La amenaza de la globalización

La amenaza de la globalización

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 28.07.1999

Es probable que este proceso del capitalismo absoluto e inhumano, sólo fijado en la rentabilidad del capital, se agudizará aún más. Todos los países están expuestos a un chantaje por parte del capitalista: “Si no aprueban mis condiciones para que suban mis ganancias, me voy a otro país que esté dispuesto a hacerme caso”. El capital exige leyes que autorizan el “hire and fire” (contratar y rescindir al libre gusto, ver “flexibilización”). El capitalista exige bajos impuestos sobre las ganancias del capital, y espera consideración favorable cuando no quiere cumplir con normas en favor del medio ambiente. De esta manera los gobiernos obedecen o el capitalista se va a otro país donde encuentra obediencia dócil a sus exigencias. Los gobiernos democráticos de países soberanos se debilitan, y en la población aumentan los resentimientos, el rechazo del “imperialista” y los reclamos para volver al proteccionismo y subvencionismo. ¿Tendrán otra vez muchos lectores las obras de Carlos Marx?

Es sorprendente que no haya más rebelión en el mundo contra esta amenaza real; se parece al conejo que mira a la víbora sin moverse, la oposición está paralizada, Al momento, no hay alternativa, el sistema capitalista se impone y, según sus protagonistas, es irreversible. Pero la brecha entre ricos y pobres intra e internacionales se agranda.

¿Hay una salida?

La historia nos enseña que los procesos se desenvuelven con dialéctica. Después de la primera ola del capitalismo universalizado (para sustituir ¡a palabra “globalización” por un sinónimo; otro sería “mundialización”), de 1880 a 1914, se produjo una fase totalmente distinta, abandonando radicalmente la integración mundial; de 1914 a 1973, la economía mundial funcionó con reglamentaciones proteccionistas, convenios bilaterales, aboliendo las libertades.

En 1944, en Bretton Woods, fue creado un sistema que fijó las monedas nacionales al dólar estadounidense, hasta el año 1973 cuando, por egoísmo nacional norteamericano, este sistema colapsó, abriendo paulatinamente paso al “libertinaje” financiero mundial. Después de las recientes crisis hay intentos de algunos países de regular la libertad de invertir y retirar el capital (Ej. Malaisia y Chile), pero no cambiaron en esencia la libertad en los mercados financieros. Los expertos y jefes de gobiernos reconocen, casi en forma unánime, que los flujos especuladores de capital causan bancarrotas de economías nacionales, pero los más privilegiados de la libertad del sistema no aceptan regulaciones. Por el momento (¿hasta cuándo?), existe incertidumbre sobre el futuro.

Es necesario subrayar que se forma oposición. Si el capitalismo no logra que participe la masa le poblaciones con más justicia social en las bonanzas que indudablemente produce, y más bien sigue con la concentracíón de las bondades cada vez en menos manos, puede llegar a situaciones incontrolables y autodestruirse. Es alarmante que el modelo de la economía social de mercado en Alemania esté bajo la fuerte presión de deshacerse de conquistas sociales que ya no son viables en el mundo de la competencia, pues quitan competitividad, por aumentar el costo unitario de los productos.

Sin tres cambios imprescindibles, el modelo capitalista no será viable en el tiempo, pese a sus aspectos positivos:

a. Regulación del mercado financiero mundial para inhibir especulación.

b. Distribución de la bonanza con más equidad, y

c. Reconocer la responsabilidad, o sea, reconocer el imperativo de la solidaridad.

Actualmente, un 40% de la economía mundial sufre de recesión (una bomba de tiempo). Quizás por eso los países ricos prometen nuevamente transferir el 0,7% de su PIB a los países pobres y condonar deudas; quizás se trata de una señal de concienciación.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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