La crisis de lo comunal

La crisis de lo comunal

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 08.07.1998

Un experto alcalde dijo alguna vez: “Nuestro Concejo Municipal está conformado por nuestros más sabios ciudadanos”. Esta afirmación, hecha con palabras totalmente objetivas, era por supuesto irónica y el resultado de frustraciones varias y manifestación de una tendencia negativa, léase: La política comunal, preferentemente considerada como la cuna de la democracia y la escuela primaria de la política, se torna cada vez más difícil y más complicada – sin embargo, el nivel de los concejeros no guarda relación con las exigencias. La cita sobre el Concejo y sus sabios ciudadanos se cita con frecuencia, pero la situación sigue precaria.

En el Concejo de la ciudad en cuestión, como igualmente en concejos de muchas otras ciudades de la región, se manifiesta que los ciudadanos se postulan para un curul y son elegidos, pero se topan muy rápido con los límites de sus conocimientos, de su coraje, y de sus posibilidades. Gobernar en opulencia de recursos financieros sería fácil, pero la situación real se caracteriza por escasez de medios financieros y por austeridad, lo que convierte más difícil aún la tarea de los concejales.

Lo que dificulta todavía mucho más, es la increíble variedad de temáticas a tratarse, para determinarlas, tales como planificación y presupuestación, ordenamiento del tráfico vehicular y de los mercados, etc., etc. La variedad y el alcance de sus responsabilidades es, quizás, más importante que de los consejeros departamentales. La relación entre dietas y cantidad de trabajo y grado de responsabilidad no es óptima.

¿Cuáles son las consecuencias? Se produce una crisis; la dedicación para solucionar problemas disminuye, sustituida por largas discusiones sin resultados. Existe una fobia del concejero que los ejecutivos siempre quieren engañar. Debido al horizonte de muchos concejeros que no llega más allá de la punta de su nariz, prefieren dedicarse a las pequeñeses, con enfoque partidario, con miras a los electores y los honorables ciudadanos del distrito. Además, existe una tentación de camuflar la inseguridad propia y, muchas veces, la incompetencia en asuntos claves, con arrogancia y prepotencia.

No se ve una solución, pues la crisis de lo comunal depende en forma directa del aburrimiento de la sociedad civil de los políticos y de los partidos. Mientras los partidos carecen de recursos humanos en todos sus niveles, sobre todo faltan nuevas caras, la política comunal será mediocre, lo que representa una alarma para la existencia de la democracia en general, pues, como sabemos, la crisis comienza desde abajo.

Hasta aquí nomás, estimado lector.

He traducido, de manera libre, pero fiel al original en cuanto al contenido, un artículo de opinión, “Die Krise des Kommunalen”, de la Süddeutsche Zeitung”, del 13 de junio 1998, y el Concejo en cuestión es el Concejo de la gran ciudad de la estrella Mercedes-Benz, que es Stuttgart.

No se le ocurra pensar, amigo lector, que este comentario haya sido elegido con miras a Bolivia – cualquier coincidencia sería casual y no intencionada.

“Honi soìt qui mal y pense”.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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