Mancomunidad

Mancomunidad

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 03.04.1998

“Mancomunidad es una corporación o entidad legalmente constituida por agrupación de municipios o provincias.” (Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, Madrid 1992, pág. 922)

De esta manera se ha constituido la mancomunidad metropolitana cruceña.

El diccionario define mancomunidad:

1. “Unir personas, fuerzas o caudales para un fin.

2. Obligar a dos o más personas a pagar o ejecutar de mancomún una cosa, entre todos y por partes.

3. Unirse, asociarse.” (ibídem)

La idea de unirse para lograr un fin común, es vox populi: La unión hace la fuerza; juntos podemos, era el lema del MNR, y el Plan General de Desarrollo Económico y social del actual Gobierno promueva la misma idea. La Ley de Participación Popular obliga a Gobiernos Municipales con una población inferior a 5.000 habitantes, administrar sus Planes Anuales Operativos en mancomunidad con Gobiernos Municipales más grandes, sin perder el derecho de disponer de sus siempre escasos recursos financieros.

Unir personas, fuerzas o caudales para un fin – ¿Qué personas, fuerzas o caudales deben unirse para un fin? ¿Sólo los actores de la administración pública, los Gobiernos Municipales?

Es un hecho generalmente admitido que la sociedad civil anda divorciada de la clase política y que se debe superar esta situación.

Pero no sólo están divorciadas estas fuerzas vivas, sino es más regla que excepción que todos los distintos actores actúan sin coordinación, sin concertación, sin sincronizar sus planes. En los congresos de los “Verdes”, por ej., no participa el empresariado y vice versa; los congresos de casi todas las agrupaciones gremiales se caracterizan por el hecho de que los delegados están entre sí mismos y aprueban resoluciones que surgen del análisis sectorial sin guardar relación con el todo.

Si nuestro fin común es mayoritariamente aceptado como el desarrollo integral sostenible o la lucha contra la pobreza, los principales actores deben definir en conjunto las estrategias cómo lograr este fin, pues son interdependientes, y sólo con acciones complementarias entre sí pueden cumplir su rol específico.

La participación del sector privado es de eminente importancia, pues la inversión productiva es el reto del empresariado privado, ya no del Estado. Sin embargo, el Estado en sus tres niveles, debe hacer eco a las exigencias del empresariado y ofrecer condiciones, por ej. infraestructura productiva, para viabilizar la inversión; por ej., dotando seguridad jurídica o condiciones favorables para la fase crítica de una nueva fundación empresarial.

En Córdoba/Argentina se experimenta con un apoyo del Gobierno Municipal, ofreciendo servicios de una “Encubadora”, que apoya a la empresa recién nacida.

Si no se suman a una mancomunidad todos los actores imprescindibles para cumplir un determinado fin común, una buena iniciativa, muy probablemente, resultará sin éxito, por llevarla erróneamente a cabo, y muy probablemente no faltarán criticones que denuncien la iniciativa como mala en vez de observar errores que hicieron fracasar una buena idea.

Para este gran reto que representa la unión entre los grandes actores, quizás el más grande obstáculo es la mentalidad adversa de las personas que encabezan sus organizaciones e instituciones, y quienes prefieren sus estatus de mandamás antes de integrarse en un comité de pares entre pares, tal como reza el proverbio: “La cola del ratón” y, así, aparecen los perros de hortelano.

En fin, el cambio, en primer lugar, es una cuestión de mentalidad.

Paul Kennedy, gran historiador contemporáneo norteamericano, consta en su libro “Hacia el siglo XXI” que “en su mayor parte los pueblos del mundo, siempre que lo deseen, pueden responder de forma positiva al desafío del cambio”.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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