La victoria del libre mercado

La victoria del libre mercado

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, Separata de El Deber, 24.10.1989

“La historia ya decidió”, por lo tanto Bush proclamó la victoria del libre mercado sobre las economías centralizadas.

Muy de acuerdo, y nada de acuerdo a la vez.

De acuerdo en el sentido de que en una gran mayoría de las 160 naciones del mundo funciona la economía bajo la ley de la demanda y la oferta. Con la “Perestroika” y la reciente reorientación de Polonia y otros países del bloque comunista, los más fervientes adeptos de la centralización o dirigismo han admitido, tenían que admitir, por la amenaza de la bancarrota del sistema dirigido, que no hay opción a esta regla del juego, que es la ley fundamental del mercado.

¿Por qué, entonces, reservas y observaciones referente la afirmación categórica del presidente Bush?

Es porque falta un componente, sin la cual el “libre mercado” sería el renacimiento del liberalismo al estilo de Manchester (“Laisser faire, laisser passer”), que hoy en día no debe ser modelo-guía para la humanidad sin retroceder en pasos grandes.

Lo que falta para que este sistema de la economía del libre mercado sea tolerable y deseable, es la componente social.

El Dr. Carlos Marx tenía totalmente razón al criticar con su poderosa inteligencia de sociólogo de calidades analíticas, y su crítica surge justamente de los crímenes contra la humanidad, resultado de un liberalismo desencadenado en la Inglaterra de su tiempo.

¡Pero, han pasado 150 años! Después de 70 años de experimentos, la URSS ha optado por la alternativa del mercado.

Existe un orden económico que une las ventajas de la autodeterminación de oferente y del consumidor (o inversionista) con bienes y servicios en el mercado. Mediante reglas complementarias se logran evitar resultados intolerables, como existían en la época del “liberalismo del dejar hacer, dejar pasar” del siglo pasado.

Este orden de la economía social del mercado surgió en Alemania (RFA) después de la segunda guerra mundial, como una cierta simbiosis entre el mecanismo de la ley de oferta y demanda y la función del estado, que corrige colateralmente los resultados de esa ley, garantizando el bienestar social para todos en una sociedad democrática.

Los adversarios al principio de la libertad de los mercados, utilizan frecuentemente la palabra “neoliberalismo”, provocando recuerdos de los crímenes contra la humanidad durante el liberalismo del siglo pasado, pensando por ej. en la explotación inescrupulosa del obrero, sin importar que sea niño o mujer. ¡Adiós para siempre con esta clase de “neoliberalismo”!

En una sociedad demócrata-pluralista debe existir la libertad de tomas decisiones según criterio propio, como empresario o consumidor, pero el Estado debe cuidadosamente vigilar que de ninguna manera esta lucha por la maximización de las ganancias y de los beneficios pierda de vista al bienestar de todos, como ha postulado Ludwig Erhard, el padre de la economía social de mercado.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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