Acercamiento Unión Europeo y L.A.

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 7.7.99

48 jefes de Estado y de Gobierno, en días pasados, participaron en Río en la primera Cumbre, llamada “Alianza Estratégica”, cuyo propósito era impulsar la asociación estratégica en las áreas política, económica, social y cultural. Se espera que en el año 2002 podrá realizarse una cumbre secuencial, si los ministros lograrán avanzar en la materia integradora. La “Declaración de Río” insta a liberalizar el comercio. Este importante acercamiento intercontinental se enmarca en la corriente mundial de construir el “global village” (aldea mundial), con democracia y estado de derecho. Todos estos esfuerzos merecen aplauso.

En fecha 25 de Marzo de 1957, seis países europeos (Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos) celebraron la firma de los “Contratos de Roma”, después de 13 largos años de negociaciones, para intensificar las relaciones económicas entre sus países, y para garantizar la paz entre ellos. El paso previo era crear una dirección de cooperación europea en el sector carbón y acero. Lo que hoy se presenta como la Unión Europea, empezó con una integración económica en un solo sector importante, y necesitó casi medio siglo para consolidarse, pues entre dicho y hecho hay un largo trecho, y siempre suelen encontrarse muchas piedras en el camino.

La “Declaración de Río” marca un hito, como manifestación de buenas y loables intenciones, pero, por el momento, nada más. Miremos la propuesta de liberalización del comercio entre la Unión Europea y América Latina, para ejemplificar las dificultades. Latinoamérica exporta sobre todo materia prima de poco valor agregado, y tiene un gran potencial en productos agropecuarios. Una prueba de fuego será si la Unión Europea abole su proteccionismo y sus subvenciones agrarias (hay una corriente favorable), pues abrir unilateralmente la frontera de Latinoamérica para permitir la invasión de productos terminados europeos no será aceptable. En este contexto hay que analizar el tema de los términos de intercambio, pues la integración debe ser favorable para ambas partes. La liberalización siempre conviene a los que están preparados para ella, por producir con ventajas competitivas comparativas, por trabajar con economía de escala, dominando la tecnología, disponiendo de capital financiero y, sobre todo, de capital humano, y por tener peso negociador y una mentalidad exportadora. Do ut des, doy a la medida como tu das. Si Latinoamérica logra vender sus productos y servicios a la Unión Europea, habiéndose suspendido el proteccionismo, podría comprar con las divisas los productos europeos, y ambos saldrían favorecidos, será en la jerga moderna una operación “gana – gana”. El proteccionismo europeo del sector agropecuario es una piedra de tamaño de una roca en el largo camino del acercamiento.

En una alianza estratégica, los socios deben caracterizarse por criterios convergentes, lo que fue ampliamente discutido bajo el título “Maastricht” al crear el EURO. ¿Será que la realidad en materia de seguridad jurídica, corrupción y otros de los futuros aliados permite marchar juntos, codo a codo? Hay, por ejemplo, países europeos que no toleran el pago de la coima en sus países, pero lo reconocen como gasto deducible impositivo, si el pago de soborno corrompe a un extranjero.

Si la Unión Europea solamente busca mercados para sus productos y servicios, sin querer transferir capital financiero privado (¿habrá capacidad y atractividad en vista del desafío de reconstruir los Balcanes?), entrando en joint-ventures, sin transferencia de tecnología, será un acercamiento desequilibrado y una variante moderna de perseguir, sobre todo, intereses propios, esta vez, bajo la bandera de la liberalización globalizada. Era también en una cumbre en Río, en 1992, cuando algunos tercermundistas audaces observaron con palabras fuertes (eco-imperialismo) la falta de equilibrio en repartir la carga de la preservación y conservación del planeta, criticando la argumentación de que la tierra está en peligro. Por lo tanto, pido yo, el rico, que tú, el pobre, te sacrifiques para salvarla mientras yo sigo con mi derroche de recursos naturales.

El paradigma “liberalización de comercio” es sinónimo con la competencia sin clemencia, es un darvinismo económico, llamado “outsourcing”, quiere decir buscar en el mundo la mejor oferta, sin preocuparse bajo qué condiciones sociales o ambientales están produciendo con los costos tan bajos, pagando miserias al trabajador; entramos en el campo del dumping social y ecológico. Recién compararon el costo laboral en Bolivia con otros países, para constatar que aquí es bajo, pero se olvidaron comparar la productividad.

¿Será que estamos listos para esta competencia? ¿Nuestros recursos humanos, en todos los niveles, están a la altura? Hay que aprender hablar inglés, hay que revisar planes de estudio e incorporar nuevas materias, hay que educar a nuestros futuros maestros en vista de nuevas exigencias hasta la fecha demasiado soslayadas. Hay que fomentar una mentalidad exportadora, comprometida para cumplir con exactitud, puntualidad, seriedad, celeridad, confiabilidad, manejando idénticos instrumentos, por. ej. comunicacionales y de Marketing, igual como en los países industrializados.

La “Alianza Estratégica” entre la Unión Europea y América Latino cambiará el estilo de nuestra vida, y obligará a vivir para trabajar, en vez de trabajar (lo indispensable) para vivir (lo más agradable posible). Los patrones del actuar serán cada vez más el materialismo, consumismo, capitalismo crudo, y se perderán muchos valores nuestros, a cambio de estrés y enajenación cultural. Bolivia cambiará su cara, ya está cambiando.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

Editor: Willi Noack | Administración Técnica: Jose Carlos Choque Y. | Creatica Ltda.