¿El fin de la economía de mercado?

¿El fin de la economía de mercado?

Autor: Willi Noack

Publicado: El nuevo Día, 31.03.99

“Los empresarios presentaron un documento de 14 puntos prioritarios para atenuar los efectos de la crisis. El Mandatario dispuso su evaluación.” El nuevo Día, 28.03.1999.

Nuevamente es necesario hacer uso del derecho de la libre expresión de la opinión para manifestar serias preocupaciones por una tendencia marcada que podría cambiar la marcha de Bolivia y que puede significar el réquiem para la economía social de merca-do, léase: adiós al paradigma del D.S. 21060, ¡Viva el intervencionismo!

El Plan General de Desarrollo Económico y Social, PGDES, consta (pág. 3) que “el modelo vigente que con variantes ha sido aplicado en los últimos 14 años, se inscribe en la economía de mercado”, reconociendo que la misma “produce concentración”, y “para contraponerse a esta acción de mercado, se hace necesario un nuevo rol del Estado que trascienda sus funciones reguladoras, normadoras y facilitadoras: un rol promotor que equilibre las tendencias concentradoras del mercado y destrabe las ventajas competitivas dinámicas. Junto con este rol promotor, el Estado debe mante-ner y reforzar sus funciones distribuidoras y equilibradoras del desarrollo.”

Con relevancia al tema en cuestión, aclara el PGDES (pág. 9): “Este rol promotor del Estado implica, ante todo, la defensa activa de la producción nacional, como lo hacen la mayoría de los países del mundo, adoptando medidas que precautelen los intereses del productor nacional frente a la competencia DESLEAL (mayúsculo por WN), las prácticas de comercio prohibidas y la acción de contrabando.” Para lograr eso, “son necesarias políticas adecuadas para promover la inversión productiva, democratizar el crédito, impulsar la apertura de nuevos mercados, incorporar y difundir el proceso científico técnico, impulsar la modernización de los servicios básicos de apoyo a la producción, implantar sistemas cada vez más eficientes y competitivos de transporte y comunicación, fomentar la capacitación de manera integral y completa para lograr asistencia técnica efectiva que transforme al pequeño productor e incentivar a los sectores con potencial aún no desarrollado.”

La competencia, peor en la “crisis coyuntural climática y económica” actual, que se ve debilitada por la permanente crisis estructural, es para los competidores incómoda, tiende a reducir niveles de ganancia, produce bancarrotas, pero es socialmente para la población la mejor opción, pues tiende a producir bienestar para todos. Resulta que los competidores en todas las partes del mundo quieren suspender o debilitar la competen-cia, para no estar expuestos permanentemente a la presión de mejorar la productividad, y en todas las partes del mundo inventan, exageran, dramatizan, para conseguir protec-ción contra la competencia llamada “DESLEAL”.

¿Quién va a negar que actualmente hay una crisis coyuntural? ¡Nadie! Pero, la crisis coyuntural es pasajera, por lo tanto la defensa del Estado debe ser también temporal-mente limitada, y los pedidos deben ser evaluados bajo rígido análisis si son medidas para resolver la crisis coyuntural, o si son más bien medidas para eliminar la esencia de la competencia, atentando contra los intereses colectivos. Las medidas deben ser compatibles con el modelo vigente, por eso la trascripción del PGDES, que sirve de padrón. Las medidas, en la realidad del país y no sólo en teoría, deben permitir lograr los propósitos del PGDES, a sabiendas de que la corrupción llega a las más altas esferas del Estado y de la sociedad civil.

La crisis coyuntural que justifica temporalmente asistir a un determinado sector, el agro, será utilizada por otros sectores, y a sabiendas de que todos los sectores sufren de problemas estructurales, van a reclamar todos al Estado sus privilegios. Es de suponer, basado en las experiencias del pasado, que el Estado lo ve con buenos ojos, pues recupera un tremendo poderío, que abra inmensurables oportunidades para funciona-rios corruptos en su ejercicio.

Bolivia, integrada en la comunidad internacional, debe analizar cuidadosamente las probables reacciones si aplica medidas en su favor, pero adversas para los países aliados. ¿Qué aconseja Jeffrey Sachs al respeto? Hay que preguntarle en la teleconfe-rencia prevista. ¿Qué autonomía y autarquía tiene Bolivia para no respetar las reglas de la globalización?

Quizás no es exagerado que hay una lucha entre fuerzas restaurativas y fuerzas refor-madoras, cada una representando uno de los conceptos opuestos, cuando el paradig-ma del mundo es la competencia; hay reglas de este juego, cuyo incumplimiento produ-ce efectos muy adversos. La prohibición de la importación de transformers y vehículos usados era una batalla ganada de los adversarios de la competencia; se está desenca-denando otra batalla más grande, pues entre los 14 pedidos figuran recetas incompati-bles con el orden económico vigente.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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