Inercia social

Inercia social

Autor: Willi Noack

Publicado: EL NUEVO DIA 18/11/98

En estos tiempos de cambios, está ganando importancia una nueva dimensión, a la que no estamos acostumbrados, la cual es la celeridad o la velocidad. Felizmente esta palabra ya está incorporada en los discursos, pero la realidad demuestra que entre el discurso moderno y su realización hay una barrera alta y gruesa: la inercia social.

En el campo de los negocios, la velocidad es decisiva para el triunfo o fracaso (dicen que la fortuna de los banqueros Rothschild se debe al haber obtenido información de la derrota de Napoleón en Waterloo con anticipación, o sea, antes de que el grueso del mercado lo supiera -un ejemplo clásico de la importancia de la celeridad informativa). Los estándares de velocidad los fijan los más avanzados. Es como consecuencia de la competencia que los estándares de celeridad son cada vez más impresionantes. El ejemplo de hoy, quizás, el más espectacular, es la celeridad de los cambios en hardware y software.

En Bolivia, una inercia social es perjudicial (de manera negativa en el mundo de los negocios) por que impide que los protagonistas de cambios puedan introducir nuevos conceptos aptos para ser más competitivos; para comparar: Es como una bandada de pájaros en pleno vuelo, todos a la misma altura y a la misma velocidad. El modelo vigente frena o inhibe volar más alto o más rápido pues democracia significa la preeminencia del principio de la mayoría, y si la mayoría se caracteriza por una inercia marcada, “rien ne va plus”, nada va más.

Ejemplos sobran; he aquí algunos: la COB, reformar el estatuto de una organización gremial; desde 1992 existe un proyecto de investigación y proyección de la futura demanda en los mercados laborales; el cambio de una organización -pese a los alegatos de Peter Drucker y otros-; cambios en la misión castrense, o aplicar el ETARE , o sea el cambio de “software educativo”. En estos casos y otros que Ud. conoce hay protagonistas que tienen la película bien clara, pero que no pueden avanzar como quieren por la inercia de su entorno, que es inmóvil. No se quiere arriesgar y no se está interesado en Visiones del Futuro (presentado por el Comité Cívico), más bien resisten a los cambios que suponen incertidumbre. Y ahí muere la celeridad, decisiva en el mundo de los negocios, para el triunfo o el fracaso.

No es así, sin embargo, en las relaciones interhumanas, donde es deseable una mayor resistencia a ciertos cambios, para, aceptando un poco de subdesarrollo, lograr la felicidad. (Quien no me cree, lea el librito de William Bluske Castellanos; mejor que el mensaje de Milton Friedman y sus Chicago Boys, pues toma el ser humano y su búsqueda de felicidad como centro de lucha por el progreso).

La inercia social existe sí, donde no debería existir, e impide alcanzar niveles competitivos comparativos en el mundo de los negocios, pero no existe donde podría proteger nuestro modo de vida contra una enajenación que se impone con velocidad supersónica, sin encontrar resistencia, eliminando costumbres y preferencias culturales. Eso, lamentablemente, también es Globalización, una mundialización de gustos y modas, muchas veces de inferior calidad, pero al gusto de la “masa” (ver José Ortega y Gasset).

Hay protagonistas sobresalientes, que podrían introducir cambios, pero su entorno no les permite. Muchos se van del país, frustrados, por no poder con esa mentalidad. Esta fuga de cerebros se debe a un clima donde predomina la inercia social; es notorio y parte del contexto el ejemplo de una inversión exitosa emprendida por un innovador, que es plagiada dentro de las 24 horas. Ante este problema, ¿Qué solución hay?.

Tratándose de una cuestión de mentalidad, tomará su tiempo. Importante sería concientizar sobre la importancia de la celeridad y la existencia de la perjudicial inercia social, para apurarse a introducir cambios deseables imprescindibles para la competitividad. Líderes conscientes pueden luchar para obligar a actuar con más eficacia.

En la vida cultural y civilizada oponerse a la destrucción de la felicidad que mucha gente no alcanza, porque no se consigue con materialismo y consumismo y que no se mide a través del PIB/Cápita, ni siquiera con IDH; esta lucha ya no es tan fácil.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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