Apuntes sobre las bases políticas de la Nueva Unidad Nacional

Apuntes sobre las bases políticas de la Nueva Unidad Nacional

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, 15.08.89

Las bases pragmáticas del nuevo gobierno son:

· Consolidar la democracia.

· Preservar la estabilidad monetaria y financiera.

· Modernizar y descentralizar al Estado.

· Luchar contra el tráfico de drogas, respetando la soberanía nacional.

· Eliminar la corrupción administrativa y política.

Si suponemos que la “gran política” consiste primordialmente en la política económica, se justifica el analizar los propósitos anteriores.

Se puede observar que del catálogo de metas macroeconómicas como:

· Crecimiento económico.

· Estabilidad financiera.

· Empleo para todos.

· Equilibrio en la balanza de pagos.

El programa de gobierno sólo considera textualmente la estabilidad e incluye implícitamente el empleo. ¿Será que los autores han olvidada el 21.660, que tenía la tarea de fomentar crecimiento económico? ¡El PIB de Bolivia debe crecer anualmente en un 6% para que el país prospere, según cálculos de expertos!

Crecimiento y empleo representan metas compatibles, pero, a veces, son diametralmente opuestos al objetivo “estabilidad” pues, según recomendaciones para la política macroeconómica, el fomento del crecimiento hace necesario el “déficit spending” (que el estado gaste, endeudándose) en economías de libre mercado.

Surge automáticamente la necesidad de asignar prioridades entre metas no-compatibles. Entendemos que se haya pronunciado a favor de la estabilidad, pero que esta priorización no sea demasiado ortodoxa, y que el gobierno cambie ese orden de prioridades a tiempo, pues existe un “desfase de tiempo” (time-lag), es decir, entre el tiempo que existe desde que se preparan, complementan y proclaman medidas económicas hasta que entran en vigencia y dejan su efecto. El gran arte consiste en la dosificación de las medidas y en la determinación del mejor momento.

Otra antinomia existe entre modernizar el estado y fomentar el empleo. Sin lugar a dudas, dedicarse a la tarea, bastante atrasada y retrasada, de la erradicación de una burocracia sofocante, merece un aplauso rotundo, pero aumentará la legión de relocalizados y chocará, seguramente, con los representantes de los afectados, que dan una interpretación distinta al objetivo del gobierno: “desarrollar una nueva política social”. La reestructuración del sector público, que ayer eran las minas y hoy el sector de la administración pública, debe ser acompañada por programas que alivien y ayuden a soportar las amargas consecuencias para los afectados.

En el tema de la erradicación de la corrupción cabe y vale el preguntarse cuáles son las causas de fondo de este mal. ¿Será que el funcionario público en otros países modelos tendrá más valores, más ética, más moral? Estoy convencido que la calidad humana no difiere tanto entre moros y cristianos, sino que existe corrupción en diferentes proporciones porque los riesgos son diferentes. Un funcionario bien pagado, con una carrera asegurada y que prevea un ascenso en el futuro, además de un ingreso bastante atractivo para los años de jubilado, va a analizar con precaución y será precavido al evaluar y ponderar las “ventajas” (coima, soborno, negocios ilícitos, etc.), comparándolas con las sanciones que lleva aparejada la corrupción.

Esto nos lleva a la conclusión, como no estamos en condiciones monetarias de ofrecer tales maravillas, de que hace falta la aplicación de leyes contra los fraudulentos funcionarios, incluyendo la recuperación de fortunas ilícitamente obtenidas, indemnizando al estado por daños y perjuicios, y añadiendo la pérdida de derecho a ocupar, ahora y para siempre, cargos públicos. Dudas, dudas, dudas.

Finalmente, consolidar le democracia, con referencia a la economía, significa la soberanía del consumidor. El consumidor, tanto de bienes y servicios como de “factores productivos” (¡capital!), debe tener libre acceso al mercado. Por supuesto, cualquier ofertante de bienes y servicios debe gozar del mismo derecho garantizado, sin verse marginado o excluido por fuerzas interesadas que actúen al estilo del mercantilismo y no de la economía social del libre mercado.

Conclusión:

Las bases que ha dado la Unidad Nacional como programa, por más que contemplan metas de alta prioridad, no nos inspiran todavía mucha tranquilidad, pues sólo cuando se conozcan las políticas concretas (D.S., leyes, R.M., etc.) vamos a ver cómo se resuelven algunas lagunas. Los problemas yacen en el detalle.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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