El abandono del campo y las provincias – La realidad es peor aún

El abandono del campo y las provincias – La realidad es peor aún

Autor: Willi Noack

Publicado: La Gaceta del Norte, No. 29, 2nda semana de abril de 1993

“La situación del campo y de las provincias es una vergüenza para todos los bolivianos. En el campo se registran los índices de pobreza, desnutrición, insalubridad y mortalidad más alto del mundo. El deterioro del hombre de la tierra en el campo configuran una situación potencialmente explosiva. La migración masiva a las ciudades y la formación de bolsones de pobreza extrema es resultado del abandono del área rural. Bolivia no será un país viable si no resuelve su problema rural.” Lic. Gonzalo Sánchez de Lozada, 4.4.1993.

Cuando se cita de un plan político en plena campaña proselitista, los seguidores de este partido se sienten felices y la hinchada de otros partidos políticos tienden a censurarlo. No hay, en el caso en cuestión, opción para tal evaluación. El análisis citado es la triste verdad y sea quien sea el próximo gobierno, debe saber que esta situación es una verdadera bomba de tiempo.

Lamentablemente, es la descripción exacta de la región periférica del Norte del país.

· La presión sobre el medio ambiente es tan fuerte que la depredación como única forma de sobrevivencia convierte en pura hipocresía las declaraciones de Río ´92 sobre la absoluta prioridad de proteger la tierra, tarea de toda la comunidad internacional.

· El abandono del campo es irreversible y eso cuando la miseria de la vida en una favela no ofrece buena calidad de vida; sólo en comparación es más atractiva. Las seducciones urbanas (¡la TV!) son tan grandes que es una ilusión pensar que vuelven a sus campos.

· La migración hacia la ciudad pone en serios riesgos la soberanía de la nación, pues por una frontera verde pueden invadir vecinos que viven en condiciones aún peores, encontrando vastas regiones bolivianas despobladas.

· Las ciudades, en concreto: Riberalta, no están, ni de lejos, en condiciones de recibir miles de campesinos, pues no pueden proveer ni siquiera los servicios básicos, peor fuentes de trabajo, asistencia en salud, educación. ¿Quién no puede imaginarse las consecuencias sociales?

· El campesino, hombre valiente y capaz de enfrentar los peligrosos desafíos de la naturaleza en el campo, no sabe defenderse exitosamente en otra forma de vida que es la urbana. Sabiendo matar a machetazos un tigre, él está perdido en la ciudad, donde se precisan otras habilidades y experiencias para vivir y sobrevivir. El hombre valiente, fuerte, orgulloso de sus virtudes, se convierte en un ciudadano de quinta categoría, dependiendo de limosnas, de alimentos regalados, de actividades ilícitas, sujeto a humillaciones perpetuas.

· La brecha entre una Bolivia que impresiona por su ritmo al tacto de países industrializados con Fax y computadoras, y la otra Bolivia arcáica que no cuenta con otras herramientas que sus ancestrales desde hace centenares de años, se abre cada vez más. Es una triquiñuela utilizar el PIB per cápita como parámetro de medición del progreso del país, cuando la evaluación del grado de equitatividad de la distribución del PIB entre el total de la población queda al margen de la evaluación.

Sea quien sea gobierno, esta bomba de tiempo tictaquea cada día más fuerte. En los programas de todos los partidos políticos gubernamentales esta preocupación debe tener prioridad. ¡Hagan atractiva la vida en el campo, caso contrario, las ciudades se revientan!

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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