¡Empleo! – ¡Empleo! – ¡Empleo!

¡Empleo! – ¡Empleo! – ¡Empleo!

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 11.03.1998

Sabemos de qué depende nuestro desarrollo.

En base de diagnósticos múltiples fueron elaborados del PGDES , el PDD , planes sectoriales, en algunos casos planes municipales, que nos indican, después de un análisis de FODA , que debemos / podemos hacer para promover nuestro desarrollo con el fin de vivir mejor, o lograr felicidad, o conseguir bienestar, u obtener un IDH mejor, o, simplemente, reducir los niveles de pobreza.

También sabemos y coincidimos que debemos, para satisfacer nuestras necesidades, sólo utilizar los recursos naturales en calidad de préstamo de las futuras generaciones, conservándolos, lo que llamamos sostenibilidad.

A partir de 1985 y los cambios de paradigmas, conocemos los nuevos roles de los principales actores, y son un Estado que regula, fiscaliza, promueve y redistribuye, pero que no actúa como empresario; la sociedad civil que identifica y prioriza sus necesidades insatisfechas, el sector privado que invierte en empresas (del verbo emprender) y muchos otros actores que apoyan, facilitan y promueven este proceso, velando a la vez que reciben la cuota más grande posible por sus aportes.

Por supuesto, existe el marco legal favorable.

El tema, además, es de moda, y para no ser cínico: ¿Cómo no puede ser un tema de máxima preocupación en vista de las tasas alarmantes del desempleo (en países OECD : 36 millones!)?

Libros sobre el tema salen como pan caliente ; el Club of Rome viene de publicar un libro (su anterior libro , publicado en 1972, logró un tiraje de 12 millones!). Nosotros discutimos el tema en el Diálogo Nacional: “Sólo con la producción se progresa: porque sin producción no hay empleo, sin empleo no hay vida.”

¡Tener empleo es mucho más que solo disponer de ingresos! Permite vivir con dignidad, es un derecho fundamental y parte de la justicia social. Tener empleo es una condición imprescindible para el desarrollo humano, permite dejar mendigar, pidiendo asistencia y terminando con la dependencia del Tata-Estado.

Hasta aquí el tema está claro, ni siquiera hay mayor discrepancia, y todos estamos de acuerdo que se debe luchar contra la pobreza.

El problema del empleo surge, ¡y no sólo en Bolivia!, cuando se trata de la implementación en la práctica, mediante políticas concretas, de los conceptos teóricos. Se sabe perfectamente lo que se debe hacer, pero no se lo hace por temer efectos colaterales “negativos”, cuando se asignan los recursos financieros; léase: El temor de reacciones de sectores, regiones, grupos que no lograron imponerse con sus demandas, por atender las necesidades del país con un enfoque por encima de los intereses parcializados.

Parece que al homo politicus partidarius teme la priorización que determina un orden jerárquico claro, cuando no hay opción. Es más fácil asignar “máxima prioridad” a todo, llámase crecimiento económico, educación, salud, vivienda, etc., y según el auditorio confortarle con un discurso bonito, diciendo lo que quiere escuchar, lo que es una “triquinuela”. Aclaro, eso sucede actualmente en muchos países europeos, asiáticos, miembros de la OECD y, al parecer, sólo el “pragmatismo” norteamericano tenía la fuerza de arriesgarse con políticas trascedentales realistas algo para reducir el desempleo – ¡a ver cuán caro resultará la operación en lo social.

Con coraje, audacia y visión debemos concentrar los esfuerzos en la creación de más y más empleos y garantizar la equidad en el acceso, por tratarse de la forma digna de permitir el desarrollo humano sostenible.

Los actores deben concentrar su atención en este tema, antes que en otros, y asignar los siempre escasos recursos a este desafío.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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