Nuestro Municipio

Nuestro Municipio

Autor: Willi Noack

Publicado: El nuevo Día, 07.04.99

El concepto

El hombre, enfrentando los desafíos de la vida, asume responsabilidades propias, pero se organiza cuando los retos demasiado grandes, no le permiten resolver específicos problemas con sus recursos. He ahí la importancia de la familia que otorga a sus miembros soluciones colectivas. Cuando las familias no logran satisfa-cer algunas necesidades, se juntan en unidades más grandes, sean vecindades, aldeas, comunidades o municipios para solucionarlas. Dos o más municipios juntan esfuerzos para, a través de mancomunidades, lograr determinados fines comunes, que sólo en conjunto pueden conseguir en términos eficientes y económicos.

Aún así, quedan funciones que el individuo sólo puede conseguir organizándose a través de unidades que se componen por varios municipios: nace un gobierno departamental, el cual, estrictamente en la lógica de resolver sólo aquellos proble-mas que un municipio por sí solo no puede resolver, tiene atribuciones y competen-cias restringidas a determinadas funciones. El saldo de necesidades del individuo, que ni siquiera puede satisfacer el Gobierno departamental, corresponden al Go-bierno nacional y, por lógica, son funciones que corresponden al conjunto de los ciudadanos, por ej, garantizar la soberanía del país donde todos viven.

Como se puede apreciar, todas las organizaciones, en sus diferentes niveles, se justifican para garantizar al individuo la obtención de determinadas soluciones, las que exigen una repartición de funciones. Como principio vale que ninguna organiza-ción debería asumir funciones que puede brindar la organización de nivel inferior, por supuesto insistiendo en la responsabilidad del individuo por su propio bienestar, es decir, su felicidad.

Este concepto es el principio de la subsidiaridad.

La realidad

¡Cuán distante es la realidad! En vez de asumir la responsabilidad propia de enfren-tar momentos de crisis, es común y corriente exigir soluciones a otros, a la comuni-dad. A este comportamiento llamamos asistencialismo, que no debe ser confundido con la solidaridad colectiva. No permitamos que a nombre de la solidaridad se busque la cómoda solución asistencialista.

El asistencialismo prepara el “humus” para aceptar el verticalismo y así nace el “tata Estado”, pues la gente organizada en municipios están convocadas a resolver sus problemas de manera solidaria antes de gritar por asistencialismo. Con los aportes tributarios, con su “minga”, con su cuidado de las instalaciones públicas, deberían colaborar. Deberían ?.

El Municipio

Partimos de la afirmación de Alexis de Tocqueville que la fuerza de los pueblos está en sus municipios, pues éste es el nivel organizativo donde la cercanía del ciudada-no permite un relacionamiento estrecho con “su” gobierno, donde el ejercicio del control social es factible, donde la representación democrática es más directa y menos anónima, donde la eficiencia de la administración está bajo la lupa de ciuda-dano y donde, por lo tanto, hay más posibilidades y probabilidades de reformar.

Pero, entregar la conducción del pueblo, significa elegir autoridades que saben manejar una empresa cuyo presupuesto alcanza los 110 millones de US$, a sa-biendas de que estos ejecutivos precisan conocimientos y experiencias, y muchas cualidades que se discutan ampliamente en la ciudadanía. Hay que elegir cuidado-samente a quien se entrega la llave de contacto para manejar un trailer, hay que elegir a los mejores. Lo menos aconsejable es elegir en base de sentimientos, emociones, prejuicios, apariencias. Hay que basarse en propuestas, trayectoria, éxitos pasados y si un candidato haya pasado por una “escuela”, mejor una “acade-mia” de la administración, si ha ganado experiencia en la administración de entes públicos. ¡Que equivocación calificar estas experiencias como “trampolín”! Ojalá, que nos conduzcan gente que hayan aprendido el arte de fijar objetivos factibles con visión y ejecutar con experiencia y sólidos conocimientos el municipio, nuestra empresa de servicios, además a sabiendas que precisa de colaboradores de mejor nivel, lo que prohibe la “masacre blanca”. ¿Cuándo se creará la carrera del servidor público?

Demostremos, pues, madurez democrática, impidiendo con nuestro voto que nues-tra organización municipal sea utilizada en servirse en que no son necesidades del ciudadano.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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