Nepotismo

Nepotismo

Autor: Willi Noack

Publicado: EL NUEVO DIA, 21/10/98

Los militantes de un partido político apoyan con actividades, tales como trabajar en clubes de madres, pintar paredes, entregar dinero y con miles otras formas más, para que su partido gane. Hacen aportes con la esperanza de recibir algo de su partido ganador, un retorno de sus inversiones. En la mayor parte quieren un trabajo como recompensa, siendo estos puestos de trabajo, por la privatización de las empresas estatales, cada vez más escasos.

Si por ejemplo, para ocupar un determinado cargo público, hay dos candidatos, ambos de la misma capacidad, no hay ningún problema en asignar el trabajo a un militante del partido ganador en reconocimiento de su trabajo; es más, él merece una promoción.

Tampoco hay problema de principio si se elige a una persona, de confianza y de amistad con los jefes del partido o un familiar, sea como empleado o proveedor. Esto ocurre en todos los partidos que tienen sus “primeras hijas”, “primeros yernos”, etc. Con pragmatismo debemos reconocer que normas contrarias resultan inviables en un país de poca población, donde con facilidad existen lazos familiares entre los candidatos y los dirigentes y, por lo tanto, no se cumplen las disposiciones (R.S. 217064).

Pero hay nomás un problema y radica en una preferencia no justificada objetivamente, cuando un candidato no capacitado gana a su competidor superior por el hecho de contar con el carnet de la militancia y sin otro mérito que ser un fiel luchador de su partido (o tener lazos estrechos con la cúpula).

Al parecer, no hay una conciencia ni en la gente que busca la pega, ni en aquellos que la conceden; se trata de una práctica generalizada, quizás en diferentes grados, y globalizada (pues existe en muchos países del globo) atenta contra la ética, lo moral y, sobre todo, contra el interés público. Es una práctica observada y una experiencia vivida la “masacre blanca” o el “Sida” político (sin ingresos desde agosto). Parece que hasta se acepta que existe un “derecho” del militante que ofreció $us 100.000 para financiar la campaña política proselitista, de ser nombrado jefe de una repartición estatal donde puede “recuperar” su inversión con una jugosa ganancia.

Mientras no haya conciencia de que de esta manera se viola el interés público y mientras todos los partidos “barran” con sus adversarios después de su triunfo electoral, desde el último piso hasta el sótano, estamos viviendo la ficción de una modernización o democratización de la sociedad, pues pese a los anuncios y declamaciones de crear un Estado eficiente, la ficción no tiene nada en común con la realidad política cotidiana. Pretendemos no saber cómo funciona el sistema del nepotismo, pero lo sabemos y vivimos en paz con él es una gran burla.

¿Hay remedios para terminar con la ficción mentirosas? ¡Por supuesto que hay!, y son por demás conocidos:

*Crear la carrera del servidor público, pues es imprescindible que los empleados públicos capacitados sigan en sus funciones y desempeñándose con eficiencia cuando cambia el turno político. El Estado ha invertido mucho dinero en su capacitación (con el dinero de los contribuyentes), y no es aceptable perder estos recursos humanos cada 4 ó 5 años. Además, ¿Qué motivación tiene un empleado, sabiendo que ocupará su cargo sólo durante el tiempo que su partido está en el poder?.He aquí una causa de corrupción.

*Tener normas inviolables de contratación de personal, en base de requerimientos establecidos, ejecutando con trasparencia los procedimientos y bajo fiscalización rigurosa, aplicando imparcial las disposiciones sobre el reclutamiento, selección, remuneración, evaluación del desempeño, promoción por méritos, capacitación, sin injerencias ajenas.

*Garantizar un financiamiento legal de los partidos políticos para que puedan rechazar ofrecimientos de dinero que se hagan con fines de lucro. He aquí otra causa de corrupción.

*Reforma a la Ley de Gobiernos Municipales y otras, y sus reglamentos, con el propósito de procurar excelencia en la administración pública, convirtiendo la burocracia en un servicio público, donde el ciudadano es cliente, sabiendo que los clientes son reyes.

*Los partidos deben capacitar a sus leales e incansables militantes para que ellos, en campañas electorales, como candidatos uninominales puedan ofrecer soluciones a los desafíos de la sociedad. Los partidos deben fomentar el acceso equitativo de sus militantes a oportunidades de capacitación para justificar el ascenso en la carrera pública justificando por su performance profesional y no debido a su cercanía a la cúpula de su partido.

En resumen: Tenemos todavía graves problemas estructurales en la organización del Estado y un caso concreto como el de una “colocadora de militantes” en la Alcaldía los hace manifiestos, diría que, con razón, ella (¿pero el Alcalde?) no tiene ninguna mala conciencia o sentimiento de culpa por cometer un delito, más bien la señora se siente orgullosa, pues actúa conforme a la práctica de todos los partidos político ¿Puede algo ser inmoral, si lo practican diariamente todos? Este caso evidencia que las reglas de juegos son obsoletas; la lucha contra la corrupción tiene un origen en ellas, quizás es su principal origen.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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