Aprovechamiento de nuestros recursos forestales – Un ejemplo orientador

Aprovechamiento de nuestros recursos forestales – Un ejemplo orientador

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, 10.07.1990

Chile, país vecino con 12 millones de habitantes y unos 750.000 kilómetros cuadrados de superficie, podría orientarnos en un campo que en Bolivia se discuta de una manera poco acertada y que se administra por parte del gobierno con poca visión.

Nos basamos en una información proporcionada por el matutino chileno “El Mercurio” del 17 de junio de 1990. En el artículo editorial, titulado “Sector Forestal”, se comenta lo siguiente:

1. Existen proyectos de Joint-venture de mucha trascendencia, por ej. una empresa líder japonesa, la Daio Paper, espera invertir 520 millones de dólares en los próximos 19 años para plantar las especies pina radiata y eucalipto, y, posteriormente, construir una plana de celulosa. Otra empresa japonesa, la Papeles Mitsubishi, quiere plantar 10 mil hectáreas de eucalipto para suministrar su planta en el Japón. Capitalistas suizos también quieren construir una planta de celulosa con un volumen de 100 millones de dólares, una planta que tendrá una capacidad de 70 mil toneladas anuales de celulosa.

2. Citamos: “Se ha sostenido con razón que la naturaleza ha prodigado a nuestro país (a Chile, ¿pero sólo a Chile?) abundantes riquezas. Pero históricamente y salve en el caso de cobre (léase: estaño…) ese potencial de recursos naturales jamás fue aprovechado con la intensidad y en la escala que hizo posible el esquema económico del libre mercado.”

“Se contó con una eficaz política de subsidios a la plantación de bosques junto a una efectiva integración a los mercados externos, creando de ese modo las condiciones para un gran dinamismo productivo. Hoy el país (bien entendido, se trata de Chile, ¿por qué no de Bolivia?) exporta una variedad de bienes en base de recursos forestales por alrededor de 800 millones de dólares (o sea, más que el total de las exportaciones anuales bolivianas; nuestras exportaciones de productos forestales llegan apenas a unos 30 millones de dólares…en 2001 : 2.000 millones versus unos 100 millones, WN), con las inversiones que se están haciendo realidad… se espera llegar al cabo de tres años a exportaciones por un valor de 1.300 millones de dólares”; léase: más que la tercera parte de la deuda de Bolivia.

3. Mientras nosotros contamos con una proclamada Pausa Ecológica Histórica, sin legislación correspondiente, aplaudida por una hincha que se adhiere a la argumentación de otros países, los cuales siguen con su fiesta orgiástica en cuanto al maltrato de nuestro hábitat “tierra”, botando por ejemplo CO2 en cantidades exorbitantes que deben ser purificadas por los pulmones tercermundistas, nuestros vecinos pueden confirmar la presunción de que hay aún espacio para otros inversionistas: “El uso, por ejemplo del eucalipto para celulosa de alta calidad convierte hoy esa variedad en un atractivo negocio y abre nuevas oportunidades de inversión en el sector forestal.”

4. Sin embargo, los chilenos también lamentan la carencia de infraestructura y piden al estado una labor subsidiaria ineludible para, a través de la inversión pública o creando los incentivos para el sector privado, mejorar la infraestructura y proveer los respectivos servicios.

5. Para evitar malas interpretaciones: Un ejemplo como este sirve, luego de un estudio continúo de sus condiciones y determinantes, para ser aplicado, guardando la distancia del caso. Queda muy claro: los recursos naturales deben ser utilizados inteligentemente para mejorar el nivel de la vida de la comunidad y obtener un aprovechamiento sostenido. Si el macro-marco, es decir, el marco legal (vea la nueva Ley de Inversiones, Ley General Forestal revisada, etc.) y el marco económico (vea confianza y clima favorable para capitalistas privados extranjeros) son considerados favorables por los inversionistas, se pueden captar capitales privados, y, por ende, se produce un crecimiento económico.

Así van economía y ecología.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack