los resultados del mercado, pues el equilibrio que resulta del libre juego entre demanda y oferta, puede resultar cruel. Hay instrumentos intervencionistas compatibles con el funcionamiento de los mecanismos del mercado, pero hay que utilizarlos con mucha sabiduría.

El concepto del mercado prohibe la fijación de precios por el Estado (u otros…). Los precios son señales imprescindibles para indicar situaciones de escasez y dirigir recursos a estos sectores, aumentando la oferta de estos bienes y servicios. De ninguna manera se debe cuestionar al principio de la libre formación de precios, que es el pilar de este sistema económico. Hay que velar y defender este concepto, considerado últimamente por un otro país socialista (Polonia) como el camino menos desventajoso de todos.

Cuando un gobierno entrega el mando a nuevos dirigentes, se pone en riesgo la continuación, pues los nuevos líderes: ¡por supuesto saben manejar mejor la “res pública” que sus antecesores!

Recuerdo una anécdota: Un ministro saliendo, al entregar su cargo a su sucesor, le dió 3 cartas, invitando al nuevo ministro a que las abra por orden numérico, cuando se enfrente a la primera, la segunda y la tercera crisis. Poco después, en la primera crisis, el nuevo ministro abrió la primera carta, que decía: “Para salvarte de esta crisis tienes que echar la culpa al anterior gobierno”. Lo hizo, y bien, se salvó. Llegó la segunda crisis: Como en la primera oportunidad, abrió la segunda carta, que recomendaba: “Echa la culpa el FMI, BM, al Clima, al SIDA, etc.” Lo hizo, le salió bien, ¡funcionó! Llegó la tercera crisis, con alegría el Ministro consultó la tercera carta: “Amigo mío, te recomiendo preparar tres cartas….”

Ojalá, que las cosas se desarrollen de tal manera que este chiste nos pueda causar risa en vez de reflejar una realidad nacional.

He escuchado que existen las mejores intenciones del equipo gubernamental, existe apoyo de la comunidad internacional (Europa) y conciencia de lo importante que es ser eficiente, sí o sí. Dependerá mucho de los primeros pasos para que la tan importante confianza se consolide.

¡Suerte para nuestros gobernantes y felicidades!

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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