No hay libertades parciales

No hay libertades parciales

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, 30.01.1990

Asumimos que los trascendentales eventos en el mundo político, que llenan diariamente los carriles de los matutinos y las noticias de los canales de comunicación, están presentes cuando intentamos opinar sobre aquellas notas que son aptas para confundir o despertar esperanzas, tal vez ilusorias, o también grandes preocupaciones sobre el futuro.

En SECCION 100 N° 28 del 25 de julio de 1989 hemos anotado: “Existe duda de si la Perestroika tendrá éxito… El futuro de la Perestroika no está asegurado. Si fracasa, ¿quién sabe qué rumbo tomará esta superpotencia?”

En SECCION 100 N° 51, enero de 1990, anotamos: “Como consecuencia de un proceso iniciado por el líder ruso, Mijael Gorbachov, los pueblos de los países satélites también exigieron derechos y libertad.”

Los problemas de liberalizar parcialmente (en el caso de la URSS: libertades económicas) sin permitir a los pueblos libertad en general, son tan evidentes que se debe llegar a la conclusión de que la libertad es una sola, o sea: conceder ciertos derechos a los ciudadanos, pero privarlos de otros, tal vez considerados por ellos más elementales, no es factible.

En el clima primaveral de la Perestroika nacieron movimientos que se han desarrollado violentamente y han ganado tanto fuerza, que los procesos desencadenados corren (¡todavía!) el riesgo de que los dirigentes no los puedan canalizar, manejar, ni domar.

Es cierto, como ha confirmado “El Vaticano”, que le Perestroika no es culpable de los terribles conflictos étnicos que enfrenta el Gobierno Soviético, que ponen en riesgo la persistencia de este imperio formado heterogéneamente por pueblos muy diferentes y que tienden a formar naciones propias.

Los líderes políticos occidentales, con una comprensión nunca escuchada antes, totalmente contraria a la costumbre, apoya al gobierno ruso y se abstienen de aprovechar políticamente esa situación, apenas controlada, de la URSS; más bien, abiertamente apoyan a su líder.

Lo que sucede actualmente en este hemisferio del mundo, tiene bastante similitud con un crash bursátil: una sola decisión errónea puede causar caos, y sólo la concertación entre amigos y adversarios puede evitar la catástrofe, pues, cuando estos procesos ganan autodinamismo, escapándose del control, ¡nadie puede predecir qué rumbo van a tomar!

Gorbachov ha acusado a sus enemigos internos de que están “utilizando” el descontento de grupos étnicos para debilitar su programa, cuando la lucha frontal contra la Perestroika no prometió éxito.

Sea como sea: no se puede conceder la democratización de la economía sin simultáneamente garantizar los derechos fundamentales del ciudadano. Tal vez se han equivocado todos los líderes orientales en cuanto a sus posibilidades de controlar los procesos graduales de la liberalización, pues la fuerza ha llegado a manos del pueblo. Difícil imaginar que los procesos pueden invertirse. Todos los intentos de reestablecer las fuerzas conservadoras, sin lugar a duda, resultarían en un derrame de sangre.

Está en juego el futuro de civilización, pues un crash político cambiaría este mundo en sus fundamentos.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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