¿Y ahora?

¿Y ahora?

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, Separata de El Deber, 13.11.1990

A la vuelta de un viaje de siete semanas por siete países europeos, resulta sumamente difícil escoger un tema sobresaliente para este artículo, pues hay muchos. Seguramente, los cambios históricos en Alemania son lo más destacado, por lo tanto, merecen unas reflexiones “entre líneas” para completar el panorama que tienen muchos lectores, gracias a la completa cobertura de información divulgada por los medios de comunicación. Pero la mera información sobre hechos precisa de una evaluación ponderada para su entendimiento y es una tarea muy difícil que resolver, represento una opinión muy subjetiva que puede ser fácilmente equivocada.

En Alemania impresiona el orden, la limpieza, la puntualidad, el lujo, etc., aspectos que no pueden dejarme asombrado, pues los conozco. Tal vez, ahora ha ocurrido lo que pareciera imposible, es decir, la perfección se presenta más perfecta aún.

Comparando el presente con la situación de hace un año y medio, cuando tuve mi anterior encuentro con el viejo mundo, he observado ¡un desarrollo inimaginable en un país desarrollado! ¿Nada más? Recordémonos: el 9 de noviembre de 1989 cayó el muro, y en una carrera sin precedente fue forjada la unión de una nación separada, con una fiesta nacional bastante templada como culminación del 3 de Octubre, el nuevo “Día de la Unidad Nacional”.

Fui a Berlín, para sentir con todos los sentidos los cambios: aviones llenos de pasajeros, hoteles ocupados hasta el último camarote, vida pulsante. Visitábamos la famosa puerta de Brandenburgo, otrora manifestación de la separación de una nación, pasábamos por el “monumento al honor” del ejército rojo, flanqueado por dos tanques T 34, que ahora representan unas cuantas toneladas de chatarra, simbolizando, todavía, con sus cañones, la opresión inhumana que aplastó el 17 de Junio de 1953 la rebelión de los alemanes bajo el yugo comunista y a los que arriesgaron sus vidas para abolir un sistema odiado. Tengo que constatar que este espíritu de lucha por la libertad del año 1953 ya no existe, sólo prevalecen los cálculos económicos: unificación como negocio.

¿Cuánto costará recomponer el caos económico que deja el socialismo – comunismo? ¡Vengan! ¡Hay negocio, lucro, chances! ¡Negocio! Se ha virtualmente deshecho un estado odiado, la DDR.

Su sistema totalitario no ofreció vida “lujosa” a sus ciudadanos, y muchas veces faltaba lo más imprescindible para satisfacer deseos y necesidades de primera prioridad, haciendo comparaciones con la vida occidental que se conoció a través de la TV occidental.

Estos sistemas funcionan, por un lado, con el terror y, por otro, con distinciones, decoraciones y títulos. Nombran “héroes” a los sobresalientes, y generosamente fijan medallas al pecho, mientras muchos bienes de consumo faltan, pues “son en contra de la salud”, como comentó un taxista con ácida ironía. No obstante a eso, una pequeña élite gozaba de privilegios importantes a costa de la población.

La distinción con títulos y medallas simboliza el modo de funcionamiento, pues representaba la casi única recompensa del Estado para sus fieles colaboradores, no olvidando las amenazas contra cualquier oposición a cargo de la STASI, que quiere decir “Staatssicherheitsdienst”, en español: servicio de seguridad del Estado o para el Estado – el Estado siendo de facto su élite.

¡Están en venta ahora no sólo uniformes, cascos de guerra, armas, botas militares, sino también las mismas medallas que fueron otorgadas en grandes ceremonias y con bombos y platillos! La medalla ha perdido su valor, se ha convertido en lata, y se pueden comprar por docenas.

Lo que vemos con preocupación es la equivocación fundamental en el enfoque de los problemas y la gran insensibilidad por lo que sucede sicológicamente en la nueva Alemania: predominan los cálculos económicos sobre la rentabilidad de inversiones, el tamaño de nuevos mercados, el requerimiento de capitales, factibilidades, técnicas, etc., siendo los verdaderos problemas de otra naturaleza. Hay alemanes con una muy robusta autoestima por sus logros durante 4 décadas, líderes en rubros de la economía internacional, disponiendo de todos los atributos de los pudientes y actuando así, pero sus “hermanos” pobres siguen con el problema de que a la fuerza reciben lecciones en materia de capitalismo donde se muestra que todo lo que hicieron durante su vida no tenía sentido, era equivocado, tiene que ser cambiado, en otras palabras: han vivido en vano, pese a que no pocos han confiado plenamente en los principios del socialismo, sacrificándose por ellos. Es muy doloroso tener que recibir clases, a veces con soberbia, prepotencia y torpeza, de que, bueno, lastimosamente, era en vano: lo que cuenta es el evangelio de los otros, los alemanes del occidente capitalista. Objetivamente, tienen ellos razón, pues una sociedad organizada con principios de la democracia pluralista, buscando justicia social, respetando los derechos fundamentales de cada ciudadano y, gracias al concepto de la economía social de mercado, obteniendo un alto nivel de vida, es triunfadora en todos sentidos. ¿En todos?

El problema de Alemania no es la economía, los tecnócratas lo van a resolver sin duda alguna, posiblemente repitiendo el tan mentado milagro económico. El problema de fondo es cómo van a integrar a hermanos que han perdido su razón de vivir, mal por mal, que tienen que cambiar sus normas y principios por otros y que hasta ayer fueron considerados como hostiles. Ellos tienen que hacer un salto (¿mortal?), olvidándose de una doctrina total, Ahora, ¡Viva el materialismo – consumismo, la subcultura de Coca Cola y McDonald! Tengo dudas de que se haya unificado Alemania, más bien, se han juntado dos partes separadas por los resultados que dejan 40 años de vivencia distinta.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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