El Comité: imprescindible

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 20.01.1999

En estas semanas gana especial interés ciudadano la campaña proselitista para ganar la dirección del Comité Cívico en la gestión 1999 – 2000.

Cuando este artículo será publicado, se conocerán los 213 hombres y mujeres que van a elegir las autoridades en la Asamblea de la Cruceñidad, el 6 de febrero. El Comité (según un documento del CPSC), constituido el 30 de octubre de 1950, con personalidad jurídica, que muy pocos comités del país tiene, es el organismo cívico de mayor jerarquía, representativo de todos los estamentos institucionales o fuerzas vivas del departamento. Es esencialmente apartidista, sin fines de lucro y constituye un gremio patrimonial del pueblo cruceño.

Los logros en el transcurso de los casi 50 años de su existencia explican que el Comité es considerado, con mucho respeto, el Gobierno Moral de los Cruceños, cuyo poder se basa principalmente en su poder convocativo y convencedor para lograr sus objetivos, que son el bien común, o un alto nivel de vida de la gente, o la felicidad de toda la población, como propone un plan estratégico del Comité para los próximos décadas. El hecho de que Santa Cruz es el motor del progreso del país, y con ambiciones de tomar parte activa también en su conducta, se debe, sin duda alguna, a “factores intangibles”, que radican en el capital humano, su habilidad, su ambición, su capacidad para crear un conjunto de condiciones favorables de trabajo y de vida, que originan el desarrollo dinámico de Santa Cruz.

Algunas personas, por motivos a veces no muy transparentes, que invitan a sospechar, atacan al Comité, con argumentos no siempre verídicos o convencedores, por ej. cuestionando la representatividad y, consecuentemente, la legitimidad, y sembrando dudas sobre el proceso electivo. Algunas llegan más lejos y quieren reducir la influencia del Comité hasta, quizás, eliminarlo. (En 1994, emborrachado por las futuras maravillas de la LPP, me dejé llevar por mi entusiasmo a pronosticar el fin de los Comités.)

Por eso la pregunta: “¿Es imprescindible hoy por hoy el Comité?”

· El Estado siegue siendo centralista y el diálogo es más que todo una farsa, que camufla el divorcio entre la sociedad civil y el Gobierno o la clase política.

· Las reformas estructurales del Estado son importantes y van por el buen camino, pero la realidad dista enormemente de la teoría; ej.: Comités de Vigilancia que no cumplen su función fiscalizador, por esto es imprescindible un control social por parte de la sociedad y el 4. poder.

· Falencias altamente peligrosas, y lentitud de reformas en la modernización del Estado, cuando muchos de nuestros competidores en el mundo globalizado incrementan vertiginosamente su eficiencia y su competitividad, exigen la molestia permanente y sana. Las inquietudes del Comité, en muchos casos, sustituyen una oposición parlamentaria formal existente, pero no cumpliendo su rol de ofrecer alternativas viables, más bien dedicada demasiado frecuentemente a espectáculos denigrantes.

· No hay una planificación satisfactoria con un alcance de unos 10 a 15 años, con enfoque suprasectorial, con visión de futuro, para servir de guión obligatorio de la determinación de políticas de desarrollo.

· La partidarización con su canibalismo político, y la sectorización con su egocentrismo grupal van en desmedro de los intereses colectivos. El Comité es el órgano con la misión y capacidad de luchar por el bien común.

· El Comité, quizás, es el único ente capaz de liderizar la lucha contra la corrupción, formando alianzas. Capaz de tomar iniciativas que ningún otro ente líder tiene coraje suficiente, demandando actos ilícitos, que ninguna otra institución osa a combatir.

Por razones de espacio, no se puede ampliar más la lista de argumentos que respaldan una clara respuesta a la pregunta sobre la necesidad de contar con el Comité: sí, el Comité es imprescindible.

Ahora bien, en un entorno cambiante, también el Comité debe reformarse y hay una predisposición generalizada para hacerlo; a la medida que se consolida a democracia boliviana, todavía joven con órganos democráticos, cumpliendo fielmente sus funciones, llegará el momento en que el Comité será superfluo. ¿¿¿Superfluo???, no nunca, quizás menos urgente e importante, pero definitivamente no superfluo; el control social propiciará las iniciativas positivas, buscando nuevos horizontes, con visión de futuro.

“Que hay una necesidad de adecuar el Comité a los cambios del entorno, quien lo va a negar.” Las Provincias deben participar más equitativamente en el desarrollo; el 50% de la población que es femenina, debe participar activamente; la capacidad de conformar alianzas entre los principales actores, precisa todavía ser mejorada y asía hay más temas, pero lo importante es: mientras el Comité lucha por Santa Cruz, habrá progreso.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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