En defensa del consumidor de escasos recursos económicos
Autor: Willi Noack
Publicado: El nuevo Día, 13.01.99
El Plan General de Desarrollo Económico y Social, PGDES, el guión para el desarrollo para Bolivia, se basa en la Economía Social de Mercado. Este modelo pretende concentrar todas las políticas en el bienestar del hombre. Para el funcionamiento de este orden económico es imprescindible el funcionamiento de la competencia para abastecer al consumidor con los mejores bienes y servicios al precio más bajo que se fija en base de la demanda y oferta. Es obligación del Estado normar y fiscalizar el funcionamiento de esta competencia, pues sólo mediante ella el consumidor puede satisfacer sus demandas, consiguiendo “Wohlstand für alle” (bienestar para todos), como lo postuló el padre del milagro económico alemán, Ludwig Erhard, en su famoso libro, unos 50 años atrás.
Garantizar el libre funcionamiento de la competencia en los mercados que tienden a ser imperfectos, o sea, dificultando o eliminando la libre competencia y, consecuentemente, los efectos deseados del abastecimiento con bienes baratos, es una de las tareas fundamentales el Estado. Por eso, hay Superintendencias que velan por los intereses de los consumidores cuando determinados sectores, por su naturaleza, constituyen una situación oligopólica o monopólica en la oferta, lo que significa una tendencia latente de querer maximizar las ganancias en desmedro del consumidor.
La componente “social”, por lo tanto, exige una decidida lucha contra todos aquellos factores que conducen a mercados imperfectos. Por esta lógica se abollen barreras y se busca la liberalización de las actividades económicas, por ejemplo el libre acceso como ofertante al mercado, el acceso al crédito, la transparencia de los precios, la inhibición de explotar monopolios, las licitaciones, etc. La competencia pretende garantizar que el consumidor pueda comprar el menor precio posible, y eso significa que los ofertantes tienen que producir bienes y servicios cada vez de mejor calidad a un menor precio.
Políticas del Estado que fomentan la imperfección de los mercados, que eliminan la libre competencia, por lo tanto, son totalmente incompatibles con el modelo de la economía social de mercado; atentan contra el derecho del consumidor otorgando ventajas al ofertante privilegiado. Proteccionismo es la “Todsünde” contra el espíritu del modelo, pues priva al consumidor conseguir la mejor oferta.
Hace poco, hemos pronunciado en este lugar un alegato contra la importación de autos usados, que se debe criticar como atentado contra el PGDES, pues viola el derecho del consumidor, sobre todo de escasos recursos, de adquirir un bien esencial para el desarrollo. Los argumentos utilizados para justificar la prohibición son ó falsos, ó hipotéticos, ó superables. El Estado actúa con esta prohibición en contra de los intereses de grandes segmentos desprotegidos (por no contar con una organización defensora). La protección otorga ventajas a algunas empresas, pero viola los derechos de muchos consumidores.
Con argumentos similares, que igualmente carecen de veracidad, explotan temores y se basan en la informalidad subsanable con medidas, ahora se pretende prohibir la importación de ropa usada, para mucha gente de muy escasos recursos indispensable para dar más poder adquisitivo a su magra economía del hogar. Otra vez se trata de una medida totalmente incompatible con un orden económico que pretende, ver PGDES, respetar los intereses del consumidor, permitiendo que logre un nivel de vida aspirado.
Cuando los consumidores de autos no podían protegerse por falta de una organización correspondiente, que defiende los intereses contra el Lobby de las empresas, pero será el caso de la defensa del consumidor de ropa usada, por tratarse de una demanda atomizada, sin órganos, sin abogados, expuesto a la clemencia de los poderosos.
Sería oportuno que las autoridades con conciencia social tomen un papel en el asunto, evitando que nuevamente triunfe el interés lucrativo sobre las necesidades de estratos poblacionales indefensos.
fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack
