Democracia aplicada: El ejemplo de escuelas y colegios

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, Separata de El Deber, 15.05.1990

No hay mejores lugares para introducir, practicar, entrenar y divulgar los conceptos democráticos que en el hogar familiar y en las escuelas.

En ellos se debe sembrar y cultivar esta semilla, que en las sociedades democráticas precisaban centenares de años de incubación para lograr madurez y producir frutos. Han pasado 200 años desde la Revolución Francesa, y las raíces de la democracia inglesa son más profundas aún, aunque daten del año 1215 cuando fue promulgado y conquistada la “Magna Carta Libertatum”.

Miremos un poco más allá de nuestros estratos para, tal vez, aprovechar de experiencia de otros pueblos más avanzados en esta materia: ¿cuáles son las experiencias en la RFA, sobre la democratización en el sector escolar? Voy a basarme en información proporcionada por la organización gremial alemana de padres de familia y mi propia experiencia durante 5 años, al haber sido elegido representante de cursos en Alemania.

El tema es demasiado complejo para tratarlo en estas carillas “in extenso”, pero por su importancia creo que vale formular algunas tesis:

1. En sociedades que tienen la democracia como forma organizativa de convivencia, la política educativa tiene que jugar un papel importantísimo para la preservación, aplicación y garantía de los derechos fundamentales de cada ciudadano libre, en el afán de lograr un objetivo, que es: la mejor formación y perfección educacional.

La educación es un campo donde las posibilidades del ciudadano para colaborar y cooperar son sobremanera amplias e incidentes.

Esta política educacional tiene características de un modelo-piloto para la complementación de la democracia en otros rubros de la vida cotidiana.

Por ejemplo: en la RFA existen entre los partidos políticos y entre determinados grupos sociales diferencias sólo graduales, pero ninguno cuestiona el concepto de la codeterminación en el sector económico, y tampoco en otros campos. También fue creado un modelo de codeterminación en las universidades, y todavía se está experimentando con ello, pues no es fácil la aplicación de la democracia en la práctica.

2. La medida para involucrar al ciudadano es otorgar derechos a cada padre de familia, léase: permitir e incentivar una cooperación directa (y no a través de delegados, “funcionarios”).

3. Con respeto a la codeterminación escolar, no sólo se trata de transferir estructuras y comportamientos democráticos al sector, sino también de asumir la revisión en la relación entre escuela y familia, basándose en el principio de que la familia es una comunidad educativa, la cual debe estar más involucrada en el sistema educativo, pues las habilidades y facultades aprendidas en la familia determinan en alto grado toda la vida del niño y del joven; mientras que estas serán solamente complementadas por lo que enseñan en el kinder, escuela y después en la formación profesional.

La familia no sólo es el lugar donde se adquieren las primeras e importantes experiencias, allí también se determina el aprovechamiento de los “chances” de aprendizaje, pues los padres de familia deben preocuparse por la buena enseñanza – aprendizaje, definiendo en gran medida sobre escuela, carrera y cursos de estudio de sus hijos.

Está comprobado y verificado que la influencia de la familia, sólo muy insuficientemente puede ser substituida por parte de instituciones extra familiares.

Es en primer lugar la familia que proporciona la orientación y escala de los valores, actitudes y comportamientos.

4. De lo expuesto, resulta la necesidad (y problemática) de determinar tareas y la coordinación entre padres de familia y escuela. Por más que los padres de familia carezcan de conocimientos profesionales educativos-escolares, tienen que garantizar actitudes y comportamientos positivos en sus hijos-alumnos; predisposición para aprender y rendir, participación en clase, atención, disciplina, cumplimiento con tareas e incorporación en el grupo de alumnos. El grado de interés de los padres en el aprovechamiento de sus hijos tiene mucha influencia en el rendimiento y éxito posterior.

5. Los padres precisan información, sobre todo con respecto a los dones naturales, capacidad de aprender y requerimientos. ¡Debe existir comunicación entre profesores y padres!

Muchos padres alemanes se sienten impotentes frente a la escuela, y se creen excluidos de decisiones sobre los estudios a cursar.

Por supuesto, la escuela tiene que hacer concordar la garantía de cumplimiento de los intereses de todos los alumnos con los intereses sociales; entonces con más razón deben ser implementadas normas de intercambio y cooperación. La escuela ya no puede ser interpretada como una soberanía impuesta, sino como foro donde también tomen en cuenta los intereses de los padres.

6. Existe el peligro de que se creen formas supuestamente democráticas pero que en realidad son falsas, o sea, organización forma de codeterminación y cooperación que se parezca a “nueces huecas” donde sólo existe la cáscara, sin contenido, y eso en gran medida por falta de ejercicio de los derechos existentes, pues los derechos son facultativos, no tienen carácter de un deber, no son una obligación.

Más claro aún: existe una negligencia deplorable en el aprovechamiento de sus derechos por parte de los padres da familia, pues teóricamente podrían tomar parte mucho más activa en los quehaceres de la vida escolar.

7. El proceso de la codeterminación incluye a los alumnos, o sea, a medida que tengan más edad, mayor criterio, deben asumir en una importante función que pueda y deba disminuir el papel de los padres.

