Desafío para Alemania

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, Separata de El Deber, 09.01.1990

Por ser alemán de nacimiento, algunos amigos me han sugerido tocar el tema “Alemania”. Tal vez es necesario, que aparte de escuchar las bonachonas informaciones que nos llegan de ese país, sería conveniente interpretarlas, para un mejor entendimiento de los trascendentales eventos que ocurrieron en las últimas semanas.

¡Cayó el muro! ¡

Millones de alemanes, luego de 28 años, tuvieron por primera vez la oportunidad y posibilidad de verse!

Lejos de esta euforia, no siendo sujeto del fuerte impacto sentimental, se pueden analizar estos acontecimientos fácticos desde la distancia.

Había dos Alemanias, pues existían (se puede ya decir: ¿existían?) dos sistemas que se basaban en dos ideologías opuestas: por un lado, el concepto de una sociedad comprometida a la democracia con una economía social del mercado, unida a los países occidentales y formando parte de la alianza de defensa de este sistema que es la NATO (North Atlantic Treaty Organization): la República Federal de Alemania, con más de 61 millones de habitantes y un territorio de unos 249.000 km cuadrados, menos que la cuarta parte de Bolivia (en realidad sólo dos terceras partes de la superficie del Departamento de Santa Cruz). Por otro lado, la República Democrática de Alemania, con su sistema de socialismo-comunismo, con una omnipotencia del Estado que quitó al ciudadano casi la mayoría de los derechos fundamentales, con alrededor de 16 millones de alemanes, y una superficie territorial de unos 108.000 km cuadrados, formando parte del sistema de la alianza militar dominada por la URSS (“Pacto de Varsovia”).

El sistema capitalista de la RFA, con un muy elevado PIB per cápita, ejerció una tentación muy fuerte sorbe los alemanes orientales del sistema socialista, tan fuerte que en agosto de 1961 este país decidió inhibir la fuga masiva de ciudadanos mediante la construcción de una “cortina de hierro” de unos 1300 km de largo, parte de la cual firma el MURO DE BERLIN, que dividió esta excapital de Alemania y se convirtió en un símbolo de la división.

Como consecuencia de un proceso iniciado por el líder ruso, Mijael Gorbachov, los puebles de los países satélites también exigieron derechos y LIBERTAD. Los gobernantes de Alemania Oriental cedieron esta vez el paso a la presión pacífica de la calle, mientras que en 1953 utilizaron los tanques para aplastar un movimiento del pueblo, buscando libertad al mismo estilo como años después sucedió un Hungría (1956) y Checoslovaquia (1968) que fueron domados por la fuerza masiva.

La primera gran sorpresa: en 1989, el establishment de la RDA botó la toalla. Existieron dos Alemanias porque dos sistemas diametralmente opuestos fueron implementados en 1949. Cuarenta años después, una se “declaró en quiebra”, o sea, desapareció la razón de la división y se abre, por lógica, el camino hacia una unificación. Pero, ¿nacerá una Alemania de 77 millones, un “Gross-Deutschland”, reminiscencia del III Reich y de los legendarios 1000 años que sólo duró 12 años (1933 – 1945)? ¿Será que los EE.UU., la URSS, los países vecinos europeos apoyarán este “parto”?

Lo que se precisa es un equilibrio, un balance de fuerzas. Cuando aparecieron antes de la primera guerra mundial los sistemas de pactos bi y multilaterales, ingeniados por Bismarck (no fueron prolongados por sus sucesores), terminó un equilibrio existente entonces que conllevó aparejada la guerra.

Por supuesto que los tiempos cambian, pero no se trata sólo del comportamiento de un determinado país, sino cómo evaluarán otros países un supuesto comportamiento de una Alemana unificada. ¿Confían? ¿Envidian? También los pueblos y los juegos políticos son hormonales.

Una Alemania de los 77 millones, con seguridad, no será agresiva e imperialista, pues desde los Contratos de Roma (1958) que fundaron la comunidad Europea, la Alemania-RFA se ha comportado siempre como “la niña buena de la película”, mientras algunos otros países persiguieron una política bastante egoísta y, a veces, chauvinista.

La búsqueda de una hegemonía en los siglos pasados significaba guerra, pese a raras excepciones (“alii bellum gerunt, sed tu, felix Austria, nube” – “otros hacen guerra, pero tú, Austria feliz, tienes que casarte”).

Hoy en día, la hegemonía se ejerce mediante una omnipresencia económica en los mercados internacionales, con potencia. Alemania unificada, posiblemente, será aún más potente, y encima tendría un mercado interno inmenso, pues los “Fritz y Otto´s” orientales tienen una demanda insatisfecha muy grande. Este mercado favorecía a la RFA, pues existen arreglos bilaterales que proporcionan, dentro de la libre competencia del mercado europeo, importantes ventajas para la RFA en base de preferencias concedidas. Con cinismo se podría decir que no hay mal que por bien no venga: la Perestroika ocasiona felizmente “problemas” de ventas para la industria bélica (riesgo de empleo), pero podría generar una demanda tremenda de bienes de consumo.

En cuanto a la consanguinidad entre las dos Alemanias, creo que es menos desarrollado este lazo de lo que muchos piensan. Utilizando una comparación: Es la visita de los parientes, o de la notoria suegra, la cual causa alegría cuando llega a la casa, y también alegría cuando otra vez se va. Hay que distinguir entre declaraciones oficialistas, y lo que siente un “fulano de tal” común y corriente.

Una pregunta que quedará posiblemente sin respuesta durante un buen tiempo más, es la siguiente: ¿Será que a la primavera rusa sigue un verano (la consolidación de los cambios) para después gozar de un otoño asoleado (en Europa, esta estación del año es la de las cosechas) o vuelve un invierno frío y hostil? Parece que la Plaza de la Paz en China queda lejos de Europa, y la dinámica de los eventos es la otra sorpresa de los últimos meses; aunque Rumania fue la excepción de la regla.

Raras veces, en las últimas 4 décadas, la situación al iniciar un nuevo año era tan prometedora, pero al mismo tiempo tan incierta como actualmente. ¿Quién se atreve a pronosticar lo que pasará en 1990?

Por supuesto, Alemania, como nación, busca su unificación, pero las modalidades para ella precisan todavía de mucha deliberación, interna y externa.

Para el bien de ese país, para Europa y la paz mundial, es imprescindible que al final exista una armonía equilibrada, aceptada por la comunidad de todas las naciones.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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