Tarea herculánea

Tarea herculánea

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 01.07.1998

A Bolivia le está esperando una tarea urgente e importante. Dicen que hasta fin de año se debe contar con una nueva Ley General de Trabajo (LGT), y que existen fondos otorgados por la comunidad internacional para financiar tal empresa. La discusión pública no abarca todavía este tema con la dedicación que corresponde, con algunas excepciones y, al parecer, se guarda indebidamente una discreción al respecto cuando, al contrario, debería aparecer en las agendas del movimiento sindical y del empresariado, siendo estos dos los principales interesados en la reforma, y del Estado, que dará legalidad de los acuerdos a lograr.

Es tarea urgente dotar a Bolivia de más competitividad internacional en un asunto que no permite avanzar a paso de tortuga. De esta competitividad depende de la inteligente organización del trabajo, la que se debe determinar mediante un convenio entre los “Sozialpartner” (traducido al español: “asociados sociales”), palabra alemana que resume todo un concepto: son los socios quienes, mediante una mancomunidad, consiguen fines comunes, poniéndose de acuerdo, con el enfoque primordial del conjunto social, si bien defendiendo cada uno de sus objetivos grupales.

La reforma de la LGT, por lo tanto, debe partir de algunos consensos ineludibles, compartidos por los “Sozialpartner”, siendo lo más destacado el compromiso para con el orden económico-social-político del actual Estado de Derecho, si bien en la realidad deficitario, pero aceptado como modelo ideal. Los cambios y el perfeccionamiento de este Estado se logran aceptando las reglas de juego democráticamente. Además, entre los “Sozialpartner” debe existir una convicción compartida de la supremacía del conjunto sobre el interés del grupo, ya que la presión de la competencia internacional en el mundo interdependiente y extremamente liberalizado, obliga a Bolivia ponerse de onda y buscar su sitio para competir con éxito. No hace falta insistir en que no existen opciones a este reto si Bolivia pretende participar exitosamente en este mundo hecho para los mejores. Entre los “Sozialpartner” debe existir una visión compartida:. ¿Qué Bolivia queremos?

La urgencia surge de la necesidad de actualizarse, o sea, responder positivamente a los desafíos del presente; más difícil se presenta la tarea si la enfocamos como solución para décadas futuras, cuando existe mucha duda sobre este futuro que nos trae cambios estructurales como nunca se han visto.

Definitivamente negativa sería una ley que no cuenta con el “visto bueno” de los “Sozialpartner”, decretado por el Estado, que se auto-interpreta como rector omnipotente. Por supuesto, es competencia del Estado normar, pero estas normas deben reflejar el sentir y deseo de las mayorías de la población, reiterándolo: mayorías y no la totalidad de la población.

Si comparamos la realidad del país con las condiciones para encontrar una solución visionaria, factible, socialmente justa y que potencie a competitividad, es obvio que se trata de una tarea herculánea. Los principales obstáculos a una solución, son un exagerado e inflexible fundamentalismo ideológico; la preeminencia del egoísmo de grupos por encima del bienestar colectivo; la tendencia del Estado de gobernar con verticalidad, pese a declamaciones en favor de la participación de la sociedad civil; una mentalidad “macondiana” que desconoce los nuevos escenarios del mundo, la falta de capacidad y predisposición de los que toman decisiones para entender e interpretar acertadamente las necesidades impuestas por los cambios, y sacar las conclusiones, pues ser elegido democráticamente líder, lamentablemente, no significa dotarse de, más capacidad analítica y de decisión.

Bolivia debe iniciar audazmente una discusión franca sobre su organización laboral-patronal para contar pronto con un marco legal reformado que está a la altura de una sociedad moderna.

Esta discusión es impostergable, por mas que, probablemente, desencadene problemas en las calles, pues lamentablemente falta una cultura de disputa civilizada. El debate debe concentrarse en los contenidos de las diferentes propuestas y no en las personas que las protagonizan; pero la realidad del país obliga a una evaluación poco optimista.

Sin embargo, como en el caso de una cirugía mayor, si vale la comparación: sólo con un corte audaz puede salvar la vida del paciente; esperar no representa una solución, pues la destrucción del cuerpo avanza; pero ¿y si el paciente no quiere la intervención?

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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