Marxismo ¿Q.E.P.D.? — Willi Noack – EL DEBER/Sección 100 – 6.2.1990

Marxismo ¿Q.E.P.D.? — Willi Noack – EL DEBER/Sección 100 – 6.2.1990

Autor: Willi Noack

Publicado: http://www.eforobolivia.org/article.php?sid=48
Marxismo ¿Q.E.P.D.?
Autor: Willi Noack
Publicado: SECCION 100, Separata de El Deber, 06.02.1990

En el “Süddeutsche Zeitung”, uno de los periódicos más renombrados de Alemania, de fecha 3 de enero de 1990, bajo el titulo: “El guión ideológico se convierte en garabato. Los socialistas de Latinoamérica están irritados por los cambios en Europa Oriental”, encontramos la siguiente opinión:

“Para los marxistas latinoamericanos, el final del sólido bloque oriental representa una tremenda irritación. Se rinden bastiones de la revolución mundial, durante décadas fortalecidos; los aliados comunistas, en la gran mayoría, sin lucha las abandonan; justamente estos bastiones han sido significativos para Latinoamérica, según el concepto del internacionalismo proletario, los pilares para la pronta revolución”.

Se están terminando o reduciendo los subsidios para gobiernos socialistas (por ejemplo Cuba, que recibió unos 3 mil millones US$ anuales de la URSS), y están ganando candidatos “burgueses” con sus fórmulas “capitalistas” en países vecinos (Collor de Mello, Alwyn).

Sin embargo, hay diferencias notables entre los gobiernos capitalistas en vías de implementarse en países este-europeos y los países latinoamericanos, con gobiernos también demócratas y enmarcados en los conceptos de la economía de mercado: los países excomunistas conocen una gran responsabilidad social, que en cierto modo conlleva a un concepto simbiótico entre socialismo y capitalismo: economía social de mercado.

Esta gran diferencia entre las sociedades latinas y este-europeos surge del hecho de que, durante un largo proceso, en Europa se ha nivelado, mucho más que en otros países, la distribución de riquezas y de los ingresos; de tal manera que ha desaparecido en gran medida la “lucha de clases”, para entrar en una fase de conseguir un alto porcentaje del PIB, básicamente mediante la negociación entre grupos pluralistas, y que está temporalmente y por consenso mayoritario considerado como “socialmente justo”. —-En países latinoamericanos no siempre están dadas estas condiciones: la brecha entre pocos omnipotentes y una gran mayoría de pobres persiste;…

Mediante intervenciones (fiscalización, recaudación de fondos para financiar el beneficio social, subvenciones, ayuda social, CNSS, etc.), el estado en estos países asegura el logro de sus objetivos sociales.

En países latinoamericanos no siempre están dadas estas condiciones: la brecha entre pocos omnipotentes y una gran mayoría de pobres persiste; el estado, técnicamente, no es capaz de imponer el concepto social que suena convincente, pero que no se lleva a cabo.

En este contexto, la vigilancia sobre las necesidades sociales de los marginados representa una tarea de partidos políticos, de los máximos entes representativos de grupos marginados y de otros que representan y fomentan una conciencia social.

En este sentido, no sólo es deseable sino imprescindible que una sociedad demócrata pluralista tenga una organización sindicalista fuerte, y partidos con programas socialista para buscar más igualdad social; pues sin control social, el orden económico de mercado puede convertirse en liberalismo al estilo Manchester, produciendo polarización en vez de acuerdo social.

Sería deseable que las fuerzas socialistas superen pronto su mencionada irritación, revisen su ideología, limpiándola de equivocaciones, que después de la declaración de la Perestroika nadie puede negar más, y asumir nuevamente su papel de representar, respetando la Constitución Política del Estado y los resultados del voto mayoritario del pueblo, los intereses de los sectores marginados.

El marxismo ortodoxo está en agonía, pero debe perseguir el postulado humano por más justicia social; sin embargo, la forma de pelear por ella no debe ser la lucha con derrame de sangre, sino negociación y aplicación, como “ultima ratio” de medidas de lucha laboral utilizadas en países demócratas y garantizadas constitucionalmente.

Si intencionalmente, con fines interesados, es malinterpretada la bancarrota del sistema socialista para implementar un liberalismo que no se siente comprometido en buscar más justicia social, se podría producir esta peligrosa polarización que podría desembocar nuevamente en la “lucha de clases”.

fecha: 2003-11-13 13:05:25
autor: Willi Noack

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