Un alto gremio político alemán subrayó la necesidad de entrenar a los alumnos en el ejercicio de sus derechos fundamentales para la futura vida política y social. Por lo tanto, los alumnos deben tener derecho a la información y codeterminación en “su” escuela. Una actitud netamente pasiva de los alumnos, no representa el consenso democrático sobre derechos y obligaciones en la escuela.

2da. parte (publicada el 29.05.90)

En semanas pasadas hemos analizado de un vistazo la situación de la codeterminación de padres de familia y alumnos en la vida escolar en la RFA, la cual juega un papel primordial por la importancia que se atribuye al rol de la familia como parte de la comunidad educativa.

¿Cuál es nuestra realidad?

En resumen, estamos todavía lejos, lejísimos de la situación aceptable: en la mayoría de los casos no existen “políticas”, conceptos aplicados como los anteriormente señalados. Pregúntense ustedes, según sus experiencias propias, en qué grado estoy en lo cierto con estas observaciones, pues no conozco investigaciones científicas referentes al tema, en tanto que la tesis sobre la RFA se basan en investigaciones científicas y, por lo tanto, permiten la generalización.

a. Existen ciertas “formas huecas” de participación entre escuela y padres, pero la realidad es que no tienen vida. Lo más popular son las kermeses, actos sociales, consejos inactivos, reglamentos internos desconocidos.

b. El desinterés de los padres en asuntos escolares es increíblemente alto, no participan ni siquiera en las elecciones de sus representantes. Sólo buscan al profesor para evitar fracasos de sus hijos, imitando el estilo de los bomberos, que entran en acción cuando a veces es tarde. Mucha gente cree que la educación es asunto exclusivo de la escuela, mejor no interferir.

c. Donde hay un vacío, se llena con “autoridades” determinadas por jerarquía vertical. Es obvio que las autoridades prefieran este “status quo”, actuando como autócratas, pues la masa les permite hacerlo.

Muchas veces se forman “alianzas”, donde los representantes elegidos, en vez de cumplir con su misión, que es la expresión de la voluntad de los padres de familia, se fraternizan tanto con la planta administrativa como tambien con el ente propietario de la escuela, encontrándose en una posición débil.

d. El contacto entre padres y padres no existe en la escuela, sino sólo a raíz de amistades, lazos familiares, etc., o sea en forma de contactos extra-escolares ya existentes. Valdría investigar en origen de las causas de este fenómeno poco lógico, pues el objetivo de todos los padres es el mismo: la buena educación de sus hijos.

e. Existen temores, debilidad, dependencia de padres y, en el extremo de los casos, complejo de inferioridad ante las “autoridades” de la escuela, que inhiben el ejercicio de los derechos tal vez formalmente otorgados.

Por parte de las “autoridades” se fomenta esta dependencia cuando se creen y se hacen importantes y superiores.

f. La familia no cumple debidamente con su función de entidad educativa, parece que la TV ha tomado este lugar. (Sobre las fallas en las familias como institución educativa se debe opinar, para escuchar otras ideas, siempre están abiertas las páginas del semanario).

g. Existe cobardía por parte de los padres para criticar y opinar abiertamente, o sea, ser demócratas que vigilan sus derechos fundamentales. Predomina una actitud de evitar problemas a cualquier precio con las autoridades de la escuela, pues si estos “dioses” se enojan, pueden causar daño; son “omnipotentes” y, por lo tanto, es “recomendable” callarse e ir por el camino sumiso.

Sin embargo, existe crítica informal (chismes, rumores, etc.) que no conlleva a iniciativas. Tampoco hay entrenamiento entre los padres en un proceso de aprendizaje para saber ejercer sus derechos. Se trata de un círculo vicioso, y no hay forma de salir de él.

h. El “dueño de la escuela” juega un papel sobremesurado, que no le corresponde. Se cree el “jefe del circo” y lo es en muchos casos. Grave es esta situación cuando se trata de un empresario en búsqueda de maximizar su rentabilidad, léase: el máximo de ganancias sobre el capital invertido. ¿Por qué? Por hacer todo lo posible para bajar sus costos operativos (emplear personal docente barato), evitar inversiones eludibles y fijar pensiones mensuales lo más altas posible, apenas frenadas por la competencia entre las instituciones similares.

Queda claro: perseguir el objetivo de rentabilidad en una empresa privada tiende a chocar con la misión educativa, con raras excepciones.

i. Codeterminación no se debe, como a veces parece, interpretar como coadministración o injerencia en asuntos que están sujetos a conocimientos y bajo la responsabilidad de los profesionales (profesores), pero debe existir una coparticipacion en la determinación de la escuela.

Los padres y alumnos deben insistir en que, antes de tomar decisiones, estas sean deliberadas y justificadas públicamente, lo que no ocurre en la realidad. Las discusiones, si las hay, se concentran en asuntos organizativas formales y no en contenidos de metas y objetivos de la educación y enseñanza.

Si bien es cierto que un pueblo tiene el gobierno y la oposición que merece (y un hombre la mujer), también es cierto que los padres de familia tienen la escuela correspondiente; existen graves fallas porque se deja de hacer.

El primer paso hacia un cambio consiste en una concientización en estas fallas, que permiten, a través del ejercicio de nuestros derechos, mejorar el nivel de la educación.

¡Seamos demócratas!

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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